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La crisis en Interior abre un debate sobre los nombramientos a dedo en la Guardia Civil
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EL 11% ES de LIBRE DESIGNACIÓN EN EL CUERPO

La crisis en Interior abre un debate sobre los nombramientos a dedo en la Guardia Civil

La asociación mayoritaria de agentes pone en duda los criterios esgrimidos por los generales y les acusa de utilizarlos cuando les conviene, ya que de coronel para arriba todo se elige a dedo

Foto: María Gámez, directora de la Guardia Civil. (EFE)
María Gámez, directora de la Guardia Civil. (EFE)

El alcance de la crisis vivida en el seno de la Guardia Civil durante la última semana como consecuencia del cese del coronel Diego Pérez de los Cobos y, sobre todo, de los movimientos que esta destitución ha conllevado puede ser mucho más profundo de lo que parece. Las secuelas políticas sobre la imagen del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al que la oposición ha machacado en sede parlamentaria y los propios mandos del instituto armado han echado un pulso, pueden quedarse al nivel de anécdota en comparación con lo que esta crisis podría provocar en la corporación.

Hasta el momento, el escalafón y la antigüedad eran el criterio único para promocionar dentro de la cúpula de la Guardia Civil hasta el puesto de mayor rango uniformado, el de director adjunto operativo. Los tenientes generales sabían que, cuando se jubilara el máximo responsable del cuerpo, correría la lista y el número dos (Mando de Operaciones) ascendería al puesto de más nivel. El número tres (Mando de Personal) tenía la seguridad de que escalaría hasta el siguiente cargo que a su vez se había quedado libre y así sucesivamente.

Foto: Fernando Grande-Marlaska, ayer, en el Congreso. (EFE)

Este sistema convertía hasta ahora la Guardia Civil en el único cuerpo que elegía a su propio jefe operativo. Ni siquiera el Ejército cuenta con este sistema, ya que el Jemad, máximo rango uniformado, es elegido a dedo por criterios políticos. En la Policía Nacional, por su parte, el ministro de turno o en su caso el director general que este designa no solo nombra al director adjunto operativo (cargo homólogo al de la Guardia Civil) sino que este último además luego suele cambiar a toda la cúpula, conformada por los comisarios generales y los subdirectores, que a su vez reestructuran sus propios equipos.

La decisión de nombrar a Pablo Salas, hasta ahora jefe de los Servicios de Información de la Guardia Civil, nuevo director adjunto operativo, y a Félix Blázquez, autoridad nacional contra la inmigración irregular en el estrecho de Gibraltar, Mando de Operaciones, número dos del cuerpo, venía de atrás. La directora del instituto armado, María Gámez, ya la tenía planificada. La dimisión del director adjunto operativo, Laurentino Ceña, una semana antes de su jubilación, como protesta por el cese de Pérez de los Cobos, sin embargo, y la posterior salida del Mando de Operaciones, Fernando Santafé, precipitaron la reestructuración, según explican desde el Ministerio del Interior.

Foto: El general de división Félix Blázquez cuando ejercía como jefe de Zona del País Vasco el 12 de octubre de 2018. (EFE)

Tanto Salas como Blázquez eran generales de división, por lo que estaban por debajo en categoría profesional de Ceña y de Santafé —tenientes generales—, lo que generó un malestar en los dos siguientes en la cadena de mando, los tenientes generales números tres y cuatro del cuerpo Francisco Díaz Alcantud y Rafael Galán Toledo, que tuvieron una tensa conversación con Gámez antes de decidir mantenerse en su puesto. La reestructuración, por lo tanto, como de hecho advirtieron asociaciones profesionales como la Unión de Oficiales de la Guardia Civil, abría un melón todavía por definir.

Si ya no priman los criterios de escalafón y antigüedad en la cúpula, tampoco lo harían en las estructuras intermedias. "Solicitamos al ministro que nos informe de cuáles son los méritos, capacidades, valores y virtudes que deben ostentar los guardias civiles para acceder a determinados puestos conforme a las políticas de personal que el propio ministro está impulsando", reclamaron desde la Unión de Oficiales, que aglutina a gran parte de los mandos del cuerpo, con el fin de establecer una nueva "transparencia en los procesos y garantizar el derecho de ascenso en condiciones de igualdad".

placeholder Fernando Grande-Marlaska. (EFE)
Fernando Grande-Marlaska. (EFE)

La asociación, en concreto, pidió que en la próxima reunión del Consejo de la Guardia Civil —órgano que aglutina a los representantes asociativos y a los de la administración— la Dirección General expusiera esos nuevos criterios para el acceso a puestos de libre designación, como jefes de comandancias "o unidades equivalentes de Policía Judicial cuyo principal fin es la investigación". La Unión de Oficiales añadió que la decisión de intervenir en los nombramientos de la cúpula ha generado "un perjuicio irreparable para la imagen del cuerpo".

No son tan alarmistas, sino más bien todo lo contrario, los representantes de la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), mayoritaria en el cuerpo y centrada más en agentes de escala básica en mandos. Durante esta semana, la agrupación ha estado al margen de la crisis de los tenientes generales por dos motivos. Uno, porque AUGC ha estado sufriendo un proceso de reestructuración interna. Dos, porque lo que estaba ocurriendo en la parte alta del instituto armado no venía tan mal a los intereses del extremo opuesto. Al menos según considera Juan Fernández, el nuevo secretario general de AUGC.

"El enfado del teniente general Santafé no es coherente", sentencia el representante de la asociación en referencia al cesado Mando de Operaciones, que acordó su salida a la dirección de la Universidad de la Guardia Civil al no estar de acuerdo con que el general de división Pablo Salas, de rango inferior, se posicionara por encima en la cadena de mando, como había determinado el ministro Marlaska. Santafé defendía que la tradición decía que él debía ocupar el cargo de director adjunto operativo tras la dimisión de Ceña, precisamente por los mencionados criterios de escalafón y antigüedad, pero desde AUGC entienden que esa costumbre esconde unos intereses que solo benefician a los tenientes generales o a los jefes de comandancias que suelen funcionar con los mismos parámetros.

Foto: La directora general de la Guardia Civil, María Gámez, en un acto. (EFE)

Santafé y los tenientes generales Díaz Alcantud y Galán Toledo, arguye, se posicionaron en contra de la decisión de Marlaska y Gámez de echar por tierra esas prácticas, pero finalmente perdieron el pulso. El primero acordó su salida y los otros dos se echaron atrás porque la directora general se plantó y amenazó con mandarles a su casa. Para el secretario general de AUGC, esta posición de los generales esconde una trampa, pues estos defienden la aplicación de estos principios para sus casos y si acaso los de las comandancias y, sin embargo, se aprovechan de que de coronel para arriba todos los puestos se eligen a dedo.

Fernández defiende un cambio radical de modelo de nombramientos a raíz de esta segunda crisis. En concreto, sostiene que en la Policía Nacional tan solo el 3% de los destinos se elige por libre designación, mientras que en la Guardia Civil la proporción asciende al 11%. "Estamos de acuerdo en que debe haber cargos de confianza que se escojan a dedo, pero con un porcentaje como el 3% de la Policía consideramos que es suficiente", argumenta. "En la Guardia Civil, de coronel para arriba todos los destinos que les corresponden son elegidos a dedo; todos los puestos de Policía Judicial, por ejemplo, son de libre designación y entendemos que esto es excesivo", afirma Fernández.

El alcance de la crisis vivida en el seno de la Guardia Civil durante la última semana como consecuencia del cese del coronel Diego Pérez de los Cobos y, sobre todo, de los movimientos que esta destitución ha conllevado puede ser mucho más profundo de lo que parece. Las secuelas políticas sobre la imagen del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, al que la oposición ha machacado en sede parlamentaria y los propios mandos del instituto armado han echado un pulso, pueden quedarse al nivel de anécdota en comparación con lo que esta crisis podría provocar en la corporación.

Guardia Civil Fernando Grande-Marlaska