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Vox pesca en el hartazgo generalizado por las restricciones: "El PP ha renunciado a la libertad"
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Rechazo a todas las medidas

Vox pesca en el hartazgo generalizado por las restricciones: "El PP ha renunciado a la libertad"

El partido de Santiago Abascal, que acaba de recurrir el pasaporte covid en Andalucía, insiste en el discurso libertario y basa parte de su estrategia judicial en las leyes sanitarias regionales

Foto: Santiago Abascal, junto a Macarena Olona, Javier Ortega Smith y Marta Castro, ante el Constitucional. (EFE/J. J. Guillén)
Santiago Abascal, junto a Macarena Olona, Javier Ortega Smith y Marta Castro, ante el Constitucional. (EFE/J. J. Guillén)

Vox ha desarrollado una capacidad considerable para rastrear el desencanto social y erigirse como la alternativa. Primero sedujo a los votantes desilusionados del PP, los abandonados por la 'derechita cobarde'. Después configuró una estrategia transversal entre izquierda y derecha que se mantiene, con discursos enfocados a electorados amplios como el mundo rural o las clases obreras. Y la pandemia, por supuesto, no es una excepción. El partido que lidera Santiago Abascal también pesca en el hartazgo generalizado por las restricciones y ha desplegado una ofensiva que arrancó con los recursos de inconstitucionalidad contra los dos estados de alarma, continuó en verano y se ha intensificado ahora, durante la sexta ola.

El partido acumula un extenso catálogo de procedimientos judiciales contra las medidas sanitarias implantadas por el Gobierno de Pedro Sánchez y las comunidades autónomas. No hay ninguna distinción y el despliegue apunta tanto a las gobernadas por el PSOE como las del PP. Especialmente a las de los populares. En Vox consideran que en este caso, como en otros, el bipartidismo actúa como uno solo y aplica las mismas políticas. "El PP también ha renunciado a la defensa de la libertad", apuntan desde la formación. Van en la misma línea que las declaraciones públicas de sus dirigentes, quienes en verano atacaron a Isabel Díaz Ayuso por amagar con instaurar el pasaporte covid en Madrid, que finalmente la presidenta descartó.

Foto: La ministra de Sanidad, Carolina Darias. (EFE/J. J. Guillén)

El último frente está precisamente en el pasaporte covid. Los de Abascal ya lo han recurrido en Andalucía ante el TSJ y advierten de que harán lo propio en cada uno de los ejecutivos donde se ponga en marcha. En Vox sostienen que esta no es una medida sanitaria, sino una excusa para cercenar derechos fundamentales. "No protege a nadie, ni a vacunados ni no vacunados", insisten. A su juicio, como ya expuso esta semana el portavoz político de la formación, Jorge Buxadé, solo restringe la libertad de movimientos y vulnera el derecho a la intimidad y los datos sanitarios. "Cualquier recorte de derechos en España es inadmisible", espetó.

Recursos judiciales

La reacción en los tribunales no es una novedad. Después de que el Tribunal Constitucional declarase ilegales los dos estados de alarma tras los recursos de Vox, el partido mantiene el guion y ha hecho una enmienda a la totalidad de las leyes regionales para combatir el covid. Islas Baleares, Comunidad Valenciana, Galicia, Navarra, Canarias, Aragón... Ninguna se ha librado, con otras exigencias como que los niños no lleven mascarilla. También se volcaron en la investigación judicial en torno al 8-M y la supuesta gestión negligente del Gobierno, un caso que han pedido reabrir tras referirse a ello la ministra Yolanda Díaz.

Foto: Detalle de un certificado covid en un smartphone. (David Arquimbau Sintes/EFE)

La actividad de Vox en verano fue frenética y con relativo éxito. El partido presentó un escrito contra el Plan de Medidas de Prevención, Contención y Coordinación de Balares, que ya planteaba la obligatoriedad del certificado covid para acceder a los locales de hostelería, entre otros establecimientos. Y, con solo unas semanas de diferencia, elevó otros dos al Constitucional, uno contra la Ley de Salud Pública de esta región y otro contra la ley antipandemia que el Gobierno del País Vasco aprobó a finales de junio. La Justicia, aunque con diferencias entre los territorios, atendió sus demandas y tumbó en primer término la imposición del pasaporte. El Tribunal Constitucional, además, admitió a trámite el recurso contra la norma de Francina Armengol por vulnerar, presuntamente, la carta magna.

Pero más allá de los procedimientos, todos estos movimientos esconden la estrategia de capitalizar el hartazgo por las restricciones y traducirlo en votos. La respuesta generalizada tras la imposición de las mascarillas en exteriores, rechazada por toda la comunidad científica, es una prueba de que la paciencia de muchos ha llegado al límite. Si la primera ola fue la del miedo, esta es la del enfado. Y Vox lo sabe.

El partido ha recurrido las leyes sanitarias en varias comunidades, sin distinción entre las gobernadas por el PP y el PSOE: "Son lo mismo"

Su comportamiento en las últimas horas es una muestra de cuál es el camino a seguir. El partido ha contestado en tromba y ha agitado una especie de llamada a la rebelión. Sus pretensiones, sin embargo, no distan demasiado de la aplicación práctica del real decreto-ley aprobado por el Ministerio de Sanidad. Macarena Olona o Santiago Abascal anunciaron este jueves que nadie del partido se pondrá la mascarilla en la calle si se cumple la distancia de seguridad, pero lo cierto es que Carolina Darias detalló que ese supuesto, precisamente, es una de las excepciones previstas. "Si estás en una ciudad y sales a hacer deporte, estás excepcionado. Si estás en una plaza de una localidad y puedes mantener la distancia, estás excepcionado", declaró la ministra de Sanidad.

Competencia con Ayuso

La única competencia real para atraer a estos desencantados viene del Gobierno de la Comunidad de Madrid, aunque las diferencias entre Isabel Díaz Ayuso y Génova también pueden beneficiar a Vox. Aun así, el partido ha activado la oposición al Ejecutivo madrileño en materia covid, pero esta vez en un escenario inesperado. Desterrada la implantación del pasaporte covid en la región, el señuelo en este caso tiene que ver con la respuesta de Ayuso a las necesidades sanitarias en los centros públicos, un discurso que ha monopolizado la izquierda en los últimos meses.

Foto: Macarena Olona en el Congreso (EFE/Kiko Huesca)

Rocío Monasterio ha solicitado en la Asamblea de Madrid un pleno monográfico sobre la situación de la pandemia en la comunidad y ha exigido a la presidenta que movilice a todos los efectivos de emergencias para facilitar la prevención del coronavirus y la atención de los madrileños en la sexta ola. "No entendemos que no se haya activado ya cuando tenemos un alto nivel de contagios y unas fiestas por delante y a mucha gente que ha sido contacto estrecho", declaró Monasterio hace dos días.

Abanderar el discurso libertario tiene un objetivo muy claro y es el mismo que rige otras estrategias del partido: decantar el pulso electoral con el PP para liderar la derecha. Especialmente ahora, cuando los últimos sondeos muestran un ascenso imparable de Vox y una caída progresiva de los populares. Según la serie de encuestas de IMOP-Insights para El Confidencial, Santiago Abascal ha ganado en los últimos dos meses 776.000 votos, mientras que Pablo Casado ha perdido 800.000 en el mismo periodo. De celebrarse ahora las elecciones generales, el primero obtendría 68 escaños (16 más) y el segundo, 101 (12).

Vox ha desarrollado una capacidad considerable para rastrear el desencanto social y erigirse como la alternativa. Primero sedujo a los votantes desilusionados del PP, los abandonados por la 'derechita cobarde'. Después configuró una estrategia transversal entre izquierda y derecha que se mantiene, con discursos enfocados a electorados amplios como el mundo rural o las clases obreras. Y la pandemia, por supuesto, no es una excepción. El partido que lidera Santiago Abascal también pesca en el hartazgo generalizado por las restricciones y ha desplegado una ofensiva que arrancó con los recursos de inconstitucionalidad contra los dos estados de alarma, continuó en verano y se ha intensificado ahora, durante la sexta ola.

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