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De 130 a la semana a solo tres: el colapso sanitario golpea los trasplantes
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De 130 a la semana a solo tres: el colapso sanitario golpea los trasplantes

"Los procesos de donación y trasplante no se puedan desarrrollar con normalidad en un sistema abolutamente saturado y sobrepasado por esta epidemia", dice la directora de la ONT

Foto: Imagen de archivo de una intervención quirúrgica en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. (EFE)
Imagen de archivo de una intervención quirúrgica en el Hospital Vall d'Hebron de Barcelona. (EFE)

Nada es normal estos días en un hospital. Miles de médicos y enfermeros contagiados, unidades de cuidados intensivos (UCI) al borde de su capacidad y una enfermedad que todavía no se conoce muy bien. Las urgencias ya no están tan congestionadas como hace un mes, pero la presión a la que el Covid-19 somete al sistema sanitario sigue siendo muy elevada. Todos esos elementos constituyen una tormenta perfecta con consecuencias más allá de la primera línea de lucha contra la pandemia. Lo prioritario hace dos meses ahora no lo es tanto. Si se puede aplazar para no poner en peligro la vida del paciente y el personal sanitario, se hace. Es lo que sucede con los trasplantes, que se desplomaron en las primeras cinco semanas del estado de alarma.

Entre el 31 de enero y el 6 de febrero se realizaron en España 130 trasplantes. Entre el 3 y el 9 de abril, solo tres, según los datos publicados por la Organización Nacional de Trasplantes (ONT). El descenso en las donaciones y trasplantes comenzó a notarse en la semana previa a que el Gobierno decretara el confinamiento en todo el país. Desde comienzos de año, la media diaria de trasplantes diarios era de 17. Y la de donaciones, 7,6. Entre el 6 y el 12 de marzo, esos promedios bajaron a 11 y 4,6. Tras la entrada en vigor del estado de alarma, las cifras siguieron cayendo. Durante las cuatro primeras semanas de confinamiento solo se realizaron 55 trasplantes, la mitad que en una semana normal.

"Es lógico que los procesos de donación y trasplante no se puedan desarrollar con normalidad en un sistema absolutamente saturado y sobrepasado por esta epidemia", dice Beatriz Domínguez-Gil, directora de la ONT. "El descenso se explica por la saturación de los hospitales y de las UCI, que se han volcado en el tratamiento de los pacientes afectados por Covid-19. La donación de personas fallecidas ocurre en las UCI y muchos pacientes, después del trasplante, tienen que pasar los primeros días tras la cirugía ahí". Precisamente el descenso en la presión de esas unidades se nota en las últimas cifras recopiladas por la ONT: la semana pasada aumentaron los trasplantes por primera vez desde finales de febrero.

Un trasplantado es un paciente de riesgo

"El segundo factor es el de la seguridad", continúa Domínguez-Gil. "Los pacientes trasplantados son pacientes inmunosuprimidos, reciben tratamiento inmunosupresor para evitar el rechazo del órgano, y por lo tanto constituyen una población de riesgo para la infección por coronavirus. Son más proclives a desarrollar cualquier tipo de infección. Y por lo que vamos conociendo del Covid-19, en los pacientes trasplantados podría tener un curso muchísimo más agresivo que en una persona inmunocompetente. Y además sabemos que el paciente trasplantando, por el estado de inmunodepresión, elimina el virus de forma más lenta, y de alguna forma se transforma en un superdiseminador del virus cuando adquiere la infección".

El Covid-19 ha obligado a la ONT a modificar todos sus protocolos, desde la evaluación de los donantes a la de receptores, pasando por el desarrollo de todo el proceso. Ahora realiza un cribado sistemático para descartar a enfermos de coronavirus. "Si el cribado resulta positivo, aunque no tenga sintomatología, tampoco puede ser donante. Lo mismo ocurre con los receptores", explica Domínguez-Gil.

Haber pasado el coronavirus no descarta a un donante, pero las condiciones son estrictas. Tiene que haber pasado al menos 21 días desde el final de los síntomas y haber dado negativo en dos test PCR separados por 24 horas. "En el caso del resto de donantes, como todos tienen ahora mismo riesgo epidemiológico por vivir en España, que es un área de riesgo, lo que hacemos es analizar la clínica del donante. SI tiene clínica compatible, aunque el 'screening' fuera negativo, no procederíamos con la donación".

Sin certezas sobre el Covid-19

La logística también es diferente. Dado que los profesionales sanitarios no deben desplazarse a otros centros, la ONT está promoviendo la extracción local de órganos. Se están posponiendo todos los trasplantes en los que no pueda garantizar un adecuado aislamiento del paciente después de la operación. Y tienen prioridad los pacientes en situación crítica o de urgencia vital y aquellos difíciles de trasplantar. "Puede ocurrir que en estas semanas aparazeca el órgano o donante adecuado y perder esa oportunidad puede quitar la única opción a ese paciente en un largo periodo de tiempo".

No hay muchas certezas sobre el Covid-19, lo que obliga a los médicos a tomar muchas precauciones. "No se sabe si el nuevo coronavirus se transmite a través del trasplante de órganos, tejidos, células o incluso a través de la sangre. No hay evidencias. Cuando uno revisa la literatura, no hay casos reportados de transmisión. Pero en esta situación, se ha optado por un principio de máxima precaución", dice la directora.

Los datos de los dos primeros meses hacían prever que la ONT iba a superar sus previsiones este año y mejorar las cifras de 2019, pero la pandemia ha provocado un parón en las donaciones y los trasplantes. Eso no se ha traducido en un aumento considerable de la lista de espera, algo que se explica por las pocas entradas de pacientes. Con todo el sistema sanitario volcado en la lucha contra la pandemia, muchas consultas se han retrasado. "Probablemente, el impacto en la lista de espera lo veremos en unos meses", dice Domínguez-Gil.

"A la angustia que sufre toda la población, los pacientes en lista de espera añaden la incertidumbre sobre su trasplante", continúa. "Es importante hacerles entender que en estas semanas toda la red se está volcando para llevar a cabo los trasplantes. Pueden parecer pocos, pero cada uno de ellos han sido extraordinariamente complejos en esta situación y han supuesto un enorme esfuerzo por parte de todos los profesionales implicados. Si un trasplante siempre es un milagro, en este contexto es un verdadero milagro cada uno de esos trasplantes. Esperamos recuperar la normalidad en el momento en que se supere esta crisis".

Nada es normal estos días en un hospital. Miles de médicos y enfermeros contagiados, unidades de cuidados intensivos (UCI) al borde de su capacidad y una enfermedad que todavía no se conoce muy bien. Las urgencias ya no están tan congestionadas como hace un mes, pero la presión a la que el Covid-19 somete al sistema sanitario sigue siendo muy elevada. Todos esos elementos constituyen una tormenta perfecta con consecuencias más allá de la primera línea de lucha contra la pandemia. Lo prioritario hace dos meses ahora no lo es tanto. Si se puede aplazar para no poner en peligro la vida del paciente y el personal sanitario, se hace. Es lo que sucede con los trasplantes, que se desplomaron en las primeras cinco semanas del estado de alarma.

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