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El caso Talavera o por qué tres cuartas partes de España van a estar cada vez más enfadadas
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El caso Talavera o por qué tres cuartas partes de España van a estar cada vez más enfadadas

La ciudad castellanomanchega es un buen resumen de todo lo que olvidamos cuando pensamos que todos los problemas de nuestro país se reducen a lo rural

Foto: Raquel Esteban y Gloria Camacho en la estación de Talavera. (Héctor G. Barnés)
Raquel Esteban y Gloria Camacho en la estación de Talavera. (Héctor G. Barnés)
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Su definición de la España vaciada no tiene que ver con lo rural, sino con una relación de fuerzas en la que muchos salen perdiendo para que unos pocos se lo lleven todo, todo el tiempo: “Es desvestir un santo para vestir a otro”.

El caso de Talavera, con sus 83.633 habitantes, es un ejemplo canónico de todo lo que estamos entendiendo mal de la crisis española, sustituyendo unos tópicos por otros: el votante medio de partidos como Soria ¡Ya! o Teruel Existe es de centro-izquierda, urbanita y oscila entre los 35 y los 60 años.

La imagen del enfado es un polígono industrial medio abandonado

Talavera no es una aldea a punto de desaparecer ni una ciudad que vive solo de la agricultura y la ganadería, sino una de aquellas localidades boyantes a base de comercio e industria que ha perdido más de 6.000 habitantes en los últimos años. “Claro que nosotros somos España vaciada, porque lo que vacía son las políticas públicas”, insiste Esteban.

Un paseo en coche por el polígono industrial de Torrehierro permite pensar que tarde o temprano toda España estará enfadada. O casi toda, quizá con la excepción de Madrid, Barcelona, Sevilla, Málaga, Valencia, Bilbao, San Sebastián o Vigo. Su imagen es la de una hilera de naves vacías cuyas ruinas han sido desvalijadas: el enfado español es un polígono industrial lustroso y ahora casi abandonado. Uno a uno, Esteban, junto con Gloria Camacho y Evaristo Pavón, señalan los fantasmas de las empresas desaparecidas.

placeholder La gasolinera abandonada de Torrehierro. (HGB)
La gasolinera abandonada de Torrehierro. (HGB)

“Talavera ha sido tres cosas: confección, construcción y comercio”, explica Camacho, también portavoz de SOS Talavera. La industria textil, que Pavón conoce bien porque estuvo al frente de una de ellas durante décadas, era una de las principales fuentes de empleo de la región. Cientos de empresas y alrededor de 10.000 empleos, muchos de ellos femeninos, que terminaron cerrando a principios de siglo. “Mis compañeras se iban a trabajar a la confección si no estudiaban”, recuerda Esteban. “Y al final eso se acabó. ¿Dónde ubicas a miles de mujeres?”.

Después de la confección, la construcción. Camacho abrió una empresa de alquiler de maquinaria que también tuvo que cerrar, y ahora es profesora. “Aquí tuvo mucha importancia la construcción, pero también toda la industria alrededor, que exportábamos fuera: estructuras, hormigones, maquinaria”, recuerda. “Hubo una época que solo veías Touareg o X5, parecía que los regalaban”. Eso se acabó, y con ello el comercio. En la calle Cerería, todo son locales a la venta. Cuando una carta se cae del castillo, arrastra al resto. Talavera ciudad ha pasado de ser la segunda ciudad más grande de Castilla-La Mancha a la quinta, y ha perdido alrededor de 6.000 vecinos: Guadalajara la acaba de superar. Mientras tanto, Toledo también crece en una proporción semejante: ha ganado 6.000 habitantes desde 2008.

"Parecía que no les iba a afectar, pero los siguientes son ellos"

“Primero se produjo el progreso migratorio que afecta sobre todo a los jóvenes de las localidades de menor tamaño”, explica a El Confidencial el sociólogo Ángel Martín, presidente de SOCYL (Asociación Profesional de Sociología de Castilla y León). “Desde las ciudades intermedias se veía como algo ajeno. El segundo sucede en las cabeceras de comarca, que pierden actividad económica, asociativa. Incluso en estas ciudades pequeñas se veía como algo que no iba a pasar. Pero el siguiente paso es o bien la capital de provincia o la ciudad intermedia como Talavera, Aranda de Duero, Miranda de Ebro o Ponferrada. Eso es lo que estamos viviendo ahora. Ahora se están dando cuenta de que los siguientes son ellos”.

La cosa no queda ahí. “Va a producir un efecto dominó en los movimientos migratorios de ciudades de tamaño algo superior como Valladolid o Coruña, que ya están viendo que en su ecosistema más cercano, sus jóvenes, se van a ver obligados a emigrar”. Pronto, todo menos Madrid será España vaciada.

El humilde Mercadona contra el Goliat de Mountpark

Durante nuestro paseo, Esteban recuerda a menudo que, mientras que ese mismo lunes se celebraba en Talavera la apertura de un nuevo Mercadona (en realidad un traslado), en Illescas, Mountpark construye una tercera nave de logística. “Todo se ha ido a la Plataforma Iberum, cuando estaba pensado para venir aquí”, recuerda Esteban en referencia al centro logístico de Illescas, con más de 3,5 millones de metros cuadrados. Primero Toledo y luego Illescas son los dos municipios que se han quedado con todas las oportunidades que podría haber aprovechado Talavera. En su día, una de las ciudades más importantes del centro peninsular.

“La gente iba a de Madrid a Talavera en el día, y luego merendaban, compraban ropa o queso o pimentón y se volvían”, recuerda Esteban. “Las Marys estaban llenas todos los sábados. Era como un gran centro comercial al aire libre”. Para muchos talaveranos, el problema nació con la división autonómica, que no concedió a Talavera la capitalidad de provincia. “La Junta decidió que Toledo tenía que dejar de ser un fuerte pueblo turístico para convertirse en la capital del imperio”, recuerda.

Atravesamos la Carretera de la Muerte, que debe su apodo popular a que es la que recorren sin parar las ambulancias que tienen que ir al hospital de Toledo para disfrutar de los servicios de los que carece Talavera. La localidad no tiene forense: si hay que practicar una autopsia, los familiares no pueden velar el cuerpo.

“En el caso de Castilla y León, lo que se está reproduciendo es un doble centralismo: el de Madrid y el de Valladolid”, añade Martín. “De igual manera que desde Madrid no se entiende la complejidad de España, en Castilla y León la mayoría de instituciones están en Valladolid, lo que ha provocado una sensación de enfado y desafección. Cuando preguntamos por esta cuestión, el 80% de los castellanos y leoneses consideran que no se trata por igual a las nueve provincias. Soria y Zamora son las que salen más desfavorecidas”. Algo semejante ocurre en La Mancha con Toledo. Un país de agujeros negros que ha acabado con el mallado del país: Talavera fue también un cruce de caminos entre Ávila, Salamanca y Lisboa, que debería conectar un AVE que nunca llega.

La sensación de afrenta se acumula desde la gran manifestación de hace 30 años

La sensación de afrenta se acumula desde hace décadas. En 1992, Nosotros Talavera, una de las organizaciones de las que germinaron los actuales movimientos locales, convocó la gran manifestación que consiguió que el entones presidente manchego, Pepe Bono, firmara el conocido como documento Bono, que le comprometía a diversas mejoras, como la creación de una universidad, que finalmente quedó en una representación testimonial de la Universidad de Castilla-La Mancha.

Un edificio que es poco más grande que un instituto, aunque se esté ampliando la oferta de estudios. De vez en cuando, se oye una queja: “¡Que haya tenido que ser el dictador bajito el último que apostase por la región!”. Fue durante la dictadura cuando Franco, siguiendo los planes de la República, introdujo el regadío en la región con la construcción de embalses, canales y acequias que atrajeron una gran cantidad de migración de las regiones cercanas, como Extremadura.

Cuestión de expectativas

El padre de Esteban, Fulgencio, comenzó a trabajar en un taller de cerrajería a mediados de los años 50. Era verato, es decir, uno de aquellos miles de oriundos de la Vega Cacereña que acudieron a la capital y su comarca, en plena expansión. Pasó en el negocio décadas, hasta que se estableció por su cuenta a mediados de los años 80, con 16 empleados a su cargo. No habría sido posible sin el ‘boom’ agrícola, pero era parte de un apogeo de las ciudades medianas entre finales de la dictadura y el comienzo de la Transición que propició una amplia diversificación económica. Un proceso que se terminó a principios de siglo.

placeholder Raquel, Raquel y Fulgencio, tres generaciones de Talavera. (HGB)
Raquel, Raquel y Fulgencio, tres generaciones de Talavera. (HGB)

Los símbolos del final de aquella época de bonanza aún pueden observarse en la ciudad. El puente de Castilla-La Mancha se otea desde todas las inmediaciones, pues es el más alto de toda España con sus 192 metros, y el segundo de Europa. Pero lo que es cruzarse, se cruza poco: se inauguró en 2011, pero la circunvalación para la que se construyó nunca ha llegado a ser terminada. Talavera también ostenta otro discutible récord. Es la única ciudad que no tiene un acceso desdoblado en dos carriles a la ciudad, lo que dificulta la entrada de camiones. Me enseñan varias fotos del día que dos autobuses se cruzaron en una de las partes estrechas de la carretera y no pudieron avanzar por la estrechez de la vía. Atrapados en Talavera sin poder salir.

Quizás a Fulgencio, a sus más de 80 años, le parezcan pocas las 6.000 personas que se han desvanecido de Talavera de la Reina durante los últimos años. Cuando pisó por primera vez la ciudad, esta apenas tenía poco más de 20.000 habitantes. También los municipios del alfoz se beneficiaban. Como recuerda su hija, “cuando tienes prosperidad, la gente de la comarca no necesita venir a vivir a Talavera, porque vivían allí, pero compraban en Talavera, usaban los talleres de Talavera, y podían pagarle una carrera a sus hijos viviendo en el pueblo. Hoy eso es imposible”. Hoy, como ocurre en todas partes, el cerrajero es un autónomo solitario.

"Hay resignación en Zamora o León, saben que se están quedando atrás"

Sergio Andrés Cabello, sociólogo de la Universidad de La Rioja, ha explicado esa decadencia urbana en ‘La España en la que nunca pasa nada’. “Lo que entendemos hoy como entorno rural parte de la diversificación de actividades”, recuerda a El Confidencial. “Esta diversificación es muy importante porque hay diferentes personas haciendo diferentes actividades, gente en el sector primario, terciario cualificado, terciario no cualificado… En nuestro país, lamentablemente, el sector secundario que estaba vinculado al medio rural, como las industrias vinculadas a la madera o a las energías, ha desaparecido”.

Andrés acaba de visitar León y Zamora para presentar su libro, y afirma que le ha sorprendido el decaimiento de la población. “Detectas en la sociedad un sentido de la resignación muy duro”, desvela. “Sienten que se están quedando atrás”.

El caso de Raquel, hija homónima de su madre y nieta de Fulgencio, es una excepción a la regla. Estudió un grado superior de Administración y Finanzas en Madrid y Administración y Dirección de Empresas en Talavera, pero se volvió a Mejorada porque le gusta la cercanía de las pequeñas distancias, el campo y el pueblo. Trabaja en un ‘call center’ y hace poco la entrevistó La Sexta como una de esas raras excepciones de universitarias que se quedaron en el pueblo. También es socia de SOS Talavera.

El perfil del votante de los partidos de la España Vaciada es, de hecho, más joven de lo que cabría pensar según el tópico, mientras que los mayores de 65 son fieles al bipartidismo. Como recuerda su madre, si la España Vaciada se presentase en Madrid, arrasaría, porque la capital está llena de exiliados.

No todo el monte está vacío

En su díptico ‘Un hipster en la España vacía’ y ‘La muerte del hipster’, el escritor y editor Daniel Gascón ironiza sobre los estereotipos rurales que se han creado desde la ciudad a través del retrato de una localidad turolense como en la que pasó su infancia. “Muchas veces, en la España vacía lo que hay son ciudades, con empleos más industriales y del sector servicio, no granjeros”, cuenta a El Confidencial. “Pero se utiliza la potencia sentimental de esos estereotipos. Mi madre fue médico rural en Teruel y, aunque muchos pueblos son pequeños, tienen sus clases de yoga, aerobic, 'spas'…”.

"Reducir el medio rural a agricultura y ganadería es un error"

Sergio Andrés insiste en esa idea del peligro de caricaturizar lo “urbano”. “Reducir el medio rural a una única actividad como agricultura o ganadería es un error, y flaco favor le han hecho ciertas tendencias que hemos visto en las últimas semanas”, explica. “No soy nada partidario de esa visión de ruptura entre lo urbano y lo rural, porque estamos en un mundo que ha cambiado y es híbrido en relación con lo rural. La interrelación es continua, hay muchas personas en provincias como Burgos o La Rioja que tienen su residencia en el medio rural y trabajan en la ciudad o al revés. Uno de los problemas del solucionismo es que parece que creando empleo la gente va a vivir ahí. Pues relativamente”.

La muestra es que cogemos el coche y, en apenas cinco minutos, nos plantamos en Mejorada, un municipio de alrededor de 1.300 habitantes de donde proviene la familia de Esteban. Nos encontramos con su tío Pedro, que a sus 82 años aún trabaja el campo a pleno sol del mediodía. Fue uno de los trabajadores de la Cooperativa Agropecuaria CRETA, que producía leches, quesos y piensos para toda la región, con su propia caja de ahorros. Hasta que llegaron los políticos y se fue al traste al final de la década de los 80. “Pura economía circular”, como recuerda su sobrina.

placeholder Pedro, trabajando la tierra a sus más de 80 años. (HGB)
Pedro, trabajando la tierra a sus más de 80 años. (HGB)

Pedro nunca vivió en Talavera, pero trabajó en ella durante décadas. Hoy labra la tierra, como tantos jubilados, por afición. Lo que producen los agricultores lo hacen a pérdidas. Raquel también tiene su huerto experimental de pistachos en colaboración con IMIDRA, aunque vive en Griñón y trabaja en un céntrico instituto madrileño. “A mí aquí se me hace de noche, y me lo paso mejor que tomando una caña con mis amigas”, recuerda. En menos de una hora puede plantarse en sus campos.

Es un buen ejemplo de que, en un país donde el recuerdo del gran exilio rural no es tan lejano, la división entre campo y ciudad es engañosa. Como muestran los datos sobre pérdida de población, la división no es tanto rural y urbano como interior y exterior: es la España interior la que pierde población en favor de la capital y las ciudades de la costa, siguiendo el turismo, el sector boyante. El nuevo “confección, construcción y comercio”.

"Para salvar el pueblo, como no salvemos la ciudad media, no hay nada que hacer"

Uno de los problemas que ha generado esa visión totalitaria de lo rural como equivalente a la España vaciada es, además de un incontable número de mítines en mitad de prados, el ocultamiento de una realidad más compleja que requiere otra clase de medidas que no sean solo, como ironiza Andrés, “llevar wifi a los pueblos”.

“Con ciertos discursos nos vamos al extremo contrario y nos olvidamos de la parte intermedia que articula el territorio”, recuerda. “Como decía Antón Costas, se ha producido una pérdida de cohesión social. Si nos focalizamos en el pueblo idealizado de la imagen de postal, nos dejamos por el camino todo el sustrato. Y ahí tenemos un problema serio: las cabeceras de comarca o municipios como Talavera van para atrás. Si queremos salvar el pueblo pequeño, como no salvemos a los que están por encima, no tenemos mucho que hacer”.

En España, el 69% de la población vive en municipios de más de 50.000 habitantes (Talavera tiene 83.663 según el INE de 2020). Tres cuartas partes de los municipios españoles perdieron población durante la última década. Solo un 16,2% de la población vive en municipios considerados rurales, con menos de 10.000 habitantes y una baja densidad.

Mejorada es uno de esos entornos rurales donde se puede vivir bien. Podría ser el escenario del hípster rural de Gascón. El menú a 11 euros es extraordinario e inacabable, el bar bulle un martes por la mañana y dan ganas de quedarse al sol de la plaza. No es un lugar abandonado, desde luego. Los sábados hay hasta problemas de aparcamiento porque es cuando todo el mundo vuelve a su lugar de origen. “Tendemos a pensar esas vidas como de miseria, pero en muchos de esos sitios no hay tanto paro. Hay cosas duras, como envejecimiento, población muy masculinizada, pero las condiciones de vida no están tan mal”, recuerda Gascón. Donde sí hay paro es en Talavera capital: un 26,18% en enero de 2022.

placeholder Tiendas cerradas en la calle Cerería. (HGB)
Tiendas cerradas en la calle Cerería. (HGB)

Como añade el editor de ‘Letras libres’, nunca antes como ahora se habían parecido tanto la vida rural y la vida urbana. La televisión, Netflix, internet o Amazon llegan igual a todas partes. El aislamiento cultural ha desaparecido. “Tienes el mismo acceso a la prensa digital o a las películas”, añade. “Cuando era pequeño y vivía en un pueblo, mi padre nos llevó a un compañero y a mí a ver ‘Tierra y libertad’ porque se estrenaba en Teruel. Hoy el mundo mental es más parecido”.

“Cada uno tiene su mito de lo rural”, concluye. “La izquierda con cierta idea de ‘hippismo’, como el lugar donde puedes reinventarte, alejándote del ruido y de la productividad, y la derecha con el contacto con la tradición y lo ancestral”. Mientras tanto, el tópico de las ciudades, aun pequeñas y perdiendo población, las liga al funcionariado y la pequeña burguesía. Una idea muy poco romántica.

Una ventana de oportunidad, ¿para quién?

Mientras rodeamos Talavera a través de su circunvalación, Raquel Esteban recuerda que, para ella, la España vaciada ya ha ganado. “Todos los partidos han hablado de vertebración del territorio y cohesión social”, presume. Otra de las críticas que se escuchan en el automóvil es que Page se sienta en Fuensalida y solo gobierna lo que ve, es decir, ha dado la espalda al noroeste de la comunidad y a toda la región talaverana, que tradicionalmente ha tenido más que ver con Ávila o Extremadura que con Toledo.

"Triunfará si diseñan políticas que tengan en cuenta a tres cuartas partes del país"

Pero el problema no es ni la izquierda ni la derecha, ni Page ni Cospedal, repiten, sino ambos. Entonces, ¿qué? Una posible manifestación de la España Vaciada en la región podría tener fuerza, aunque uno de los problemas haya sido una mezcla de acomodamiento y resignación que se traduce en una escasa participación ante sus movilizaciones.

Para el sociólogo Angel Martín, no está tan claro que el simple cambio de marco sea una victoria. “Hay que diferenciar entre una victoria simbólica y una real”, valora. “Lo que Soria ¡Ya! consiguió el pasado domingo es una victoria simbólica. ¿Van a conseguir que se diseñen políticas públicas que propicien un cambio real? Habrá un triunfo efectivo cuando haya políticas que tengan en cuenta las demandas y necesidades de tres cuartas partes del país. Hasta que no toquemos el modelo económico y productivo, por muy ilusionados que estén... Si en 20 años no ha cambiado nada, se quedará en lo que pudo ser y no fue”.

Foto: Hay tanta gente esperando al tranvía en Parla como esperando al AVE en León. (Foto: Héctor G. Barnés)
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El sueño de la frustración produce monstruos, y Sergio Andrés recuerda que la desilusión de estas regiones es una ventana de oportunidad para propuestas de todo tipo. Aunque el Ayuntamiento talaverano sea socialista, en las pasadas elecciones generales, Vox sacó el 23% de los votos, casi al nivel del PP (un 25%) y no tan lejos del PSOE (31%). Como recuerda el sociólogo, “se están dando estructuras de plausibilidad de que calen discursos sobre cómo se articula esa dimensión territorial. Hace 20 años, era inconcebible porque eran como las clases medias, iban para arriba. Pero, si los políticos nacionales van a Castilla y León a hablar del 'procés', de los filoetarras y la guerra civil… Ahí hay un problema muy serio y Vox lo aprovecha, pero el problema lo tienen PP y PSOE”.

A las 18:45 sale el primer tren de la tarde de vuelta a Madrid, y hay una escena que me emociona, tal vez por la luz de postal del atardecer, tal vez porque la he visto a menudo. Una joven universitaria que arrastra su maleta le da un abrazo a sus padres, que se quedan en Talavera, con los ojos un poco vidriosos. Vamos en el mismo vagón, el que se desplaza de la España abandonada a la España desde la que se decide todo.

Su definición de la España vaciada no tiene que ver con lo rural, sino con una relación de fuerzas en la que muchos salen perdiendo para que unos pocos se lo lleven todo, todo el tiempo: “Es desvestir un santo para vestir a otro”.

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