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La muerte de Helena Jubany en 2001, caso abierto: "Sin saberlo, ella nos dejó pruebas"
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SU CUERPO APARECIÓ EN UN PATIO INTERIOR

La muerte de Helena Jubany en 2001, caso abierto: "Sin saberlo, ella nos dejó pruebas"

El Juzgado de primera instancia número 2 de Sabadell acordó el pasado lunes reabrir las actuaciones para indagar en la coartada de uno de los principales sospechosos, Santi Laiglesia

Foto: Helena Jubany (centro) junto a sus hermanos Joan y  Diana. (Foto cedida)
Helena Jubany (centro) junto a sus hermanos Joan y Diana. (Foto cedida)

Joan lleva más de 18 años preguntándose quién mató a su hermana. Su vida cambió el 2 de diciembre de 2001, cuando Helena Jubany fue encontrada muerta en un patio interior de Sabadell, desnuda y con quemaduras en el cuerpo. La investigación concluyó que se trataba de un homicidio, pero el caso se archivó en 2005 ante la falta de pruebas. "Habíamos confiado en el sistema, habíamos creído que la judicatura y la policía resolverían el caso, pero vimos que se saboteaba y archivaba". Casi dos décadas después, la familia vuelve a tener esperanza: un juzgado de Sabadell ha reabierto el caso para investigar a uno de los sospechosos, Santiago Laiglesia. Esta vez, gracias a las pruebas que han recopilado, los Jubany quieren llegar hasta el final: "Esperamos que, aunque tarde, la Justicia haga justicia".

Helena tenía 27 años y era natural de Mataró, pero, con una carrera de periodismo a sus espaldas, trabajaba como bibliotecaria en Sabadell. "El 1 de diciembre, mi padre quedó con ella a comer y no se presentó. No era habitual en ella", explica Joan. Preocupado, el hombre se presentó en su piso y no la encontró, pero prefirió esperar un día antes de dar la voz de alarma. 24 horas después, Helena faltó a una cita con una amiga y, tras enterarse la familia, llamaron a la biblioteca en la que trabajaba. La respuesta les hizo temerse lo peor: el viernes 30 de noviembre no había acudido a trabajar y, ese mismo lunes, tampoco se había presentado. A la vista de que llevaba tres días desaparecida, el padre acudió a comisaría y le dieron la noticia: un vecino de Sabadell había encontrado el cuerpo de Helena la mañana del 2 de diciembre.

placeholder Helena Jubany, en su 18 cumpleaños. (Foto cedida)
Helena Jubany, en su 18 cumpleaños. (Foto cedida)

Mientras la familia trataba de asimilar su muerte, llegaron los primeros resultados de la autopsia. "El forense vio que no era un suicidio, que todo apuntaba a un homicidio, así que se hizo acompañar por otros profesionales", señala Joan. El médico no se equivocaba: "En el cuerpo de Helena descubrieron que había una cantidad increíble de un somnífero, de benzodiacepina". "También vieron una serie de quemaduras que en un primer momento dan a pensar que pudo haber sido un intento de reanimarla con electricidad o algo así". Con esta autopsia sobre la mesa, la principal hipótesis pasaba porque alguien había tirado a Helena al patio interior cuando se encontraba inconsciente. Los investigadores comenzaron a tirar del hilo y las primeras pistas aparecieron en el piso de la joven bibliotecaria.

"Sin ella saberlo, sin saber que la iban a matar, una de las principales pruebas de cargo nos la dejó Helena". Con estas palabras, Joan se refiere a las cartas que encontraron en el piso de Helena días después. "Estaban en un cesto en el mármol de la cocina", recuerda. Se trataba de dos notas anónimas que Helena había recibido meses antes de su muerte: la primera, el 17 de septiembre, escrito que dejaron en la puerta de su casa y que supuestamente iba acompañado por una botella de horchata. "A Helena le encantaba esa bebida y en Sabadell poca gente sabía que le chiflaba...". La carta dejaba en el aire quiénes eran los responsables, pero apuntaba a que se trataba de gente cercana: “Pasábamos por aquí y hemos dicho ‘a ver Helena, ¿qué se cuenta?’ ¿Quiénes somos? Te llamaremos. A comérselo todo”.

El 9 de octubre, recibió una segunda nota, esta vez con un zumo de melocotón: "Se lo tomó en el trabajo y quedó atontada, dormida, sin poder coger el coche". Esa tarde, Helena estaba corrigiendo el texto de una pareja a la que conocía, así que, incapaz de volver a casa sola, se quedó a dormir en la suya: "Ellos nos cuentan que le prepararon una infusión y que se le caía encima porque no tenía fuerza. A la mañana siguiente, se despertó y no recordaba prácticamente nada, por lo que llevó a analizar el zumo a unos laboratorios: tenía somníferos". Los investigadores se centraron entonces en el texto de esta segunda nota: "Los autores, para camelársela, para darle a entender que son gente amiga, le decían que esperaban coincidir en una próxima salida de la Unión de Excursionistas de Sabadell (UES)".

placeholder Helena Jubany, en una de sus excursiones por la montaña. (Foto cedida)
Helena Jubany, en una de sus excursiones por la montaña. (Foto cedida)

Tras abandonar Mataró e instalarse en su nueva ciudad, Helena había encontrado en esta organización una forma de mantener una de sus aficiones: "Se había instalado en Sabadell hacía pocos meses y, como una de sus pasiones era la naturaleza, se apuntó a la sección Natura de Sabadell, donde fue conociendo gente e incluso estaba organizando una de las siguientes excursiones". Allí empezó a relacionarse con las cinco personas que terminarían por erigirse como principales sospechosos de su muerte: Montserrat C., Ana E., Xavi J., Jaume S. y Santiago Laiglesia. Con los indicios haciendo pensar que se trataba de un homicidio, el juez acordó entonces indagar en las notas anónimas: "Pidió que se compararan con las fichas de la UES, pero solo con las de Montserrat y Ana. No quiso compararlo con las de ningún varón".

placeholder La primera nota anónima que recibió Helena Jubany el 17 de septiembre de 2001
La primera nota anónima que recibió Helena Jubany el 17 de septiembre de 2001

La primera pericial concluyó que la caligrafía de ambas encajaba con parte de las notas, así que en 2002, ingresaron en prisión provisional. En cuanto a Ana, Joan rompe una lanza a su favor: "Se mandó a la cárcel a una persona que ni a la policía ni a nosotros nos encajaba que presuntamente estuviera involucrada en el asesinato". La familia no extiende esta tesis a Montserrat, cuya estancia en prisión acabó en tragedia: el 8 de mayo, la joven se suicidó en el baño de su celda. "Dejó una nota diciendo que era inocente, que para ser homicida hay que ser el autor material. No decía quién había sido. Nosotros siempre hemos entendido que estaba por allí, pero que no fue quien tiró a Helena por la terraza". La familia de Montserrat siempre ha defendido su inocencia y lleva años pidiendo indagar en el caso.

Tras la muerte de Montserrat, la familia insistió en que se investigara a los tres hombres del grupo de excursionistas, pero no obtuvo resultado: a finales de 2005, con Ana ya en la calle, se archivó el caso y los Jubany intentaron rehacer sus vidas. "Suficiente teníamos con una hija o hermana muerta como para quedarnos encallados y amargarnos la vida, así que montamos una asociación cultural en 2007 y pusimos en marcha un premio literario para mantener vivo su recuerdo". La investigación se mantuvo así congelada hasta 2017, cuando dos estudiantes de Periodismo, Yago García y Anna Prats, repasaron la muerte de Helena en su trabajo de fin de grado. Un año después, Catalunya Radio dedicó uno de sus programas al y, ya en 2020, en pleno confinamiento, TV3 se hizo eco del caso una vez más.

placeholder Helena Jubany de joven. (Foto cedida)
Helena Jubany de joven. (Foto cedida)

"Tuvo un gran impacto mediático y el tema se pone de actualidad: a raíz de ver el programa, gente de Sabadell que se pone en contacto con nosotros para ayudarnos", comenta Joan. "Algunos aportaron testimonios y otros, nuevas pruebas". Con estos indicios bajo el brazo, la familia contacto al abogado Benet Salellas y, en junio, pidieron reabrir el caso, solicitud a la que se sumó la Fiscalía. La respuesta llegó el pasado lunes: el Juzgado de primera instancia número 2 de Sabadell, en Barcelona, acordó reabrir las actuaciones para investigar a uno de los principales sospechosos, Santiago Laiglesia. "Nosotros entendemos que todo lo que quedó pendiente, continúa pendiente", explica Joan, apuntando a las periciales caligráficas y a las contradicciones que presentaban las versiones de los sospechosos.

"Las nuevas pruebas se centran en desmontar el relato de Santi Laiglesia: desde dónde estaba los días de la desaparición y muerte hasta cómo vivía con Montserrat en el edificio desde donde tiraron a Helena". Por el momento, el juez ha acordado la práctica de nuevas testificales, entre otras diligencias, pero los Jubany confían en que vaya más allá: "Esperamos que no se quede en estas pruebas nuevas que hemos apartado sino que se abra una investigación a fondo, que se remueva todo, que se tire de todos los hilos". "Que las pruebas aportadas se centren en Santi no quiere decir que haya más implicados", advierte. 18 años después, la familia confía en que, esta vez sí, los supuestos responsables de la muerte de Helena acaben entre rejas: "Ya no es la causa de la familia Jubany, ahora somos mucha gente".

Joan lleva más de 18 años preguntándose quién mató a su hermana. Su vida cambió el 2 de diciembre de 2001, cuando Helena Jubany fue encontrada muerta en un patio interior de Sabadell, desnuda y con quemaduras en el cuerpo. La investigación concluyó que se trataba de un homicidio, pero el caso se archivó en 2005 ante la falta de pruebas. "Habíamos confiado en el sistema, habíamos creído que la judicatura y la policía resolverían el caso, pero vimos que se saboteaba y archivaba". Casi dos décadas después, la familia vuelve a tener esperanza: un juzgado de Sabadell ha reabierto el caso para investigar a uno de los sospechosos, Santiago Laiglesia. Esta vez, gracias a las pruebas que han recopilado, los Jubany quieren llegar hasta el final: "Esperamos que, aunque tarde, la Justicia haga justicia".

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