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Casado, entre la lucha interna de poder y la imagen de moderación
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CAMBIOS EN EL PARTIDO POPULAR

Casado, entre la lucha interna de poder y la imagen de moderación

La destitución de Álvarez de Toledo elimina un obstáculo para cumplir el deseo de moderación de los barones y deja como ganador a García Egea

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, su exportavoz parlamentaria Cayetana Álvarez de Toledo, el scetrario general, Teodoro García Egea, y la vicepresidenta del Congreso, Ana Pastor, a su llegada a un pleno del Congreso. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado, su exportavoz parlamentaria Cayetana Álvarez de Toledo, el scetrario general, Teodoro García Egea, y la vicepresidenta del Congreso, Ana Pastor, a su llegada a un pleno del Congreso. (EFE)
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Cuentan los próximos a Pablo Casado que la situación con Cayetana Álvarez de Toledo era ya insostenible. Que la hasta ahora portavoz parlamentaria iba por libre y abría polémicas para el partido que nadie deseaba. Que en las reuniones restringidas de la dirección se tomaban decisiones que luego ella ejecutaba a su manera.

Que en el Congreso de los Diputados se había creado un centro de poder creciente que acumulaba efectivos en una especie de gabinete al que se sumaron antiguos miembros del equipo de José María Aznar, en una especie de guardia pretoriana al margen del partido.

Malestar en el PP por la reacción de Álvarez de Toledo a su cese

Que casi cada día algún dirigente de la sede de Génova, empezando por el secretario general del PP, Teodoro García Egea, le advertía de que, en la práctica, iba engordando el margen de actuación de la portavoz parlamentaria.

Y es bien sabido que en el PP, desde los tiempos de Francisco Álvarez Cascos, los secretarios generales son celosos de sus competencias y atribuciones. Suelen intentar implantar disciplina en el partido, en el Congreso, en el Senado y paulatinamente en cada una de las direcciones regionales y locales del PP.

En los primeros tiempos de José María Aznar en la oposición, Cascos (llamado entonces 'general secretario') no pudo con el poder del portavoz parlamentario del PP, pero porque era Rodrigo Rato y tenía un anclaje en la estructura y en la base del partido que le mantenía a cubierto. Pero Aznar equilibraba esas dos fuerzas y logró subirse sobre esa tensión, habitual entre las dos patas que sostienen casi siempre a un líder político.

Foto: Cayetana Álvarez de Toledo. (Ilustración: Raúl Arias) Opinión
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No hay líder que no tenga que manejar esa tensión entre su siguiente escalón de colaboradores. Salvando muchas distancias, como Mariano Rajoy con Soraya Sáenz de Santamaría y Dolores de Cospedal, y hasta Pedro Sánchez con Carmen Calvo e Iván Redondo.

Con la diferencia de que, además, Cayetana Álvarez de Toledo iba por libre. Y tampoco tenía apoyos en el partido, como lo prueba que no fuera reclamada en las campañas electorales del País Vasco y Galicia, que su destitución haya sido aplaudida por los barones del partido y su pérdida, que se sepa, solo haya sido llorada por Esperanza Aguirre.

''Casado considera que mi concepción de la libertad es incompatible con su autoridad''

Los portavoces parlamentarios ejecutan las decisiones del líder, mientras que en este caso ella tenía doctrina, discurso y estrategia propia. Otra cosa es el juicio que merezca la estrategia de Casado.

Por todo ello, Casado se hartó y terminó dando la razón a su número dos en el partido. En realidad, es como si Casado se hubiera hartado de sí mismo, porque no estaba engañado, porque cuando la 'fichó' y se empeñó en nombrarla portavoz en contra de todas las opiniones sabía a lo que se exponía y debía tener claro que es de todo menos disciplinada. Es más, siempre ha hecho exhibición de su 'espíritu libre' y del alto valor que atribuye a su propio criterio. Y Casado lo sabía.

placeholder El líder del PP, Pablo Casado (d), y la exportavoz parlamentaria popular Cayetana Álvarez de Toledo. (EFE)
El líder del PP, Pablo Casado (d), y la exportavoz parlamentaria popular Cayetana Álvarez de Toledo. (EFE)

En el equipo de Álvarez de Toledo, en trance de disolución, se pone en duda el pretendido golpe de autoridad de Casado. Explican que más bien se ha producido un “blindaje interno” y que el líder del PP ha tenido que resolver “el lío que ha montado” García Egea y, además, cortando por lo sano solo en un sentido.

Es decir, siempre según esta versión, el secretario general inició un ataque contra Álvarez de Toledo y su equipo, y Casado lo ha ejecutado con hechos consumados, lo que pondría en entredicho su autoridad.

La versión del equipo de Casado difiere y citan el largo listado de desencuentros con el propio líder. Empezando por las declaraciones de Álvarez de Toledo en favor de un acuerdo con Pedro Sánchez antes de la investidura y acabando ahora con la propuesta de Gobierno de concentración. También las críticas de la exportavoz al rey Juan Carlos en la entrevista de 'El País' que, según Génova, chocan con la línea mantenida por Casado.

Foto: El líder del PP, Pablo Casado, y la ya exportavoz del grupo Cayetana Álvarez del Toledo, durante una sesión de control al Ejecutivo. (EFE)

Ya en junio, el líder del PP apartó a la entonces portavoz de la comisión de reconstrucción, porque le interesaba un acuerdo por mínimo que fuera. Fue el único partido cuyo portavoz no participó en sus trabajos y fue desplazada por Ana Pastor y Cuca Gamarra. Precisamente ellas.

La otra pata de la crisis es la de la moderación. Que Álvarez de Toledo tiene un perfil duro y radical solo lo niega ella, pero tampoco se puede sostener que Casado y García Egea estén instalados en la moderación.

Lo que sí le sirve al líder del PP, además de para lograr mayor disciplina en el grupo, es para dar imagen de mayor moderación. Y eso le puede servir para ser duro en el fondo, pero con imagen de moderación.

Barones del PP habían pedido moderación (“galleguizar el PP”) y ahora ven el momento de intentarlo sin el obstáculo de Álvarez de Toledo

No le libera del debate, porque destacados barones del PP habían pedido hace tiempo moderación (“galleguizar el PP”) y ahora ven el momento de intentarlo, una vez eliminado el obstáculo de Álvarez de Toledo. Por eso celebran la destitución y confían en que la moderación no será solo de forma.

De esta manera, se mezcla en esta crisis la lucha de poder interna con la impresión de giro estratégico en el principal partido de la oposición en el inicio de un curso complicado con pandemia, crisis económica e institucional y Presupuestos, entre otros escollos.

Por eso, no es casual que Álvarez de Toledo deslizara en la intervención que le sirvió de portazo en la cara de Casado y García Egea la idea de que ahora habrá pactos con el Gobierno y por eso se la aparta. Citó expresamente el de la renovación del Consejo General del Poder Judicial y el de Presupuestos, mientras que fuentes próximas a Casado niegan que vaya a haber tales acuerdos. Especialmente sobre los Presupuestos, que nadie en la dirección del PP se plantea apoyar o permitir que se aprueben.

Cuentan los próximos a Pablo Casado que la situación con Cayetana Álvarez de Toledo era ya insostenible. Que la hasta ahora portavoz parlamentaria iba por libre y abría polémicas para el partido que nadie deseaba. Que en las reuniones restringidas de la dirección se tomaban decisiones que luego ella ejecutaba a su manera.

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