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En el 'museo' de las armas incautadas de los juzgados de Madrid: del bate al bastón-puñal
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UN ARSENAL INVEROSÍMIL

En el 'museo' de las armas incautadas de los juzgados de Madrid: del bate al bastón-puñal

Los vigilantes de seguridad guardan en una pequeña exposición un 'arsenal' con decenas de navajas y los objetos prohibidos más variopintos interceptados en los controles de acceso

Foto: Museo de las armas incautadas. (EC)
Museo de las armas incautadas. (EC)

Cientos de personas acuden a diario a los Juzgados de Madrid en la Plaza de Castilla, probablemente los más concurridos de España. Para acceder, hay que pasar unos controles con detectores de metales. Los responsables de seguridad interceptan a lo largo del año cientos de armas, algunas de lo más inverosímiles para pasar desapercibidas. Pinchos de grandes dimensiones camuflados en bastones, tarjetas de crédito que se convierten en una navaja, armas blancas de todos los tamaños. Los vigilantes acumulan este variado catálogo en una suerte de exposición en sus dependencias.

"Esto es para que cuando algún juez viene por aquí se dé cuenta del valor de nuestro trabajo", dice en declaraciones a El Confidencial uno de los responsables de seguridad. El edificio principal donde se ubican los Juzgados de lo Penal de la capital son la primera instancia de la Justicia de la ciudad más poblada del país. Sus visitantes habituales son delincuentes comunes acostumbrados a vivir al filo de la ley. Abundan los carteristas, atracadores, agresores, estafadores, miembros de bandas juveniles violentas, muchos de ellos reincidentes. Pero en los tornos de acceso no hay diferencias entre un chándal o un loden. Todos se someten al mismo protocolo.

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Museo de las armas incautadas. (EC)

"Esto es más severo que en el aeropuerto", dice uno de los vigilantes. Eso incluye, por ejemplo, quitarse el cinturón si el detector pita. "Uno decía que era la hebilla, pero cuando se lo quitó tenía una cuchilla adherida en la parte interna de la correa", rememora. Llaves del coche afiladas y convertidas en un puñal con doble filo, un pen drive que en realidad es un pincho, un hacha, gases lacrimógenos sin homologar que se compran por internet... hay de todo en la exposición improvisada en las paredes del despacho de los vigilantes de Plaza de Castilla.

"Nos desprendimos de más de 30 kilos en objetos recopilados a lo largo de casi tres años"

Solo uno de los marcos cuenta con 36 navajas mariposa, el arma más repetida con diferencia junto a los aerosoles prohibidos. La 'exposición' actual es fruto de las incautaciones practicadas en los dos últimos años, contando con que la mayoría del tiempo ha transcurrido durante la pandemia, incluido el confinamiento. Durante este periodo se ha restringido drásticamente el acceso al edificio. Solo pasan quienes tienen una citación a su nombre y pueden acreditarlo en la puerta. "En su día, nos desprendimos de más de 30 kilos en objetos recopilados a lo largo de casi tres años".

Los vigilantes son veteranos. Se conocen casi todos los rincones y también los trucos de quienes tratan de burlar el detector de la entrada. Enseñan su 'museo' entre resignados y acostumbrados a lo que es su día a día. "Hay filos finos de centímetros suficientes para que te lo claven y te desgracian sin que te enteres", dicen. También hay unos garfios que sirven para quitar las alarmas en las tiendas de ropa. Así roban abrigos caros o zapatillas que luego revenden.

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Museo de las armas incautadas. (EC)

Las tarjetas cuchillo van dentro de la cartera. Se pliegan de tal forma que se convierten en un arma con empuñadura. También hay porras extensibles, puños americanos, balas, una de ellas adherida a un tirachinas, pistolas simuladas, un hacha y una pala o un bate de béisbol. Según explican, se les requisa y no se les devuelve porque no están autorizados a portarlos. En algunos casos se les propone para sanción ante la Delegación de Gobierno. De esa gestión se encargan los agentes de la Policía Nacional de la Unidad adscrita a los Juzgados de Plaza de Castilla.

La normativa sobre armas

Según el Ministerio del Interior, queda prohibido portar, exhibir y usar fuera del domicilio, del lugar de trabajo, en su caso, o de las correspondientes actividades deportivas, cualquiera clase de armas de fuego cortas y armas blancas, especialmente aquellas que tengan hoja puntiaguda. En general se estimará ilícito el hecho de llevar o usar armas los concurrentes a establecimientos públicos y lugares de reunión, concentración, recreo o esparcimiento, así como en todo caso los que hubieran sufrido condena por delito o falta contra las personas o la propiedad o por uso indebido de armas o sanción por infracción al Reglamento de Armas.

Sobre los aerosoles, el apartado de armas prohibidas del Ministerio del Interior incluye los "sprays" de defensa personal y todas aquellas que despidan gases o aerosoles. Solo están permitidos los sprays de defensa personal que, en virtud de la correspondiente aprobación del Ministerio de Sanidad, previo informe de la Comisión Interministerial Permanente de Armas y Explosivos, se consideren permitidos. Se venden en establecimientos autorizados a personas que acrediten su mayoría de edad.

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Museo de las armas incautadas. (EC)

La Ley de Seguridad Ciudadana incluye entre las sanciones graves, castigadas con hasta 30.000 euros, "portar, exhibir o usar armas prohibidas, así como portar, exhibir o usar armas de modo negligente, temerario o intimidatorio, o fuera de los lugares habilitados para su uso, aun cuando en este último caso se tuviera licencia, siempre que dichas conductas no constituyan infracción penal".

Cientos de personas acuden a diario a los Juzgados de Madrid en la Plaza de Castilla, probablemente los más concurridos de España. Para acceder, hay que pasar unos controles con detectores de metales. Los responsables de seguridad interceptan a lo largo del año cientos de armas, algunas de lo más inverosímiles para pasar desapercibidas. Pinchos de grandes dimensiones camuflados en bastones, tarjetas de crédito que se convierten en una navaja, armas blancas de todos los tamaños. Los vigilantes acumulan este variado catálogo en una suerte de exposición en sus dependencias.

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