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La guerra en el PP de Madrid se recrudece y amenaza con aislar a la dirección de Casado
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REPERCUTE EN EL PP DE TODA ESPAÑA

La guerra en el PP de Madrid se recrudece y amenaza con aislar a la dirección de Casado

Lejos de aplacarse, el conflicto por la presidencia del partido en la 'joya de la corona' se acentúa. Está en juego el puesto, pero también los plazos, y mientras tanto, en otros territorios ven cada vez más sola a Génova

Foto: La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida (c), y el secretario general del PP, Teodoro García Egea. (EFE)
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, el alcalde madrileño, José Luis Martínez-Almeida (c), y el secretario general del PP, Teodoro García Egea. (EFE)
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La frase de moda en el PP es la siguiente: "No entendemos nada". Es lo que deslizan dirigentes autonómicos y parlamentarios nacionales cuando se pronuncian, en privado, sobre el conflicto abierto de modo inexplicable entre la dirección de Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. La decisión de evitar que la presidenta de la Comunidad de Madrid camine por una alfombra roja hasta ser la máxima responsable del partido a escala regional no solo está llevando la perplejidad a cada rincón del partido en España, sino que además ha sumido al equipo del líder en la desconfianza, hasta el punto de que ahora mismo el riesgo de que se cree una distancia abismal entre Génova y los territorios es real. Y todo esto a unas semanas de la convención nacional y de empezar un periodo político fundamental.

Foto: El secretario general, Teodoro García Egea. (Tarek)

El conflicto se ha recrudecido en un territorio que es capital para el Partido Popular. Madrid siempre ha sido el motor orgánico, aunque también una fuente de problemas. Los tiempos de Esperanza Aguirre no fueron sencillos para la relación entre las direcciones autonómica y nacional. A las rencillas sobre el proyecto ideológico y el programa político, aquel debate entre el liberalismo y el pragmatismo, se unieron más tarde las sospechas de corrupción. Todo esto rebrotó este lunes a raíz de la entrevista publicada en El Mundo con la propia Aguirre, quien llamó "niñatos" a los dirigentes que acompañan a Casado. El secretario general, Teodoro García Egea, respondió sin paños calientes: "La corrupción destrozó al PP de Madrid".

En las filas populares de otras partes de España, sencillamente se llevan las manos a la cabeza

La respuesta aumentó la onda sísmica del terremoto en el que, de manera incomprensible, se han metido Génova y Sol, sede en Madrid de la presidencia regional. En el equipo de Ayuso reaccionaron con rabia porque, además de dar por sentada la corrupción a pesar de que Aguirre aún no ha sido condenada por ninguna causa, consideraron que las palabras enardecían aún más una batalla que debería estar apagándose. En las filas populares de otras partes de España sencillamente se llevan las manos a la cabeza. "Teo se ha equivocado", decía un cargo en una comunidad en la que el partido se encuentra en la oposición. "Que paren ya", exclamaba un homólogo en un territorio en el que sí gobiernan.

Este cruce de reproches y alusiones cada vez más áspero no solo está enturbiando el ambiente del partido en un plano nacional, sino que además está generando una mayor desconfianza hacia Génova. La sintonía de la dirección del líder con algunas cúpulas autonómicas ha atravesado altibajos considerables. Extraña que los choques hayan sido más sonoros en las autonomías en las que el PP gobierna y apenas apreciables en las que ejerce la oposición. Hubo un enfrentamiento con Andalucía por el congreso del partido en Sevilla y hubo fricciones con Galicia por el intento de interferir en el calendario, lo que Alberto Núñez Feijóo cortó de plano al decidir él la fecha del regional. En cambio, ha sido ejemplar el proceso en la Comunidad Valenciana, un lugar que Casado y su equipo consideran crucial de cara a las elecciones generales, y ha sido pacífico el de Baleares, en donde una dirigente como Marga Prohens contó con el apoyo, en el acto de designación, de Casado y de Ayuso.

Origen e historia de la desconfianza

La desconfianza o la susceptibilidad, sin embargo, se remonta a mucho antes, hasta la misma elección por parte del presidente. Cuando, tras el congreso nacional y las primarias que ganó el líder actual se conoce la composición y estructura del equipo, muchos dirigentes no entendieron nada. Les sorprendió el poder que asumió Teodoro García Egea como número dos, la ubicación de Ana Beltrán como responsable de Organización a pesar de su corta experiencia orgánica y la irrupción del periodista Pablo Montesinos como coordinador de los mensajes. Sobre todo, sorprendió el nombramiento de Cayetana Álvarez de Toledo como portavoz. "Irá por libre", le advirtieron. Cuando fue destituida, circularon los murmullos. "Se veía venir".

Foto: Carlos Mazón, cuando fue elegido presidente de la Diputación de Alicante en 2019. (EFE)

Pero, con el fin de acallar cualquier conato de crisis interna, algo que en el PP es más o menos habitual cuando está en la oposición (cabe recordar aquella frase de Mariano Rajoy, "santo Job solo hay uno", que dijo ante la sucesión interminable de problemas entre sus huestes), los dirigentes y cargos autonómicos se dedicaron a sus territorios. A mediados de este año, en coincidencia con encuestas electorales que una y otra vez (menos las del CIS) daban la victoria a Casado, la armonía llegó a su punto culminante.

placeholder Juanma Moreno, Díaz Ayuso y Pablo Casado, en Salamanca el 29 de julio. (EFE)
Juanma Moreno, Díaz Ayuso y Pablo Casado, en Salamanca el 29 de julio. (EFE)

Ocurrió en Salamanca, la noche antes de la Conferencia de Presidentes del 30 de julio. El gabinete de Pablo Casado organizó una cena con los barones. A pesar de la poca antelación de la convocatoria, fueron todos. Llegaron primero los presidentes de Murcia, de Andalucía y de Ceuta. Ambos, así como el anfitrión, Alfonso Fernández Mañueco, pasearon con el líder nacional por las calles. Más tarde apareció Ayuso. Y más tarde, Feijóo. Se confabularon para apoyarse mutuamente y propiciar que el PP ganara las elecciones autonómicas y municipales de mayo de 2023 y las posteriores generales.

Este tipo de "pactos hablados", en palabras de una fuente que asistió, requieren de una serie de condiciones, entre ellas la paz orgánica en las comunidades donde se gobierna. Por ello, cuando Casado, en un desayuno informativo en el que le preguntaron por la posibilidad de que Ayuso presidiera el PP de Madrid, afirmó que en la sala había "dos militantes cualificados" que tendrían mucho que decir sobre ello, algunos barones fruncieron el ceño. Ni defensa ni salida por la tangente. Casado pronunció una frase que era una invitación a primarias. Desde entonces, la batalla.

Foto: Alberto Núñez Feijóo, Pablo Casado y Juanma Moreno. (EFE)

La actitud ha desconcertado al PP en toda España y ha creado una sensación de desconfianza hacia Génova que, en verdad, llevaba tiempo larvándose. Es un recelo que amenaza con aislar a la dirección de Casado, o al menos, con dejarla desacreditada. Ayuso ha recibido ese malestar por "vías indirectas", han señalado fuentes del entorno de la presidenta madrileña.

Unos y otros seguirán organizando la convención de Valencia, prevista para el primer fin de semana de octubre. Cónclave en el que no está clara la presencia de Ayuso porque por esas fechas viajará a Estados Unidos para atraer inversiones. Todos los dirigentes y parlamentarios consultados coinciden en remarcar que la cita es el hito que necesita el partido para asfaltar el regreso a la Moncloa de la mano de Casado. Sin embargo, las dudas sobre la formas de actuar de su dirección, y en algunos casos sobre la suya propia, no se marchitarán. "No tiene sentido que se pelee con alguien que puede darle en Madrid un porcentaje de votos similar al logrado el 4 de mayo", sostiene una fuente del actual PP en la comunidad. Pero este conflicto ha empezado ya y lo peor es que no se sabe cuando parará.

La frase de moda en el PP es la siguiente: "No entendemos nada". Es lo que deslizan dirigentes autonómicos y parlamentarios nacionales cuando se pronuncian, en privado, sobre el conflicto abierto de modo inexplicable entre la dirección de Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso. La decisión de evitar que la presidenta de la Comunidad de Madrid camine por una alfombra roja hasta ser la máxima responsable del partido a escala regional no solo está llevando la perplejidad a cada rincón del partido en España, sino que además ha sumido al equipo del líder en la desconfianza, hasta el punto de que ahora mismo el riesgo de que se cree una distancia abismal entre Génova y los territorios es real. Y todo esto a unas semanas de la convención nacional y de empezar un periodo político fundamental.

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