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El grito desesperado de Segovia: "¿Cuántos muertos más hacen falta para ser oídos?"
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Ni camas ni oxígeno ni personal suficiente

El grito desesperado de Segovia: "¿Cuántos muertos más hacen falta para ser oídos?"

La provincia se enfrenta con un único hospital para 150.000 habitantes y diez camas provistas con respiradores al avance del coronavirus. Suma más de 100 muertos y 1.100 contagios.

Foto: Vista del Hospital General de Segovia con las carpas en la entrada.
Vista del Hospital General de Segovia con las carpas en la entrada.

Las urgencias del hospital de Segovia no están al borde del colapso. Colapsaron hace tres semanas. La provincia se enfrentó, con un único hospital para 150.000 habitantes y diez camas provistas con respiradores, a la peor crisis sanitaria de la historia reciente. Veinte días después, los últimos datos dan la medida de su carencia de recursos: 107 muertos y 1.148 contagios este domingo. No hay armas para frenar la sangría y el grito de auxilio es ya desesperado. "¿Cuántos muertos más debemos poner para ser escuchados?", se pregunta la frase sobreimpresa en un video que circula en las redes sociales, uno de los últimos intentos lanzado para tratar de paliar una situación que el presidente del colegio de médicos, Enrique Guilabert, resume en una frase: "Estamos con el agua al cuello".

Guilabert atiende a El Confidencial por teléfono desde su domicilio, donde se encuentra aislado. Él mismo es uno de los muchos sanitarios que han resultado contagiados en los 21 días de lucha sin medios contra el coronavirus. Explica, interrumpido por la tos, que no se cuenta ni con camas ni con oxígeno ni con personal suficiente. A la población de la provincia se sumaron numerosos residentes en Madrid que disponen de segundas viviendas en la sierra. La primera semana de confinamiento, en un permanente tira y afloja, las diez camas iniciales pasaron a 28.

placeholder El regimiento de ingenieros del Ejército de Tierra instala un hospital de campaña en Segovia. (EFE)
El regimiento de ingenieros del Ejército de Tierra instala un hospital de campaña en Segovia. (EFE)

La cafetería y el salón de actos del complejo hospitalario se convirtieron en unidades de cuidados intensivos improvisadas. La UCI comenzó a extenderse para colonizar la sala de reanimación. Y de forma progresiva, el centro completo destinó todos sus esfuerzos al Covid. La planta de psiquiatría fue desalojada. Tras ella todas las demás se destinaron a contagiados, con la excepción de pediatría y una parte de maternidad. Pero como quien cierra una vía de agua y ve cómo se abren otras dos, el remedio resultó ser como poner una tirita para contener la amputación de un dedo. Sanitarios consultados que piden mantener el anonimato lo explican desde la impotencia. "Nos sentimos desamparados", dicen. La estadística enmascara la tragedia y cada pequeña victoria requiere un esfuerzo titánico.

En ese pulso permanente que ya dura casi un mes, la provincia ha conseguido pequeños pasos. "Exigimos hace diez días que se autorizaran traslados de enfermos a otras provincias de la Comunidad Autónoma, en concreto a Valladolid, con menor número de contagios", explica Guilabert. Empezaron a admitirlo con cuentagotas. "Se ha trasladado a diez pacientes que, de otro modo, hubieran muerto sin remedio", dice.

También se obtuvo la promesa de un hospital de campaña para compensar la carencia de camas. El hospital se ha levantado pero, a día de hoy, solo es una carpa vacía. Ni camas ni respiradores. Y lo que es peor aún. Sin personal. La última de las tragedias de la situación es el incremento del número de bajas entre los especialistas que deben atender a los enfermos.

Más de un 25 por ciento de la plantilla de enfermeros está contagiado o aislado. Miriam Rubio, del sindicato de enfermería Satse, indica que el personal está haciendo de esfuerzos "tremendos" para tratar de llegar a todo y a todos. "Tenemos los mejores profesionales del mundo, no el mejor sistema sanitario". "Y gracias a ellos, a su vocación, a el sacrificio personal y humano estamos saliendo adelante", destaca.

Según los últimos datos obtenidos el 3 de abril, 54 enfermeros de Segovia se encuentran en aislamiento y otros 51 contagiados. Esto sin tener en cuenta la tremenda situación respecto a las bajas, que también están sufriendo el personal y enfermeras de las residencias de la Gerencia de Servicios Sociales o de Diputación. "Los compañeros que continúan dejándose la piel en "cuidar dignamente" lo hacen poniendo en riesgo su salud y la de sus familias, sacrificando sus reducciones de jornada y conciliación familiar y laboral", añade Rubio.

El material de protección con el que cuenta la primera línea de lucha contra el virus también es escaso y la carencia de batas impermeables obliga a que varios profesionales se vean obligados a compartir la misma. El personal no sólo atiende el hospital, también refuerza las residencias de ancianos. Entre todos suman poco más de un centenar para el territorio completo.

Carta de SOS

En un último empujón del pulso, el Consejo de Colegios acaba en enviar una carta reclamando, otra vez más, apoyo. En ella se exige a la consejera de Sanidad una actuación urgente. "Como usted bien sabe, la crisis del Covid 19 está golpeando con dureza en nuestra Comunidad, especialmente en lugares con pocos recursos asistenciales, como Soria y Segovia. En estas provincias, el porcentaje de enfermos y fallecimientos está muy por encima de la media de Castilla y León y, posiblemente, del territorio nacional", destacan.

La misiva critica la falta de medidas para compensar las desigualdades asistenciales entre provincias. "Lamento tener que decir que estas medidas no se han tomado, provocando una situación preocupante tanto para los sanitarios como para la población que trabajan y residen en estas provincias". Agrega que no reclaman "solidaridad" sino que se atiendan los derechos de todos los ciudadanos a un trato igual.

Las urgencias del hospital de Segovia no están al borde del colapso. Colapsaron hace tres semanas. La provincia se enfrentó, con un único hospital para 150.000 habitantes y diez camas provistas con respiradores, a la peor crisis sanitaria de la historia reciente. Veinte días después, los últimos datos dan la medida de su carencia de recursos: 107 muertos y 1.148 contagios este domingo. No hay armas para frenar la sangría y el grito de auxilio es ya desesperado. "¿Cuántos muertos más debemos poner para ser escuchados?", se pregunta la frase sobreimpresa en un video que circula en las redes sociales, uno de los últimos intentos lanzado para tratar de paliar una situación que el presidente del colegio de médicos, Enrique Guilabert, resume en una frase: "Estamos con el agua al cuello".

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