El recuerdo de Miguel Ángel Blanco sigue vivo en las aulas, pero se debilita

"Recuerdo que mi profesor de Historia en la ESO sí que nos habló de Miguel Ángel Blanco, aunque no apareciese en el libro de texto. Le daba un valor clave para entender cómo toda una sociedad empezó a perder el miedo y a pedir que aquello se acabara. Además, era una persona muy implicada porque fue a la manifestación de las manos blancas", relata Alejandro Sánchez, madrileño de 22 años, que fue estudiante en un instituto de la capital.

¿Saben los más jóvenes quién fue y qué le ocurrió a Miguel Ángel Blanco? La respuesta es difusa. Varía en función de la edad, del centro educativo —si se ha visto más o menos implicado en formación, talleres y charlas sobre el terrorismo de ETA— y también del entorno. Otro ejemplo es el de la generación de Cristian, ceutí de 34 años. Ellos lo vivieron muy de cerca. Él, particularmente, tenía 9 años cuando ocurrió. Ahora tiene algunos más, pero aún recuerda que por aquel entonces "fue algo muy comentado tanto fuera como dentro del colegio". No tanto por lo que aparecía en los libros de texto —el asesinato acababa de producirse— o lo que les explicaron sus profesores en la ciudad autónoma. Más bien por lo dramático del suceso y el revuelo que causó, que hizo que no pasara inadvertido ni tan siquiera para los más niños.

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Ahora la cosa parece haber cambiado ligeramente. Cuando a José Antonio, que con 18 años acaba de terminar Bachillerato en un instituto de Huelva, se le pregunta quién es Miguel Ángel Blanco admite que "le suena", pero no sabe de qué. Tampoco al resto de compañeros a los que lanza esta misma cuestión, salvo alguno que más o menos atina. Pero en cuanto se les ofrecen algunos detalles, como que fue víctima de un dramático secuestro y asesinato, ellos mismos empiezan a recordar: el relato trágico, la explicación en clase de sus profesores de Historia de España, las anécdotas. El dolor.

Pero incluso quienes ya terminaron la secundaria o son meramente conscientes de quién fue Miguel Ángel Blanco reconocen lo poco —o nada— que se habló de él en sus colegios e institutos. En todo caso, un apéndice breve en algún tema de Historia de España. En ello coinciden dos exalumnas, María (24 años) y Lorena (25 años), cuando hablan de lo que recuerdan haber leído u oído sobre él en sus institutos de Fuentes de Andalucía (Sevilla) y Mérida (Badajoz), respectivamente. Ana, una joven navarra de 27 años, estudió en un 'ikastola' de Pamplona —centros en los que la enseñanza se ofrece completamente en euskera— y cuenta que en su caso la docencia se mantenía, por norma general, al margen de comentar asuntos que guardasen cualquier relación con el terrorismo de ETA y el conflicto vasco. Tampoco sobre Miguel Ángel Blanco.

La figura de Miguel Ángel Blanco sigue siendo difusa para algunos estudiantes

Para hacer frente al riesgo del olvido, desde el Ministerio de Educación y el de Interior desarrollaron un proyecto de "Memoria y prevención del terrorismo" en el que se pretende dar una enseñanza histórica, fomentar los valores democráticos y el rechazo a la violencia. En ellos, la figura de Miguel Ángel Blanco se resalta brevemente como uno de los puntos claves para entender el porqué de la manifestación masiva de la ciudadanía española en contra del terrorismo.

Durante su presentación, a finales de 2021, la ministra de Educación, Pilar Alegría, afirmó ser consciente de lo difícil que es abordar estos temas por su facilidad para "suscitar debates" y "tocar emociones", pero mostró su confianza de que serían de utilidad para servir de apoyo al profesorado y no borrar los duros años del terrorismo de nuestra memoria colectiva.

En el currículum educativo de tercero y cuarto de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) no se especifican los contenidos de ETA, ni mucho menos la figura de Miguel Ángel Blanco. Sin embargo, sí que resaltan como apartado imprescindible impartir "la memoria democrática, experiencias históricas dolorosas del pasado reciente y reconocimiento y reparación a las víctimas de la violencia", donde el profesorado tiene un gran margen de maniobra para hablar de ello.

Ahí precisamente se encuentra María José, una profesora que imparte historia en cuarto de la ESO en un instituto madrileño. Les habla a sus alumnos de figuras como la de Miguel Ángel Blanco o Irene Villa porque "al ser gente joven creo que se pueden sentir identificados". Afirma que es un tema necesario con el que se pueden explicar muchas cosas de la historia de España, desde cómo fue la Transición y los años posteriores, pero reconoce la dificultad del curso a la hora de tener que impartir tanto historia internacional como nacional. "Tengo la sensación de que se está olvidando, han pasado 25 años, que no es tanto, y parece que cuesta más recordar quiénes fueron algunas personas", concluye la profesora.

Los años más oscuros de ETA dejaron una huella de tal calado en la sociedad que muchos vieron necesario no borrar esta etapa de la memoria de los españoles. La Fundación de Víctimas del Terrorismo (FVT) tiene claro que una de las claves para que algo así no vuelva a ocurrir es hacer pedagogía desde las aulas. Hace 20 años, cuando todavía la banda seguía en plena actividad armada, iniciaron un programa de charlas en centros, institutos e incluso universidades de todo el país. Las imparten exclusivamente víctimas que lo han sufrido en primera persona.

'Educar para la convivencia' es la iniciativa que hace años puso en marcha la FVT en 800 centros escolares

Sus nombres no siempre eran conocidos por los estudiantes, pero su objetivo era en primera instancia hacer todo lo posible para que aquella tragedia no se repitiese y, más adelante, que no cayeran en el olvido las personas que perdieron la vida por el terrorismo, como Miguel Ángel Blanco.

Son más de 800 centros en los que se ha impartido este programa, llamado "Educar para la convivencia", en el que las víctimas como la propia Marimar Blanco —hermana de Miguel Ángel Blanco y expresidenta de la Fundación de Víctimas del Terrorismo—, Ana Carro, Conchita Martín, Ana Velasco, Maite Pagazaurtundua o Javier López Ruiz hablan en primera persona. Y lo hacen cara a cara con los estudiantes, a los que buscan transmitir el recuerdo de una etapa difusa o casi desconocida para muchos.

En los próximos días, la Fundación tiene por delante unos 90 actos para conmemorar a quienes han perdido la vida, o a sus familiares, por causas tan dramáticas e injustas. Creen que lo verdaderamente importante radica en ello: en mantener viva la memoria.