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De estar 25 años 'preso' por la droga y la cárcel a trabajar para una de las grandes del Ibex
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Más de 17.000 puestos en 240 entidades

De estar 25 años 'preso' por la droga y la cárcel a trabajar para una de las grandes del Ibex

La Fundación Integra cumple 20 años ayudando a personas en riesgo de exclusión social severa en España para que accedan al mercado laboral y borren esa barrera social

Foto: Foto: Unsplash.
Foto: Unsplash.

Gonzalo (Madrid, 1968) estaba trabajando en una multinacional cuando aterrizaron en Madrid las drogas de diseño en los años 80. Como tantos jóvenes, durante la adolescencia había tonteado con el hachís y el alcohol, pero no fue hasta la movida madrileña cuando probó el éxtasis y la cocaína. En seguida se quedó enganchado y al poco tiempo, su vida frenética de viajes, reuniones y mucho estrés se convirtió en insostenible. Perdió el trabajo y comenzó a delinquir para pagarse su dosis diaria. Una serie de malas decisiones le llevó a la cárcel, en la que dice no solo haber estado durante el cumplimiento de su condena, sino desde la primera vez que consumió. "Yo tenía una buena vida, una buena educación, estudios… Pero pasé de los despachos a los calabozos y de ahí a prisión", explica.

Una vez en Soto del Real, donde estuvo una primera vez por falsificación y estafa y a la que después volvió por robo con intimidación, Gonzalo reconoce que tuvo mucho tiempo para pensar. "Murió mi padre mientras que yo estaba preso, no pude despedirme y eso no me lo pude perdonar", ese punto de inflexión le sirvió para comenzar a buscar vías de expiación. Se unió a Proyecto Hombre y le trasladaron al módulo de la organización dentro de la cárcel. El proceso de desintoxicación fue largo y no estuvo exento de dudas, pero una vez que se sintió recuperado, volvió a sentir las ganas de comerse el mundo.

Foto: Ana Muñoz de Dios. (EC)
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"El día que me dan la condicional salí como los toros, con ganas de hacer mil cosas, de comer, viajar, de ver a amigos… Y de pronto me di cuenta de que todo ello costaba dinero y el ostión fue tremendo", recuerda cuando piso la calle de nuevo en 2010. Admite que estuvo dando muchos tumbos, trabajando donde podía e incluso ocultando que tenía antecedentes para poder conseguir trabajo. Sin embargo, después de que le echaran de su último trabajo tras conocer su pasado, se dio cuenta de que necesitaba algo de ayuda para poder recuperar la ilusión con la que había salido de prisión.

Un compañero de Soto del Real le habló de la Fundación Integra, una asociación que media entre grandes entidades y personas en riesgos de exclusión social en España para así facilitar la entrada en el mercado laboral y romper con la barrera social. “Recuerdo el primer día que entré en la Fundación, recuerdo que todo el mundo fue muy amable y me abrieron las puertas a una segunda vida”, confiesa.

"El día que me dan la condicional salí como los toros. (...) Y de pronto me di cuenta de que todo ello costaba dinero y el ostión fue tremendo"

Ahora lleva cuatro años trabajando para el Ayuntamiento de Madrid, en temas de medioambiente y limpieza diaria, servicio contratado a través de Ferrovial, una de las grandes empresas que forman parte del entramado de entidades que ofrecen un puesto entre sus filas como son Sacyr, Acciona, ACS, Garrigues, El Corte Inglés, Iberdrola u OHL.

En su 20 cumpleaños, la fundación ya ha conseguido más de 17.000 puestos de trabajo a exdrogodependientes, reclusos, personas sin hogar, víctimas de violencia de género, prostitutas o víctimas de trata. Antes de actuar como intermediaria, la organización recibe a las personas que les derivan desde otras entidades sociales de atención primaria y mantienen una primera entrevista para conocerlos y diseñar su itinerario de integración personalizado.

Tras ello, comienza un proceso de formación en la escuela de fortalecimiento en la que se les ayuda a afrontar los futuros retos que supone un proceso de selección en la solicitud de empleo. Una vez listos, en función de su perfil, comienza el proceso de búsqueda de trabajo y, tras conseguirlo, se mantiene un seguimiento constante para asegurarse de que la integración es plena.

"Trabajan muy bien en equipo, están supercomprometidos y mejoran la productividad de la empresa", explica Milagros Venegas Jiménez, directora de Recursos Humanos de Sacyr Servicios, compañía que lleva desde 2019 colaborando con Fundación Integra. Ahora, con más de 260 personas contratadas, Venegas admite que el "impacto ha sido muy positivo" gracias a la diversidad que aportan y al compromiso social.

Explica que el proceso de selección es no discriminatorio, deben pasar las pruebas y entrevistas como cualquier candidato, pero sin hacer hincapié en el pasado o en las condiciones que les han llevado a estar en riesgo de exclusión. Así, se intenta hacer el 'matching' perfecto entre el perfil y el puesto y se le hace un seguimiento constante para afrontar todo lo que surja.

"El trabajo es un derecho y es fundamental a la hora de recuperar la autoestima y la dignidad. Vuelven a sentir que forman parte de un equipo", sentencia y considera que aportan mucho, "dan experiencias de vida" y tienen una actitud distinta a la hora de enfrentarse a los problemas del día a día.

Gonzalo (Madrid, 1968) estaba trabajando en una multinacional cuando aterrizaron en Madrid las drogas de diseño en los años 80. Como tantos jóvenes, durante la adolescencia había tonteado con el hachís y el alcohol, pero no fue hasta la movida madrileña cuando probó el éxtasis y la cocaína. En seguida se quedó enganchado y al poco tiempo, su vida frenética de viajes, reuniones y mucho estrés se convirtió en insostenible. Perdió el trabajo y comenzó a delinquir para pagarse su dosis diaria. Una serie de malas decisiones le llevó a la cárcel, en la que dice no solo haber estado durante el cumplimiento de su condena, sino desde la primera vez que consumió. "Yo tenía una buena vida, una buena educación, estudios… Pero pasé de los despachos a los calabozos y de ahí a prisión", explica.

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