La estrella Valls se apaga: adiós al candidato por el que Cs renunció a su marca
El ex primer ministro francés renuncia a su acta de concejal en Barcelona. Regresa al país vecino tras fracasar en su intento de reforzar el constitucionalismo desde la transversalidad
Fue el fichaje estrella en el momento más dulce de Ciudadanos. El plan, a priori, no presentaba fisuras: un ex primer ministro francés de origen catalán presentándose al Ayuntamiento de Barcelona de la mano de los naranjas, que habían ganado las anteriores elecciones autonómicas. Era la gran alternativa a Ada Colau y los secesionistas, pero terminó facilitando que la primera mantuviese el cargo de alcaldesa. Ayer presentó su renuncia Manuel Valls, el candidato que quiso unir a los constitucionalistas haciendo una política transversal que superase las siglas; pero la idea no cuajó. Pese a prometer que se quedaría en el Consistorio, dos años después, dimite. Ahora, vuelve a Francia.
Me siento honrado de haber podido servir a Barcelona durante estos dos años y orgulloso de haber frenado al independentismo. Ha sido un período marcado por la pandemia y he procurado contribuir al consenso municipal. Seguiré defendiendo la BCN capital catalana, española y europea
— Manuel Valls (@manuelvalls) August 31, 2021
Valls hizo pública la noticia este martes en Twitter, afirmando que se siente "honrado de haber podido servir a Barcelona durante estos dos años y orgulloso de haber frenado al independentismo". En un escueto mensaje, la cuenta de su plataforma, Barcelona pel Canvi, precisó que la renuncia de Valls sucede una vez ha vencido "el ecuador del mandato" y recuerdan que es "una decisión que ya había anunciado hace unos meses".
Un candidato estrella que no funcionó
Puede que 2019 suene cercano, pero en Ciudadanos saben que queda muy lejos. Los de Albert Rivera (aún sería presidente del partido medio año más) se enfrentaban a las autonómicas y municipales de mayo con el buen sabor de boca de haber logrado 57 diputados en las generales de abril. Su apuesta por Valls suponía renunciar a las siglas de la formación, una operación de riesgo que fracasó. El ‘supercandidato’ logró solo el 13,2% de los votos, situándole en un decepcionante cuarto lugar con seis escaños. Por encima quedaron todos aquellos a quienes estaba llamado a 'sorpasar': Esquerra, los comunes y el PSC.
El matrimonio Valls-Cs no tardó en fracasar. En un arriesgado movimiento, el francés facilitó que Colau siguiera al frente del Consistorio para que los independentistas no se hicieran con el bastón de mando, y eso provocó su ruptura definitiva con los naranjas.
Su impronta ‘outsider’ no encajó dentro del estilo político español, mucho más rígido. Valls es una rara avis que saltó de lo más alto de la política francesa (además de primer ministro fue responsable de Interior y alcalde de Évry) a la municipal barcelonesa, algo que no se puede comparar con ningún movimiento que haya hecho otro político de su generación.
De Barcelona a Francia (otra vez)
En Barcelona no solo logró que los independentistas no se hicieran con la alcaldía (aunque eso supusiera investir a Colau), sino que además hizo valer su voto y el de sus otros dos concejales —los que quedaron tras la ruptura con Cs— en cuestiones como los presupuestos municipales o la retirada de la Medalla de Oro de la ciudad al histórico líder de ERC Heribert Barrera. Sus principales objetivos han sido neutralizar la influencia secesionista y evitar que sus excompañeros se acercasen a Vox.
Ahora Valls pretende volver a Francia, aunque su destino allí es incierto. Su paso por la política del país galo es menos esplendorosa de lo que aparenta su abultado currículum. Su fracaso en las primarias socialistas de 2011 —después de 25 años en la política municipal— le llevó a refugiarse bajo el paraguas del ganador, François Hollande, que le elevó hasta los cargos más suntuosos que ha ostentado, incluyendo el de primer ministro.
Fue fiel al proyecto y llegó a verse a sí mismo como líder de la formación, pero acabó eclipsado por Benoît Hamon, el favorito de los militantes. Uno de los ministros más rebeldes de Valls, Emmanuel Macron, se alejó del partido para alumbrar un espacio centrado y moderado, al que el barcelonés no se sumó. Macron acabó siendo presidente de la República, y su hasta entonces superior se vio abocado al abismo de la incertidumbre. Valls vuelve al país que le vio crecer políticamente, pero sin ninguna certeza de qué le depararán los próximos años.
Fue el fichaje estrella en el momento más dulce de Ciudadanos. El plan, a priori, no presentaba fisuras: un ex primer ministro francés de origen catalán presentándose al Ayuntamiento de Barcelona de la mano de los naranjas, que habían ganado las anteriores elecciones autonómicas. Era la gran alternativa a Ada Colau y los secesionistas, pero terminó facilitando que la primera mantuviese el cargo de alcaldesa. Ayer presentó su renuncia Manuel Valls, el candidato que quiso unir a los constitucionalistas haciendo una política transversal que superase las siglas; pero la idea no cuajó. Pese a prometer que se quedaría en el Consistorio, dos años después, dimite. Ahora, vuelve a Francia.
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