Y la primera vez que Maje lloró fue cuando supo que la condenaban

Ha sido el veredicto más rápido de la historia de nuestro país. Tanto, que a pesar de que avisaron inmediatamente a los padres y al hermano de Antonio, la víctima, para que fueran corriendo a la Audiencia Provincial, no les dio tiempo a llegar. Les fue imposible escuchar al portavoz, no pudieron emocionarse al saber que se hacía justicia, ni tampoco presenciaron como Maje, por primera vez durante toda la vista oral, rompía a llorar al saber que iba a ser carne de presidio y que para cuando su movilidad deje de estar restringida, la juventud se le habrá marchitado entre barrotes. En la sala, la madre de la viuda, también fue incapaz de contener las lágrimas y se unió a las de su hija en la distancia.

Todo fue tan rápido, porque los nueve miembros del jurado popular no tuvieron ninguna duda y no perdieron un minuto en discutir. Por eso, no tardaron ni cinco horas en elaborar el documento en el que decidían sobre la inocencia o culpabilidad de los acusados. Lo aprobaron por unanimidad, sin discrepancias ni distorsiones. La joven valenciana tenía la extraña esperanza de que saldría libre y que toda la responsabilidad recaería sobre Salvador, pero se equivocó. Los amantes asesinos pasarán los próximos años en prisión. Falta que el magistrado presidente redacte la sentencia y establezca la pena concreta, pero todo apunta a que la viuda de Patraix se moverá en una horquilla entre los 22 y 25 años de prisión. Salvador, sin embargo, saldrá mejor parado.

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El jurado reconoce, también por unanimidad, que cuando le detuvieron confesó los hechos e informó a los agentes de la Policía Nacional dónde podían encontrar el cuchillo con el que asesinó a Antonio; el jurado también da por probado que, aunque tardó meses, acabó reconociendo que el plan del crimen lo habían elaborado él y Maje; y por último, reconocen que Salvador ha intentado reparar el daño causado con dinero tratando de rescatar su plan de pensiones y entregándoselo a la familia de la víctima.

El juez deberá considerar si estos tres elementos pueden o no atenuar la pena. Lo cierto es que Miguel Ferrer, el abogado de la acusación particular, que ha hecho un juicio extraordinario, pide dieciséis años de prisión para Salvador, nueve menos de la solicitud que hace para Maje, porque con sus confesiones ha colaborado a clarificar los hechos y a rebajar el daño moral de la familia. El jurado popular ha llegado a la misma conclusión y se apoyan en declaración de Salvador, que ha sido básica para condenarles a ambos, para establecer el siguiente relato de hechos probados: “En torno a las 07.40 del 16 de agosto de 2017, el acusado Salvador Rodrigo, cuando Antonio Navarro iba a recoger su coche para ir a trabajar, le propinó seis cuchilladas que le causaron la muerte en pocos minutos.

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Salvador se había escondido para atacar a la víctima de forma súbita e inesperada y para que Antonio no se pudiera defender. Salvador planificó con la mujer de Antonio, Maje, la muerte de su marido. Ambos acordaron que se usara un cuchillo, en el garaje y a primera hora de la mañana. Así Maje le facilitó las llaves del garaje a Salvador y también información precisa sobre los horarios de su marido, el número de plaza y matrícula del vehículo. Tras cometer el crimen, Salvador se cambió de ropa, se deshizo de los guantes y del cuchillo y luego sobre las 13.30 de ese mismo día se reunió con Maje en el domicilio de la hermana de esta para confirmarle que había matado a Antonio”.

Los reveladores pinchazos telefónicos y las declaraciones de la inspectora a cuyo cargo estuvo la investigación también se convirtieron en piezas fundamentales en las que se ha apoyado el jurado para concluir que Maje y Salvador planificaron el crimen juntos. Tan clara tiene la culpabilidad de ambos, que el jurado popular desaconseja para ambos los beneficios penitenciarios y el indulto.