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Las últimas tensiones por Cataluña ahondan la desconfianza entre PP y Ciudadanos
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MALESTAR ENTRE SOCIOS

Las últimas tensiones por Cataluña ahondan la desconfianza entre PP y Ciudadanos

No hay riesgo para los gobiernos autonómicos, pero las relaciones se han enfriado tras la estrategia del PP en Cataluña, que se suma a la insistencia de la fusión desde Génova

Foto: Casado, Arrimadas, García Egea y Espejo, en un encuentro de febrero del año pasado en el Congreso. (EFE)
Casado, Arrimadas, García Egea y Espejo, en un encuentro de febrero del año pasado en el Congreso. (EFE)
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En las próximas semanas, la relación entre PP y Ciudadanos se recrudecerá. Las elecciones catalanas previstas para el 14 de febrero harán que el constitucionalismo viva su propia batalla. A los efectos que pueda tener la irrupción de Salvador Illa como candidato del PSC se suma todo lo que se juega el centro derecha, que no es poco. Mientras Ciudadanos intenta salvar un resultado asumible tras la sobredimensionada victoria de 2017, el PP aspira a doblar su representación parlamentaria actual a costa de su socio naranja. El cruce de fichajes de las últimas semanas —especialmente, la marcha de la portavoz de Cs en el Senado a las filas populares— ha incrementado la desconfianza entre ambas formaciones.

No habrá consecuencias en los gobiernos autonómicos que comparten en Madrid, Castilla y León, Andalucía y Murcia. Fuentes de ambas formaciones aseguran que no existe riesgo de ruptura, porque los ejecutivos son sólidos, funcionan y en ningún caso peligran. El problema está ahora entre las direcciones nacionales, cuya interlocución sigue siendo continua, pero se ha enfriado.

En Ciudadanos, mantienen su malestar por la sorpresiva marcha de Lorena Roldán y señalan la “deslealtad” no solo de la exdirigente, sino de su socio político. A esta estrategia en Cataluña se suma el giro al centro de Casado, inaugurado en la moción de censura de Vox y que el partido naranja ya vio como un intento de incautación de su espacio.

Foto: Lorena Roldán e Inés Arrimadas, en el Parlament. (EFE)

La intención declarada del PP para llevar a cabo una reagrupación del centro derecha en torno a sus siglas, aprovechando la debacle electoral de Ciudadanos en las generales de 2019, venía generando tensiones que no terminaban de aflorar. Las palabras 'fusión', 'opa' y 'absorción' se repetían mientras la cúpula de Ciudadanos trataba de analizar la verdadera pretensión de los populares.

En el entorno de Arrimadas, están convencidos de que el PP confiaba en ir avanzando hacia esa fusión. Pero como publicó este diario, la líder naranja está decidida a luchar por la autonomía del proyecto liberal a pesar del debate surgido entre algunos de sus dirigentes territoriales. Defenderá un espacio centrista, bastante menor del pretendido por el expresidente de la formación, pero con capacidad de influencia. Y en este momento sigue rechazando de plano cualquier integración en el PP. “Somos cosas muy distintas. En España, hay dos millones de votantes de centro que no son del PP ni lo van a ser. Y eso es una realidad le pese a quien le pese”, aseguran en la cúpula naranja.

El rumbo de Arrimadas afecta por completo a la estrategia del PP, que tiene claro que no podrá vencer en las próximas elecciones generales si hay tres partidos compartiendo el pastel del centro derecha y la derecha. Casado sostiene que mientras esa división exista, la izquierda podrá seguir gobernando. Y sumar a Ciudadanos a sus siglas es la prioridad, a la vez que trata de recuperar a muchos votantes desencantados que se fueron a Vox en un momento coyuntural.

Foto: El líder del Partido Popular, Pablo Casado. (EFE)

Con el partido de Abascal, el PP ha mantenido distancia desde la vuelta del verano y esto parece un punto de no retorno. Necesitan sus votos en muchas comunidades autónomas y ayuntamientos, como los necesitaron en las investiduras, pero la decisión de no haber pactado gobiernos es la que realmente importa en Génova. Precisamente, esta semana, tras el asalto al Capitolio de Estados Unidos, se volvieron a evidenciar las diferencias entre ambas formaciones y lo que parece una ruptura irreversible.

PP y Vox están enfrentados y dispuestos a medirse en las urnas. Que elijan los votantes el partido que más les representa, piensan ambos. Casado eligió hablar de “populismos y extremismos de derecha e izquierda” para proyectar el vínculo que el PP encuentra entre Vox y Podemos u otras formaciones independentistas. Y ese será el camino por el que continuará, a pesar de las advertencias de Vox: “Somos el partido de la ley y el orden, y tus votantes lo saben”, advertían al líder popular.

La de Cataluña es una cita electoral compleja y poco extrapolable al resto de España. Pero los resultados que se extraigan serán importantes para medir los próximos movimientos. Ciudadanos está convencido de que seguirá muy por delante de los populares, y tras la marcha de Roldán y la incorporación de Eva Parera, número dos de Manuel Valls, a la lista conservadora, la pugna ha quedado todavía más en evidencia. Arrimadas sumó en la candidatura de Carlos Carrizosa a la presidenta de Sociedad Civil Catalana en Madrid, la periodista Anna Grau. El objetivo: mantener la esencia viva de Ciudadanos como verdadero referente constitucionalista frente al independentismo catalán.

Foto: La presidenta de Ciudadanos, Inés Arrimadas. (EFE)

El PPC de Alejandro Fernández también ha puesto toda la carne en el asador, completando fichajes muy dañinos para Ciudadanos y convencido de que parar a Vox en Cataluña puede ser un hito dentro de su partido. La dirección nacional ha avalado su estrategia de fichajes precisamente porque va en línea de ese proceso de reconstrucción de todo el centro derecha que tanto persigue Casado. Los resultados que arroje el 14 de febrero, más allá de la nueva realidad catalana, servirán para reconfigurar, seguro, las relaciones de los partidos de este espectro y sus expectativas a medio plazo antes de encarar un nuevo ciclo electoral.

En las próximas semanas, la relación entre PP y Ciudadanos se recrudecerá. Las elecciones catalanas previstas para el 14 de febrero harán que el constitucionalismo viva su propia batalla. A los efectos que pueda tener la irrupción de Salvador Illa como candidato del PSC se suma todo lo que se juega el centro derecha, que no es poco. Mientras Ciudadanos intenta salvar un resultado asumible tras la sobredimensionada victoria de 2017, el PP aspira a doblar su representación parlamentaria actual a costa de su socio naranja. El cruce de fichajes de las últimas semanas —especialmente, la marcha de la portavoz de Cs en el Senado a las filas populares— ha incrementado la desconfianza entre ambas formaciones.

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