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La 'semana de pasión' de la coalición señala a Calvo y erosiona la confianza del Gobierno
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LA DIGESTIÓN DE LA MAYOR CRISIS DEL EJECUTIVO

La 'semana de pasión' de la coalición señala a Calvo y erosiona la confianza del Gobierno

La sucesión de choques, a raíz de la Ley de Libertad Sexual, sitúa a la vicepresidenta en la diana de los morados. Ella, no obstante, mantiene la coordinación del Ejecutivo y tiene el apoyo del PSOE

Foto: Los vicepresidentes Carmen Calvo y Pablo Iglesias, el pasado 3 de marzo en el pleno del Senado. (EFE)
Los vicepresidentes Carmen Calvo y Pablo Iglesias, el pasado 3 de marzo en el pleno del Senado. (EFE)

Hemos salido mal parados todos. Todos.

El diagnóstico, de un alto cargo del Gobierno de coalición, es suficientemente elocuente de cómo PSOE y Unidas Podemos han vivido su semana más convulsa desde que comparten el Ejecutivo, hace menos de dos meses. La consternación es máxima tras varios días encadenando choques y cuyo origen es la pugna por el anteproyecto de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual, aprobado el martes por el Consejo de Ministros. La espiral de discrepancias y reproches desembocó en una convocatoria urgente de la mesa permanente de seguimiento del bipartito, el viernes, casi una semana por adelantado. Se trataba de taponar la vía de agua, de intentar zanjar una crisis que ha enturbiado la convivencia de los socios, erosionado su confianza y opacado casi por completo tanto el alumbramiento de la norma, pensada como un mensaje al movimiento feminista de cara al 8-M, como el envío a las Cortes de la reforma educativa, otro de los pilares del proyecto compartido. El Gobierno haciéndose oposición a sí mismo y sirviendo munición a la oposición conservadora. Todos son conscientes, eso sí, de que la cohabitación ha de durar y de que no se pueden reproducir los errores.

Y todos pueden estar "mal parados", pero hay una ministra más señalada. Carmen Calvo, la vicepresidenta primera y titular de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática. Unidas Podemos la apunta directamente, la responsabiliza de haber boicoteado la Ley de Libertad Sexual. El director de Gabinete del presidente, Iván Redondo, mantiene un pulso ya cada vez menos soterrado con ella. Calvo, que ya perdió poder al conformarse la coalición —es solo una de cuatro vicepresidentes, y no la vicepresidenta única, y ya no está al frente de Igualdad, una cartera vistosa, sensible y muy apreciada por ella—, queda "debilitada", "tocada" para algunos. Muy herida y quemada, desde luego, para los morados.

Calvo, que para los morados sale "muy debilitada" de este episodio, libra un doble pulso de poder con el vicepresidente Iglesias y con Iván Redondo


Pero en el PSOE y en el universo feminista la número dos sale "reforzada", aplaudida por haber hecho lo posible para que llegase "en tiempo y forma" al Consejo de Ministros del pasado martes una ley estrella, la del 'solo sí es sí', cuyo borrador, redactado por el Ministerio de Igualdad de Irene Montero, era una "chapuza" jurídica. En el equipo de Pedro Sánchez insisten en que el presidente tiene "toda la confianza en ella" y que su labor de coordinación del Ejecutivo, como vicepresidenta primera que es y titular de la Presidencia, no se verá "mermada" en absoluto. Sobre ella, sin embargo, no recaerá la coordinación de la coalición, porque esa es la tarea de la mesa de seguimiento, en la que nunca estuvo previsto que se sentara. Ni ella, ni Sánchez, ni su ahora directo competidor, Pablo Iglesias, vicepresidente segundo y líder de Podemos.

Foto: Reunión de la mesa permanente de seguimiento del pacto PSOE-Unidas Podemos, este 6 de marzo. (PSOE)

"Intentó que la ley no fuera"

Calvo se sabe en el centro de la tormenta. Pero tanto ella como sus colaboradores directos subrayan que todo sigue igual, que continúa siendo una persona de la "máxima confianza" de Sánchez, con el que despacha y departe a diario, y al que guarda completa lealtad. Sus funciones en el Ejecutivo, dijo la propia vicepresidenta este sábado en un acto por la igualdad en Ciudad Real, "no han cambiado nada, ni van a cambiar", porque están tasadas y porque trabaja "a las órdenes directas del presidente del Gobierno" quien es a su vez, dijo, el secretario general de su partido, el PSOE. Calvo remarcó que no ocurre nada que no suceda en otros gobiernos, porque siempre hay tiranteces entre los distintos departamentos. "Lo que ocurre es que la novedad hace que salgan más noticias y más foco". Las diferencias hay que vivirlas, remachó, con la "normalidad que corresponde" a su labor de coordinación.

"La lava volcánica la genera ella", dicen en Podemos. En el sector socialista hablan de "prisas" y de la mala factura técnica del borrador

Justo por esa función Calvo está siendo más cuestionada, desde luego por Unidas Podemos, aunque también por el Gabinete del presidente. Desde las filas moradas indican que "la lava volcánica que abrasa la imagen" que se había construido de la buena convivencia entre los aliados "la genera ella". La acusan de haber intentado que la Ley de Libertad Sexual no fuera al Consejo de Ministros del pasado martes. "Pero la prueba irrefutable de que las cosas van bien y de que ella ha salido debilitada es que la ley fue y que Pedro y Pablo hablan a diario y manejan esto sin fanatismo de partido. Y Pedro sabe que Carmen se ha equivocado", rematan.

Semana de desencuentros dentro del Gobierno

La disputa por Igualdad entre socialistas y morados viene de lejos. En la negociación fallida de investidura de julio, Sánchez acabó cediendo esa área a Iglesias 'in extremis', pese a la resistencia de Calvo a traspasar una materia de la que es experta y responsable en el PSOE. Le gustase o no, recuerdan en el entorno de la vicepresidenta, ella aceptó la directriz del presidente, "como siempre ha hecho". Aquellas conversaciones, que pilotó junto a la vicesecretaria general, Adriana Lastra, y la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, descarrilaron. En el segundo intento, tras unas elecciones del 10-N que erosionaron al candidato, Calvo no asumió las riendas de la negociación, aunque estaba al corriente de todo. Igualdad pasó a Irene Montero y perdió su condición de vicepresidenta única, aunque retuvo el Ministerio de la Presidencia —y con él, la jefatura de la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios, el órgano que filtra todo lo que llega al Consejo de Ministros— y se hizo con las políticas de memoria histórica.

Los ministros jueces del Ejecutivo —Juan Carlos Campo (Justicia), Fernando Grande-Marlaska (Interior) y Margarita Robles (Defensa)— habían advertido de las graves deficiencias técnicas del borrador de la ley del 'solo sí es sí' redactado por el equipo nombrado por Irene Montero. Carencias (o "excusas", según los morados) que quedaron plasmadas en un demoledor informe de Justicia que acabó saltando de los despachos a los medios. Para Unidas Podemos era fundamental lanzar un mensaje al movimiento feminista antes del 8-M y tenía el compromiso de Sánchez de que esa previsión se cumpliría. Pero a la reunión de la Comisión General del pasado 27 de febrero, la última antes del Consejo de Ministros que debía lanzar el anteproyecto, la norma iba aún algo verde, según el PSOE. Fue un encuentro tenso, muy tenso, según describen fuentes del órgano.

placeholder Vista general tomada desde la azotea del Círculo de Bellas Artes de la marcha del pasado 8 de marzo en Madrid. (EFE)
Vista general tomada desde la azotea del Círculo de Bellas Artes de la marcha del pasado 8 de marzo en Madrid. (EFE)

"El error de Podemos es que no entiende aún el funcionamiento del Gobierno. En la Comisión General, que es donde se discute todo hasta el detalle, te devoran las leyes, y lo normal es que te hagan polvo una ley que afecta a competencias de ocho ministerios y que no has consensuado", observan las citadas fuentes gubernamentales. El PSOE, que esgrime su experiencia en el poder, siempre precisa que las normas han de ir bien amarradas para evitar que los recursos de la derecha las tumben. Fuentes socialistas advierten de la importancia de "no dejar resquicios, porque entonces eso se aprovecha" por magistrados conservadores. "Y gracias a que los textos estaban bien hechos salvamos la exhumación de Franco [avalada por el Supremo por unanimidad] o las leyes de igualdad y de matrimonio gay". "Ellos, además de falta de competencia técnica, tienen quizá poca consideración institucional", aprecia un responsable del Gobierno.

Foto: Pedro Sánchez, seguido de las negociadoras Carmen Calvo y Adriana Lastra, el pasado 25 de julio en el Congreso. (EFE)

Cruce de reproches

Las leyes habitualmente pasan un control de doble lectura en la Comisión General. Pero no había tiempo. El texto tenía que estar listo para el Consejo del martes 3 de marzo. "Esas prisas te tensionan, te presionan, más cuando los temas son complejos y se tienen que hablar con especialistas, abogados del Estado...", reconoce un alto cargo del Ejecutivo. Calvo asumió el mando para limar las deficiencias detectadas e intervenir entre Justicia e Igualdad.

Las diferencias trascendieron el lunes a primera hora en la SER, "filtración" de la que los morados responsabilizan al sector socialista y, en última instancia, a la vicepresidenta. A partir de entonces la espiral fue imparable. Sobre las cinco de la tarde de ese día, el anteproyecto estaba teóricamente cerrado, aunque la confianza entre los socios se había agrietado. A primera hora del martes, Unidas Podemos dejaba ver su malestar: cargaba contra Campo —"a este ministro de Justicia hay que obligarle para hacer avances feministas"— y blandía la victoria de Montero sobre Calvo, recordando que la número dos nunca quiso ceder Igualdad.

En el Consejo de Ministros, los miembros del Gabinete no tenían la misma versión de la ley. La reunión hubo de pararse unos minutos

La cita del Consejo del martes bebió de la anormalidad del arranque de la semana. Como relataban varios miembros del Gabinete, sobre la mesa de los ministros no se encontraba el mismo anteproyecto. Los textos que manejaban Igualdad y Justicia eran divergentes.

Aclarad cuál es la versión definitiva y volvemos al Consejo de Ministros —decidió Sánchez.

La reunión del Gobierno se detuvo por unos minutos mientras Calvo, Campo y Montero estudiaban qué había pasado y cuál era el redactado bueno. La situación era extraña pero algunos de los presentes no la vivieron con especial "tensión". El paréntesis hizo que se invirtiera el orden de debate de los asuntos y que se anticipara la deliberación de la reforma educativa, el proyecto de ley defendido por Isabel Celaá, idéntico al que llevó a las Cortes hace un año, justo cuando se disolvieron, y que por tanto no contenía enmiendas de los morados.

placeholder Pedro Sánchez preside el primer Consejo de Ministros de la coalición, el pasado 14 de enero en la Moncloa. (EFE)
Pedro Sánchez preside el primer Consejo de Ministros de la coalición, el pasado 14 de enero en la Moncloa. (EFE)

La rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros parecía querer detener el choque, pero las brasas se avivaron cuando, a las cuatro de la tarde, Iglesias, desde el Senado, advertía de que detrás de las "excusas técnicas" a la Ley de Libertad Sexual había "mucho machista frustrado". Declaraciones que cayeron como una bomba en el PSOE. "Los políticos a veces hablamos demasiado", le replicó horas después el titular de Justicia, reivindicando la labor de depuración del anteproyecto hecha desde su departamento y reivindicándose "feminista". El portavoz de Unidas Podemos en el Congreso, Pablo Echenique —hay quien espera que "venga un machote" a arreglar la ley—, y la delegada del Gobierno contra la Violencia de Género, Victoria Rosell —"¿No hay algo de machismo en instalar un relato en que la gente que sabe corrige a las niñas del Ministerio de Igualdad?"—, ahondaron la brecha entre los socios.

Foto: El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, con la vicesecretaria general del PSOE, Adriana Lastra, el pasado 20 de febrero en el Congreso. (EFE)

La intervención de Sánchez

Los problemas de la coalición se multiplicaban. No solo por la Ley de Libertad Sexual. También por la reforma educativa —los morados quieren que se enmiende la 'ley Celaá' y se corten las subvenciones a los colegios que segreguen por sexo—, por el caso Couso —UP se opone al recurso de la Abogacía del Estado contra la sentencia que condena al Estado por la muerte del cámara de Telecinco—, por los supuestos negocios ilegales del rey Juan Carlos —los de Iglesias registraron con ERC la petición de una comisión de investigación que el PSOE no permitirá— y hasta por el coronavirus —la Moncloa subrayó que quien centraliza la gestión es el Ministerio de Sanidad, que dirige el socialista Salvador Illa, y desautorizaba así la guía de actuación en el entorno laboral confeccionada por Trabajo—.

El terremoto generado por la Ley de Libertad Sexual y sus réplicas durante la semana molestaron a un presidente al que le irritan que se aireen las diferencias de su Gabinete. "Evidentemente, no ha sido plato de buen gusto para él, pero no le he visto caído de ánimos. Sí en la búsqueda de la solución, para que no vuelva a ocurrir esto", ilustra un alto cargo que tiene trato diario con Sánchez. El jefe del Ejecutivo pudo abordar las desavenencias surgidas cara a cara con Iglesias en un almuerzo mantenido con él el pasado miércoles. El presidente le reprochó sus duras palabras contra Calvo y se comprometió a que sus instrucciones fueran seguidas por sus ministros, según fuentes de UP. Ambos, añaden, acordaron discutir de manera directa las diferencias, "cerrar entre ellos las polémicas que puedan generar aquellos ministros que no cumplan con el acuerdo de gobierno". Es decir, que pactaron una 'solución por arriba', al margen que de la plasmación técnica se encargue la Comisión General y Calvo, en última instancia. Desde el partido morado se remarca que no hay problemas entre los dos partidos, sino "incumplimientos" de ministros, "cuestiones personales", como aseguró este sábado uno de los fundadores, Juan Carlos Monedero.

Algunas fuentes gubernamentales reconocen que la labor de Calvo fue "mejorable" y que no acertó como "mediadora". Su equipo niega cualquier boicot

¿La crisis vivida en el seno del Ejecutivo ha hecho perder a Sánchez su confianza en Calvo? Las fuentes socialistas consultadas coinciden en que no, y apuntan que la vicepresidenta mantendrá sus funciones como hasta ahora, no solo al frente de la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios —la preside al ser la titular del Ministerio de la Presidencia—, sino también a la cabeza de las comisiones interministeriales y de las delegadas previstas. "Va a seguir haciendo su trabajo, le guste a Podemos o no", zanjan desde el Ejecutivo.

No obstante, algunas fuentes gubernamentales sí admiten que su labor "podía haber sido mejorable" y que, como vicepresidenta primera, ha de "guardar las apariencias". "Carmen sale tocada de esto, se ha dejado algunas plumas. Se mete con Iván [Redondo] en una entrevista, que es estúpido, y ha metido en un lío al presidente. Ella debía ejercer como mediadora entre Igualdad y Justicia y al final ha sido parte de la bronca. Si el Gobierno está descoordinado, ¿de quién es la responsabilidad?", indica un responsable del Gabinete de Sánchez.

Foto: El ministro de Universidades, Manuel Castells (d). (EFE)

"La vicepresidenta no se dedica a intoxicar y mira por que los temas que han de ir al Consejo salgan adelante en tiempo y forma, y así ha sido con la Ley de Libertad Sexual. Ella está viviendo esto con naturalidad, porque en la anterior legislatura también hubo momentos complicados, pero nadie filtraba ni hablaba, porque no es lo suyo. No ha habido más lío que el normal de una ley integral que afecta a varias materias y que había prisa por sacarla", defienden fuentes muy próximas a Calvo.

placeholder La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, traspasa la cartera de Igualdad a Irene Montero, el pasado 13 de enero. (EFE)
La vicepresidenta primera, Carmen Calvo, traspasa la cartera de Igualdad a Irene Montero, el pasado 13 de enero. (EFE)

Quienes la conocen bien insisten en que está "tranquila" porque cuenta con la "confianza" de Sánchez y también porque es "más fuerte" que Iglesias y Redondo. "Les ganará el pulso, a ella Pedro no la toca", advierte una veterana dirigente socialista. Este sábado, mandos del partido que estuvieron con Calvo en el acto en Ciudad Real y que pudieron departir con ella la vieron "con ganas", nada "desanimada" y "fuerte".

"Aprendemos rápido"

La vicepresidenta tiene de su lado a sus compañeros socialistas en el Gabinete y también "el apoyo de todo el partido". "No creo que haya salido debilitada. Ha habido otras crisis como la del relator [en la negociación con ERC y JxCAT de hace un año] y sobrevivió, cuando ahí sí que tuvo mayor responsabilidad", sentencia una ministra. Otra lamenta el aire de "campaña contra ella" espoleado por los morados, injusto a su juicio porque ella es quien ha de velar por la perfección técnica de las iniciativas que llegan al Consejo. "Ellos trasladan una realidad que no es verdad. Tienen una especie de necesidad por destacar". Otros dos integrantes del Gabinete coinciden en que Calvo no sale "dañada" tras los baches de esta semana, e inciden en que su voz es muy "respetada" por la "argumentación" que acompaña a sus intervenciones. "La crisis ya ha quedado cerrada, pero Carmen tiene asignada tarea en el Gobierno la tarea de normalización administrativa que todo el mundo tiene que asumir", concluye un peso pesado del Ejecutivo.

"No creo que haya salido debilitada. Ha habido otras crisis como la del relator y sobrevivió, y eso sí era más responsabilidad suya", dice una ministra

Si se pregunta en el PSOE, incluso en federaciones más distanciadas de Ferraz, la valoración es bastante homogénea. "Al confrontar con Podemos en un tema como igualdad, recibe la simpatía de todo el partido", señala un mando territorial. "Las mujeres del PSOE están con ella. No veo en absoluto que Carmen esté desgastada", comparte un presidente autonómico. No de manera inocente, y como muestra inequívoca de respaldo, 'El Socialista', el órgano oficial del PSOE, dedicó su número de esta semana a una entrevista con la vicepresidenta con motivo del 8-M, para hacer valer su condición como responsable de Igualdad de la dirección. "Pretenden apuntalarla, pero al mismo tiempo es una muestra de su debilidad", replican sin embargo desde Unidas Podemos. Fuentes de Ferraz ajenas a la pelea subrayan que Calvo es intocable en el Gobierno y reconocen que lo que subyace es la disputa de los socios por enarbolar la bandera de la igualdad en la semana del 8-M, y también late una componente personal, el "dolor" de la número dos por perder una materia en la que se siente muy competente.

El aprecio a Calvo se contrapone con el recelo que suscita Redondo en una parte del PSOE. Es sentido como un cuerpo ajeno, y se desconfía de su enorme influencia sobre Sánchez. Pero la 'rivalidad' entre vicepresidente y director de Gabinete del presidente no es nueva: se ha repetido en anteriores gobiernos. La hubo, por ejemplo, entre María Teresa Fernández de la Vega y José Enrique Serrano en la época de José Luis Rodríguez Zapatero. O la disputa por el favor de Mariano Rajoy entre Soraya Sáenz de Santamaría y María Dolores de Cospedal, cuya brutal pugna recordaba Calvo este sábado: "No se saludaban [ambas] ni en público. Si alguien quiere mirar a algún sitio, tiene que mirar a otro Gobierno, no a este". Y es que la historia demuestra que a los líderes les suele gustar repartir el poder entre sus escuderos.

Con la reunión de la mesa permanente de seguimiento de este viernes en la Sala Bores de la Moncloa, los dos socios pretendieron pasar página. Constataron que episodios como los de esta semana "no pueden volver a ocurrir". "Aprendemos rápido", sentenció incluso Echenique. "Tenemos que ser capaces de anticiparnos y ver que cuando se vislumbra un problema hay que reunirse con agilidad y naturalidad, no esperar a que las cosas se enquisten y vayan a más", explica un integrante socialista de la comisión. La receta es parar las filtraciones, mejorar la coordinación y evitar "excesos" como los "insultos" a compañeros del Ejecutivo. Y es que el análisis es que se cruzaron los "límites" con las acusaciones de "machista frustrado" a Campo vertidas por Iglesias. Errores que los morados asumen, aunque recuerdan que el origen fue la divulgación de las carencias del anteproyecto. Además, "se refuerza" a Calvo en la medida en que la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios gana poder como árbitro entre ministerios. Y hay 92 proyectos de ley que sacar del horno del Consejo solo este año.

placeholder Reunión de la mesa permanente de seguimiento del pacto PSOE-Unidas Podemos, este 6 de marzo. De izquierda a derecha, Antonio Hidalgo, Isabel Valldecabres, Miguel Ángel Oliver, Félix Bolaños, Adriana Lastra, Iván Redondo, Pablo Echenique, Juanma del Olmo y Ione Belarra. (PSOE | Podemos)
Reunión de la mesa permanente de seguimiento del pacto PSOE-Unidas Podemos, este 6 de marzo. De izquierda a derecha, Antonio Hidalgo, Isabel Valldecabres, Miguel Ángel Oliver, Félix Bolaños, Adriana Lastra, Iván Redondo, Pablo Echenique, Juanma del Olmo y Ione Belarra. (PSOE | Podemos)

Lo sorprendente, y así lo perciben los dos partidos, es que la brecha se haya abierto con una ley, la de Libertad Sexual, en la que no hay discrepancias de fondo. Ambos socios comparten la necesidad de incluir el 'solo sí es sí', el consentimiento de la víctima, en el Código Penal, y ambos lo llevaron en sus programas electorales. De ahí que la salida sea reforzar los canales de interlocución, que son ya muchos: la mesa permanente (de máximo nivel), la comisión parlamentaria de seguimiento, los 'maitines' de la coalición de todos los lunes, los almuerzos periódicos de Sánchez con sus cuatro vicepresidentes, la comunicación bilateral entre el presidente e Iglesias, entre Lastra y Echenique, entre Iván Redondo y Juanma del Olmo, director de Comunicación y Estrategia de Iglesias, o entre Félix Bolaños, secretario general de la Presidencia, e Ione Belarra, secretaria de Estado para la Agenda 2030.

Foto: El rey Juan Carlos I saluda a Corinna zu Sayn-Wittgenstein. (EFE)

La batalla de fondo en el feminismo

De ahí que en el Gobierno haya ministros que adviertan de que lo importante es la "buena voluntad", porque sin ella dará igual el número de órganos que haya para prevenir los conflictos. "Y asumámoslo: Podemos ha ganado la batalla de la comunicación", constata un miembro socialista del Gabinete. Los morados son más proactivos con los medios, mientras en la Moncloa se escudan en la "responsabilidad" para no "alimentar" la polémica.

Los dos socios asumen que son un "matrimonio de conveniencia", pero se necesitan, y son conscientes de que los errores no pueden volver a repetirse

Y casi seguro que conflictos habrá. Incluso en materia de igualdad. Porque sí hay una divergencia más ideológica en torno a la concepción del feminismo, ya que el PSOE defiende una posición más 'clásica', mientras que en Unidas Podemos hay sectores que beben más de la teoría 'queer', que considera el género como una construcción puramente social, no biológica. Así, pueden reproducirse las diferencias cuando haya que tramitar la Ley Trans o la Ley de Trata. El PSOE es abolicionista, y entre los morados los hay partidarios de regular la prostitución, no de prohibirla. "Podemos no ha ganado nada. Pablo e Irene han demostrado que son poco más que una asamblea de facultad. El feminismo es mucho más. Tiene tres siglos y no se puede olvidar la historia ni en esto ni en nada. Algunas lo sabemos, y Carmen es una de ellas", señala una responsable socialista en la vanguardia del movimiento de mujeres durante muchos años.

Foto: Celebración del día internacional contra la homofobia y la transfobia

La coalición confía en que ahora sí llegue la calma y que los errores no se repitan más, "nunca más". Pero la principal damnificada ya es la confianza. Si es que la hubo alguna vez de manera sincera ya que, como recuerdan en Ferraz, ambos compiten por una franja del electorado. "Esto es un matrimonio de conveniencia, por interés —concluye una ministra—. Pero puede durar 70 años o dos días. Pero nos interesa a los dos. Hay que hacer de la necesidad virtud. Y lo demás, pues ya se sabe... 'Dientes, dientes". Ni PSOE ni Podemos quieren romper y saben que han de seguir conviviendo. Pero los dos partidos han probado muy pronto que no será un examen fácil.

Los otros puntos de fricción

-La 'ley Celaá'. Este martes el Consejo de Ministros aprobó el proyecto de ley de reforma educativa, que deroga la Lomce del Gobierno del PP. Los morados exigen que quede claro que el Estado no puede financiar los centros que segreguen por sexo. La redacción de la norma señala que "preferentemente se concertará a aquellos colegios que no separen al alumnado en razón de su género", como recordó Isabel Celaá

Los morados no ven disposición en el PSOE a introducir esa enmienda en el trámite parlamentario. Fuentes muy próximas a la ministra insisten en que sí hay voluntad de cortar las subvenciones a los centros que separen a niños y niñas, pero también alertan de que hay que afinar mucho la redacción ya que el Tribunal Constitucional sí avaló esa segregación. "Nos exponemos a que nos lo tire el TC", avisan. UP hace valer lo escrito en el acuerdo de gobierno.

-Caso Couso. La Audiencia Nacional condenó al Estado a indemnizar a la familia del cámara de Telecinco José Couso por no defender sus intereses frente a EEUU. El Estado había sido condenado a pagar 100.000 euros a la mujer y 41.000 a cada uno de los dos hijos del reportero muerto por disparos estadounidenses en Irak en 2003. La Abogacía del Estado recurrió y Unidas Podemos mostró su divergencia. 

-Investigación al rey Juan Carlos. Ahí la discrepancia es de fondo. Unidas Podemos sí avisó al PSOE de que plantearía solicitar una comisión de investigación en el Congreso a raíz de las actuaciones de la Fiscalía Anticorrupción y las pesquisas de Suiza. El PSOE asume que su socio debe desmarcarse en una cuestión muy sensible, aunque siente cierta incomodidad. Su posición es clara: las Cortes no pueden controlar la Corona y el monarca emérito era inviolable cuando se produjeron los hechos que se le endosan. 

-Coronavirus. Trabajo, dirigido por Yolanda Díaz (Unidas Podemos), lanzó una guía de actuación para que sirviera de referencia en los centros laborales. Los agentes sociales protestaron porque era una medida unilateral. La Moncloa intentó sofocar el incendio subrayando que la gestión de la crisis depende solo del Ministerio de Sanidad

Hemos salido mal parados todos. Todos.

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