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Guerra sindical: Vox agitará las calles frente a la 'tibieza' de UGT y CCOO ante el Gobierno
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OTOÑO DE PROTESTAS

Guerra sindical: Vox agitará las calles frente a la 'tibieza' de UGT y CCOO ante el Gobierno

Las principales centrales sindicales ponen en la picota a los empresarios por la pérdida de poder adquisitivo y anuncian movilizaciones alentadas por Yolanda Díaz. Solidaridad pretende redirigir el foco hacia el Ejecutivo

Foto: Marcha convocada en Cádiz por Solidaridad, el sindicato adscrito a Vox. (EFE/Raúl Caro)
Marcha convocada en Cádiz por Solidaridad, el sindicato adscrito a Vox. (EFE/Raúl Caro)

Las consecuencias políticas y económicas de la guerra de Ucrania abonan el terreno para un invierno "difícil", que ya reconoce el propio Gobierno. Pero el otoño también se prevé 'caliente' en las calles. Los últimos compases del verano han servido a los principales sindicatos para intensificar la amenaza de grandes movilizaciones y huelgas a lo largo de toda la geografía española por la pérdida de poder adquisitivo de la ciudadanía. CCOO y UGT han puesto en la picota a la CEOE por "bloquear" los convenios y torpedear subidas salariales para los trabajadores. Pero la batalla que comienza a dibujarse en el horizonte no enfrentará solo a los agentes sociales, sino también a las organizaciones sindicales, que pujan por capitalizar el malestar social a cuenta de la desbocada espiral inflacionista. Solidaridad, la organización adscrita a Vox y liderada por Rodrigo Alonso, trabaja ya en un calendario de protestas este otoño motivadas por la delicada situación económica que atraviesa el país.

El objetivo de Solidaridad, sin embargo, dista mucho del que plantean las centrales sindicales tradicionales, que evitarán lanzar a la gente contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez. La organización 'apadrinada' por Santiago Abascal planea, como mínimo, una gran manifestación en Madrid no solo contra el Gobierno, sino contra los "liberados sindicales" —donde ubica a CCOO y UGT—, por estar "al servicio" de la Moncloa.

El primer sindicato "anticomunista" de España nació en septiembre de 2020. Abascal patrocinó la fundación de una herramienta con la que hacer penetrar su mensaje en la clase trabajadora. Siempre defendió la "independencia" de la organización respecto a su marca política, pero además de llevar su sello ideológico, está dirigida por el portavoz adjunto de Vox en Andalucía. Solidaridad cuenta con representación en importantes empresas a nivel nacional, como Cepsa o Prosegur, pero se la conoce especialmente por el 'ruido' que en más de una ocasión ha hecho en la calle.

El sindicato fue convirtiéndose en el brazo movilizador de una formación política que siempre ha presumido de su fuerte capacidad de convocatoria, muy por encima de los partidos tradicionales. El último gran evento tuvo lugar en Madrid el pasado mes de marzo, cuando la organización congregó a miles de personas en la capital para protestar por la subida de la electricidad, donde se pudieron escuchar cánticos como "¡Sánchez, basura, baja la factura!". Solidaridad no solo emergió para canalizar el malestar social contra el Ejecutivo de coalición, sino también para "derribar" a los sindicatos "de clase", "corruptos" y "extremistas" sometidos a las "multinacionales globalistas".

Foto: El presidente de Vox, Santiago Abascal. (EFE/Kiko Huesca)

A diferencia de CCOO y UGT, Solidaridad no cargará las tintas contra los empresarios porque "también sufren la inflación", sino contra el Gobierno "sátrapa" que busca "esquilmar los bolsillos de las clases populares y trabajadoras" y contra el "fanatismo climático de la izquierda", en palabras del vicesecretario de Acción Política de Vox, Jorge Buxadé. Solidaridad se edificó sobre 12 pilares entre los que incluye la subida salarial, aunque con una fórmula diferente a la que abandera Yolanda Díaz.

La organización no se opone al incremento de las retribuciones —el SMI está actualmente fijado en 14 pagas de 1.000 euros mensuales—, si bien defiende que la subida propuesta por el Ejecutivo "solo aplica a los ciudadanos que ya cobran el SMI" y, además, "repercute íntegramente en los costes de las empresas, por lo que a muchos autónomos que ya están asfixiados se les asfixia un poco más", reiteran, al tiempo que reivindican la bajada de impuestos como solución para mejorar las rentas de las familias y evitan hacer la guerra contra los empresarios.

La máxima autoridad del Ministerio de Trabajo, sin embargo, no ha dudado en posicionarse con los sindicatos tradicionales en el conflicto que los enfrenta única y exclusivamente con la patronal. "Le pido al señor Garamendi un compromiso con su país", pronunció alto y claro Yolanda Díaz el pasado jueves, cuando no dudó en alentar a los sindicatos a cumplir su amenaza de preparar un 'otoño caliente' en las calles contra la CEOE por el rechazo de los empresarios a negociar un crecimiento de las retribuciones que incluya cláusulas de revisión salarial.

"Los sindicatos tienen razones para salir a la calle contra la patronal", reiteró este lunes la vicepresidenta segunda. La parte socialista del Gobierno, sin embargo, ha decidido ponerse de perfil tanto en las críticas a la CEOE como ante la posibilidad de alentar unas manifestaciones que, llegado el caso, podrían volverse en contra del propio Sánchez, sobre todo si no cesa la espiral inflacionista en que se encuentra sumido el país.

Foto: La portavoz del PSOE, Pilar Alegría. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Por el momento, las dos grandes centrales sindicales no han concretado el calendario de protestas con que prometen tensionar la relación de los agentes sociales ante el panorama de "incertidumbre" desde el punto de vista económico que se prevé en los próximos meses. UGT y CCOO piden adecuar el salario mínimo a la situación que está viviendo el país, estancado en un porcentaje de inflación cercano al 11% y ante un escenario de recesión que acecha a Europa. De no cumplir con sus pretensiones, miles de personas llenarán las calles este otoño y España no será una excepción al fuerte descontento que amenaza con estallar en otros países como Francia o Países Bajos.

Las consecuencias políticas y económicas de la guerra de Ucrania abonan el terreno para un invierno "difícil", que ya reconoce el propio Gobierno. Pero el otoño también se prevé 'caliente' en las calles. Los últimos compases del verano han servido a los principales sindicatos para intensificar la amenaza de grandes movilizaciones y huelgas a lo largo de toda la geografía española por la pérdida de poder adquisitivo de la ciudadanía. CCOO y UGT han puesto en la picota a la CEOE por "bloquear" los convenios y torpedear subidas salariales para los trabajadores. Pero la batalla que comienza a dibujarse en el horizonte no enfrentará solo a los agentes sociales, sino también a las organizaciones sindicales, que pujan por capitalizar el malestar social a cuenta de la desbocada espiral inflacionista. Solidaridad, la organización adscrita a Vox y liderada por Rodrigo Alonso, trabaja ya en un calendario de protestas este otoño motivadas por la delicada situación económica que atraviesa el país.

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