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Vox y su mayor reto desde 2018: entrar en gobiernos y acorralar al Partido Popular
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Objetivos para 2022

Vox y su mayor reto desde 2018: entrar en gobiernos y acorralar al Partido Popular

Los de Abascal encaran el nuevo año con la posibilidad real de entrar en los Ejecutivos de Castilla y León y Andalucía, dos de sus grandes objetivos, cada vez más fuertes y cerca de Pablo Casado en las encuestas

Foto: Santiago Abascal. (EFE/Javier Lizón)
Santiago Abascal. (EFE/Javier Lizón)
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El 2022 será el termómetro de las estrategias iniciadas por Vox en los últimos meses. Tres años después de su irrupción en las instituciones, las elecciones regionales en Castilla y León y Andalucía serán el siguiente escalón en el ascenso del partido de Santiago Abascal, con una posibilidad real de entrar en gobiernos. Del tono antisistema a la gestión. Este objetivo será paralelo a otra de sus prioridades, mantener el pulso electoral con el PP y no perder el paso en las encuestas.

Los comicios autonómicos de 2018 fueron el inicio de su despliegue y el deseo es que el nuevo año cierre el círculo y confirme el salto definitivo. La formación lleva meses volcada en forzar un adelanto electoral en las dos regiones, convencidos de que su presencia se multiplicará y de que serán mucho más decisivos y fuertes que entonces. La hoja de ruta en ambos casos es muy similar, con el voto rural en la diana. Como demuestran sus movimientos y declaraciones, la defensa de la agricultura, la caza, la ganadería o la tauromaquia seguirán siendo los ejes de su actividad, con su Agenda España como guía.

Foto: Abascal, durante la presentación de la Agenda España. (EFE/David Fernández)

Las elecciones del 13 de febrero en Castilla y León serán la primera prueba. Con un solo procurador hasta la fecha, los cálculos de Vox son ambiciosos y prevén subir, como mínimo, hasta los 10. Trabajan con la idea de sacar un representante por cada provincia y dos en Valladolid. Quién será el caudillo de esta ofensiva está todavía por definir, aunque buena parte de las quinielas apuntan al secretario general del partido, Javier Ortega Smith. El también portavoz en el Ayuntamiento de Madrid es uno de los hombres fuertes de Abascal y la ocasión lo merece.

De hecho, Ortega Smith ya se dejó ver por la región días antes de que Alfonso Fernández Mañueco anunciara el adelanto electoral, justo cuando Vox había intensificado su campaña de acoso para precipitar las elecciones, al negar su apoyo a los presupuestos. "Ha llegado la hora de que Castilla y León pegue un vuelco político", declaró entonces, en la línea de que los gobiernos populares de Castilla y León han abandonado la región desde hace más de 30 años.

Foto: El presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno. (EFE Rodrigo Jiménez)

El guion para Andalucía es casi calcado. Juanma Moreno es uno de los principales objetivos de la formación desde hace meses y lo que ocurra en Castilla y León será un punto de inflexión para avanzar en la conquista territorial. Si alcanza las metas, porque tendrán demostrado que el plan funciona. Si pierde, porque no queda otra. "Estamos preparados", insisten en Vox, sin candidatos en ningún caso, pero con un horizonte perfectamente definido.

Ofensiva contra Casado

Los ataques al presidente andaluz, no obstante, no son algo aislado. Vox también lo ha hecho con Pablo Casado o con José Luis Martínez-Almeida. Todos cumplen el patrón de perfiles moderados y sin el reconocimiento del electorado más escorado a la derecha que sí posee Isabel Díaz Ayuso, con quien no ha podido y mantiene una buena relación. Ese, sin duda, será otro de los puntos a explotar en los próximos meses, como ha ocurrido hasta ahora. Los de Abascal son reacios a explicar sus estrategias, ya sea en público o en privado, pero a nadie se le escapa que desde hace tiempo insiste en ubicar al PP en lo que llama el "consenso progre", con el pacto del alcalde de la capital y los ediles carmenistas como último argumento. Y no le ha ido tan mal.

Foto: El líder de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Impulsados por esta cuestión y por la guerra fratricida de Génova con Ayuso, la formación ultraconservadora no para de crecer. La serie de encuestas de IMOP-Inghts para El Confidencial es una buena prueba de ello. Con el observatorio del pasado 27 de octubre como referencia, el partido de Santiago Abascal rompe su techo semana a semana y, si se celebraran hoy las elecciones, obtendría 68 escaños, 16 más que en las elecciones de 2019. El pulso con el PP también ha quedado reflejado. En los dos últimos meses Vox ha ganado 776.000 votos, mientras que los populares han perdido 800.000.

Al tiempo que su electorado es más fiel, en el del PP surgen algunas dudas. Pero nada es casual ni surge porque sí. El nuevo año servirá también para apuntalar la capacidad de Vox para rastrear el desencanto social allá donde se encuentre. Las restricciones por el auge de contagios son la última excusa, con una cascada de recursos contra el pasaporte covid en toda España, pero también el panorama que se avecina respecto a la gestión del Gobierno de Sánchez. La crisis tras la pandemia asegura un buen número de manifestaciones y, como ya ha sucedido con las protestas del campo o los policías y guardias civiles, Vox no perderá la oportunidad. "Estaremos donde haga falta, en la calle en los tribunales o en el Parlamento", advierten desde el partido.

El 2022 será el termómetro de las estrategias iniciadas por Vox en los últimos meses. Tres años después de su irrupción en las instituciones, las elecciones regionales en Castilla y León y Andalucía serán el siguiente escalón en el ascenso del partido de Santiago Abascal, con una posibilidad real de entrar en gobiernos. Del tono antisistema a la gestión. Este objetivo será paralelo a otra de sus prioridades, mantener el pulso electoral con el PP y no perder el paso en las encuestas.

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