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PP y Ciudadanos llegan al ecuador de su mandato territorial con las espadas en alto
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TENSIÓN TOTAL ENTRE SOCIOS

PP y Ciudadanos llegan al ecuador de su mandato territorial con las espadas en alto

La desconfianza entre cúpulas se ha contagiado a los feudos donde los pactos funcionan bien. La OPA de Génova sigue activa. Los populares creen que habrá éxodo de cargos a sus filas

Foto: Pablo Casado e Inés Arrimadas. (EFE)
Pablo Casado e Inés Arrimadas. (EFE)

Los gobiernos de PP y Ciudadanos llegan al ecuador de la legislatura en el momento de mayor tensión entre los dos partidos. Incluso aquellas coaliciones que siempre han sido ejemplo del buen funcionamiento, como el Ayuntamiento de Madrid, arrastran tiranteces que se van haciendo difíciles de digerir. Murcia lo cambió todo y la desconfianza desde ese momento no ha dejado de crecer entre direcciones nacionales y, como consecuencia, se ha trasladado a los distintos territorios.

La desaparición de Ciudadanos en la Comunidad de Madrid encendió todas las alarmas en la formación naranja y el reiterado objetivo del PP de replicar "el modelo Ayuso" (entendido como la reunificación del centro derecha bajo las siglas populares, absorbiendo a Ciudadanos y frenando a Vox) no hace más que enfadar al partido de Inés Arrimadas, herido de muerte desde el pasado 4 de mayo. La tregua que pide la dirigente naranja ante la OPA puesta en marcha desde Génova que ha arrastrado cargos institucionales a las filas del PP o a los grupos mixtos de parlamentos autonómicos e incluso en el Congreso y Senado no termina de llegar.

Foto: Imagen de archivo de Fran Hervías. (EFE)

La dirección nacional del PP asegura que "no hay tanto que puedan hacer" y defienden que Ciudadanos es ya un partido en descomposición en todas las provincias españolas. Durante la campaña madrileña y unas semanas después, Génova ha estado parando nuevas fugas por petición expresa de algunos barones autonómicos, que insistían en que tanto movimiento podía poner en riesgo la estabilidad de sus propios gobiernos. En las CCAA creen que sería bueno esperar a que las próximas citas electorales estén más cerca y no ven con buenos ojos la agresividad que en ocasiones ha mostrado la dirección nacional y el fichaje del exsecretario de Organización de Ciudadanos, Fran Hervías.

Sin embargo, en el entorno de la cúpula popular aseguran que "es cuestión de tiempo" que sigan produciéndose fugas masivas. Dan por hecho que ocurrirá en todas las autonomías, pero en Andalucía (siguiente cita electoral) podría agudizarse. También en otros territorios que el PP quiere reconstruir internamente como Cataluña, donde Ciudadanos se coronó hace cuatro años como primera fuerza en el Parlament y que tiene una mayor presencia de concejales repartidos por esa comunidad. En Madrid ya ocurrió: Ayuso captó algunos de sus diputados para su lista e incluso al propio Toni Cantó (al final la justicia tumbó su presencia en la candidatura). Marta Rivera de la Cruz será de nuevo consejera en el gobierno regional, que ya es solo monocolor. Y el PP madrileño asegura que "lo previsible" es que concejales de ayuntamientos de toda la Comunidad quieran pasarse a sus filas.

placeholder José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís. (EFE)
José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís. (EFE)

Está por ver el desenlace que se produzca en el Ayuntamiento de la capital. José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís siempre han mantenido una muy buena relación y han sacado pecho por el buen funcionamiento de su coalición, tan a menudo comparada con la regional de Ayuso y Aguado, que desde el primer momento no encajó. Alcalde y vicealcaldesa insisten en que su prioridad es mantener unido el consistorio, pero las estrategias de ambos empiezan a chocar notablemente.

En sus últimas apariciones y con la resaca del 4-M aún reciente Almeida no ha escondido que su objetivo para 2023 es el camino trazado por Ayuso, lo que significa reunificar todo el centro derecha bajo su mando, el PP, e integrar a personas de Ciudadanos y Vox en su candidatura. Afirmaciones que no han sentado nada bien en el partido naranja como demostró la propia Villacís hace pocos días cuando se refirió a ellas aduciendo al "sentido del humor" del primer edil. Todo ello a pesar de que la líder naranja en la Comunidad (asumió el cargo con la marcha de Aguado de la política) sabe que el mensaje de Almeida no es una vacilación.

Foto: Reunión de Inés Arrimadas y Juan Marín. (EFE)
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Ciudadanos pretende recomponerse internamente en la convención de julio donde Inés Arrimadas se reafirmará en la existencia de un espacio político de centro que no coincide con el PP. Muchos dirigentes reconocen que será una manera de dar aliento a la interna, a la militancia (cada vez más mermada). Pero poco más. También los hay que desconfían de los efectos que realmente consiga en cónclave y piensan que el partido antes o después deberá afrontar el debate de cómo concurrir a las próximas elecciones.

Como publicó este diario hace semanas, el debate sobre algún tipo de convergencia con el PP (podría llegar incluso a la integración) al menos en algunos territorios vuelve a estar encima de la mesa. Y aunque la cúpula se mantiene resistente, muchos líderes autonómicos asumen las escasas opciones que tendrían en solitario. En lo que coincide la mayoría es en que a nivel nacional habría que impulsar un frente común contra Pedro Sánchez. Las opiniones sobre cómo cristalizar esa opción (una coalición como en Euskadi o una lista de PP con independientes de Ciudadanos) sí difieren. Pero el objetivo común, no.

En Andalucía el gobierno presidido por el popular, Juanma Moreno, también funciona sin problemas. Juan Marín (vicepresidente y líder de Ciudadanos en esa comunidad) tiene plena sintonía con los populares y todo hace pensar que, si pueden, agotarán la legislatura. Los problemas están dentro por el otro liderazgo fuerte (el de la consejera Rocío Ruiz) y la insistencia de muchos en el partido de celebrar primarias. En Castilla y León también Francisco Igea ha garantizado hasta el momento la estabilidad de Alfonso Fernández Mañueco en la presidencia, que logró superar la moción de censura impulsada por el PSOE. Otra cosa será lo que suceda en los próximos meses si el dirigente popular teme perder el control de la mayoría.

Foto: El alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida (d), en una reunión con el de Granada, Luis Salvador (i). (EFE)

Granada ha sido uno de los puntos de mayor tensión entre socios después de que los concejales del PP abandonaran al primer edil, Luis Salvador, de Ciudadanos. En el partido de Arrimadas ha sentado especialmente mal "la dejadez" de Génova para frenar la asfixia en la única alcaldía importante que hasta el momento tenían. Desde el viernes pasado también ostentan la de Ciudad Real.

El almuerzo de Pablo Casado y Arrimadas encaminado a reconstruir puentes, que adelantó este diario, no ha conseguido devolver la normalidad a la relación de los dos partidos, que siguen con las espadas en alto. El alcalde de Madrid decía esta semana en un acto que conmemoraba los dos años de gobierno algo que en Ciudadanos también comparten: "Todo empezó en Murcia". Almeida apostillaba después: "Quien intentó lo de Murcia no conocía a Teo. Quien intentó lo de Murcia no sabe quién es Teo". Se refería al secretario general del PP, Teodoro García Egea, a quien se le atribuye haber frenado en seco la moción de censura que pretendía desbancar a los populares de la Región de Murcia. El pacto lo tejieron Ciudadanos y PSOE. Y desde entonces nada ha vuelto a ser lo mismo.

Los gobiernos de PP y Ciudadanos llegan al ecuador de la legislatura en el momento de mayor tensión entre los dos partidos. Incluso aquellas coaliciones que siempre han sido ejemplo del buen funcionamiento, como el Ayuntamiento de Madrid, arrastran tiranteces que se van haciendo difíciles de digerir. Murcia lo cambió todo y la desconfianza desde ese momento no ha dejado de crecer entre direcciones nacionales y, como consecuencia, se ha trasladado a los distintos territorios.

Inés Arrimadas Pablo Casado
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