Feijóo abordará en septiembre las incógnitas de los últimos polvorines territoriales del PP

Pese al exabrupto que vivió el partido a principios de agosto por el último desafío que planteó Isabel Díaz Ayuso a cuenta del decreto energético del Gobierno, o de las diferencias con la dirección de Pablo Casado por los 'pactos secretos' sobre el CGPJ, Alberto Núñez Feijóo puede presumir de haber finalizado el anterior curso político sin guerras internas. Y esa es la máxima con la que afronta el último proceso de renovación territorial que se ha marcado como prioridad una vez arranque septiembre. La cúpula popular quiere "acelerar" el proceso por la proximidad del ciclo electoral que inaugurarán las elecciones autonómicas y municipales del próximo 28 de mayo. Feijóo pide calma ante la "ansiedad" que se ha instalado en aquellas regiones donde siguen con las estructuras caducadas y, por tanto, sin candidaturas definidas para los comicios. Pese a restar pocos días para que se fijen nuevas fechas, los últimos polvorines regionales siguen plagados de incógnitas.

Feijóo lleva cinco meses sentado en la séptima planta de Génova, pero ha dedicado el tiempo justo a la vida orgánica. Madrid fue la comunidad que dio el pistoletazo de salida a la renovación que quedó pendiente de la época de Pablo Casado. Al cónclave de Ayuso le siguió el de Galicia, que entronizó a Alfonso Rueda como sustituto del propio Feijóo al frente del PP regional y de la Xunta. Además de los congresos municipales de Pontevedra y Barcelona, Génova resolvió también el rompecabezas de Extremadura y Murcia. Pero en la lista de tareas pendientes aún queda resolver la situación en Navarra, La Rioja, Asturias, Cantabria, Ceuta y Melilla. País Vasco y Cataluña son los otros dos grandes retos orgánicos que, de momento, Alberto Núñez Feijóo ha decidido meter en el congelador.

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El PP se ha planteado volver a 'teñir de azul el mapa nacional, y ello implica impulsar estructuras fuertes para dar la batalla en las autonómicas y municipales. Con este desafío por delante, los populares sopesan qué hacer, por ejemplo, en La Rioja, un viejo feudo del partido. Durante un tiempo cobró fuerza la teoría de que Feijóo siguiese la 'vía Cospedal' e impulsase a Cuca Gamarra como candidata, pero su implantación en Génova como secretaria general del partido desluce esa posibilidad.

Con todo, fuentes de los populares en la región no descartan que un perfil con el relumbrón nacional de Gamarra dirija el partido en La Rioja, aunque luego no se la presente como candidata a la presidencia autonómica. Feijóo no tiene muchas más opciones para un territorio donde el actual líder regional, José Ignacio Ceniceros, ya ha confirmado que no seguirá en el cargo. Importante recordar en este punto que Cuca Gamarra fue en su día la candidata que impulsó Mariano Rajoy para presidir el PP de La Rioja, pero Ceniceros se impuso en las primarias.

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Otro de los congresos que han despertado cierta inquietud en las filas populares es el de Cantabria. Y no porque la nueva dirección nacional vea con malos ojos a la actual presidenta regional, María José Sáenz de Buruaga —un perfil al que Pablo Casado y Teodoro García Egea sí daban por amortizado—, sino por los rumores que han recorrido el partido en los últimos meses sobre un posible regreso del exministro de Fomento Íñigo de la Serna. El también exalcalde de Santander se integró hace unos meses a la ejecutiva de Alberto Núñez Feijóo como secretario del comité electoral, un puesto por el momento compatible con su cargo en la vida privada y que algunos interpretaron como un guiño a su futura reinserción en las filas populares, bien a nivel nacional o bien en la política cántabra.

Sin embargo, fuentes autorizadas del PP aseguran que no está en los planes del exdirigente volver a la política activa, al menos en el corto plazo. Recuerdan que, al prosperar la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy de la Moncloa, Íñigo de la Serna se quedó completamente fuera del partido al no contar con un acta de diputado en el Congreso y tardó dos años en reincorporarse a su gremio —es ingeniero de caminos— por la propia incompatibilidad que fija la ley. "No se le pasa por la cabeza regresar", sostiene un dirigente de su confianza. Este escenario allana casi por completo el camino a Sáenz de Buruaga para tener una nueva oportunidad en las autonómicas de mayo.

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Feijóo está tejiendo la nueva red territorial de la mano de Miguel Tellado. El discreto ex secretario general del PP de Galicia asume una tarea para la que se apoya en dos 'fontaneros' andaluces con vistas privilegiadas en la nueva dirección de Génova: Elías Bendodo, como coordinador general, y Ángel González, como secretario de Organización. Los artificieros de Génova han desactivado todas las 'bombas' que amenazaban con estallar en las manos de Feijóo en territorios como Extremadura y Murcia, donde en un principio había candidaturas alternativas. La máxima es la "unidad" y, por el momento, Feijóo ha cumplido con ese desafío.

Los tres dirigentes intentan resolver otro de los grandes rompecabezas orgánicos de septiembre: el congreso del PP de Navarra y el polvorín territorial por la crisis de sus socios de UPN. Por un lado, y pese a formar parte en el pasado del pequeño búnker de confianza de Pablo Casado, Ana Beltrán podría seguir al frente de la formación en la región por no haberse materializado ninguna otra candidatura de peso, aunque su futuro sigue siendo una incógnita que, como en el resto de congresos, Génova guarda aún bajo llave.

La otra 'pata' que queda por resolver es el futuro de la coalición con UPN —Navarra Suma ganó las elecciones en 2019, pero la izquierda sumó más— después de la crisis que ha terminado expulsando a sus dos representantes en el Congreso, Sergio Sayas y Carlos García Adanero, de la formación, y que ahora amenazan con lanzar su propia plataforma electoral. Feijóo se reunirá con Javier Esparza este otoño para definir el futuro de su relación en la región aunque, como publicó El Confidencial, el PP no se plantea reeditar la coalición en las autonómicas de 2023. No se cierra a un pacto con UPN, siempre y cuando sus siglas no queden diluidas, sobre todo con el objetivo de no fragmentar el voto en una región donde el PP plantea dar la batalla no solo al PSOE, sino también a Bildu.

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Génova tampoco ha deshojado la margarita en Asturias, Ceuta y Melilla, pero el foco de la dirección nacional se dirige también a Aragón. Pablo Casado situó al alcalde de Zaragoza, Jorge Azcón, al frente de la dirección regional del partido el pasado mes de diciembre, una maniobra con la que quiso mandar un mensaje a Isabel Díaz Ayuso en un momento en que Génova ya se planteaba impulsar a José Luis Martínez-Almeida como presidente del PP de Madrid. La duda ahora es si el partido lanzará o no a Azcón como candidato autonómico, una maniobra arriesgada, ya que implicaría dejar desierta su plaza en el Ayuntamiento de Zaragoza.

Iturgaiz y Fernández, rumbo a 2023

Feijóo ha decidido apagar primero todos los fuegos territoriales en aquellas regiones que irán a las urnas en mayo de 2023 antes de resolver el interrogante que también se abre en País Vasco y Cataluña. La presión interna es especialmente grande en Euskadi, donde la continuidad de Carlos Iturgaiz, designado 'a dedo' por Pablo Casado tras la crisis que purgó del PP vasco a Alfonso Alonso, está en entredicho tras los pobres resultados electorales que registró en la región.

El aplazamiento de los dos congresos regionales tiene una consecuencia directa: tanto Carlos Iturgaiz como Alejandro Fernández pilotarán sus respectivas formaciones en las municipales de 2023 y confeccionarán las listas con las que el PP irá a los comicios locales en País Vasco y Cataluña, a pesar de que unos meses después Feijóo podría impulsar un cambio en los equipos regionales que podría afectar a las dos autonomías.