Es noticia
Gobierno y partidos convierten las elecciones en un plebiscito sobre democracia o dictadura
  1. España
LA CRISPACIÓN LLEGA A SU MÁXIMO NIVEL

Gobierno y partidos convierten las elecciones en un plebiscito sobre democracia o dictadura

La polarización amenaza con revestir la próxima batalla electoral de un carácter plebiscitario. PSOE y PP asumen la estrategia de sus extremos, mimetizan sus discursos y se acusan de "golpe de Estado"

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha la intervención del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i) durante el pleno del Senado. (EFE/Fernando Alvarado)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, escucha la intervención del líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (i) durante el pleno del Senado. (EFE/Fernando Alvarado)
EC EXCLUSIVO Artículo solo para suscriptores

La batalla política entre los dos bloques encabezados por Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo escaló esta semana hasta el punto de revestir las próximas elecciones de un carácter plebiscitario. Democracia o dictadura. Este es el debate que han acabado por priorizar en la agenda, orientando todos los mensajes. La estación final de una galopante polarización y crispación política que ha derivado en un escenario de choque institucional inédito. El que dirige todas las miradas al Tribunal Constitucional, que debe resolver el próximo lunes el recurso de amparo del PP para paralizar la reforma del Gobierno sobre el Poder Judicial.

Génova ha intensificado su ofensiva ampliando dicho recurso y presentando un nuevo escrito en la Cámara Alta para frenar su aprobación final. Un "complot", según Sánchez, para "atropellar nuestra democracia por parte de la derecha política" y "también por la derecha judicial". La única vía, añade Feijóo, para defender la democracia tras "comprobar que aquellas votaciones donde se declaró la independencia de Cataluña y la desconexión de Cataluña con el resto de España en 2017 fueron menos graves".

Foto: Núñez Feijóo y Díaz Ayuso en la cena del PP de Madrid (EFE/Sergio Pérez)

El Ejecutivo y el principal partido de la oposición han asumido la estrategia de las formaciones que le son más afines o con las que tanto PSOE como PP deberán sumar para poder gobernar. En el caso de Sánchez, Unidas Podemos y los partidos del bloque de investidura, cuyo principal peso reside en la izquierda independentista. En el caso de Feijóo, Vox, la formación que lidera Santiago Abascal. En este contexto, los discursos y las formas se han mimetizado. Las dos grandes fuerzas se acusan mutuamente de golpe de Estado. Al presidente del Gobierno se le compara con dictadores o presidentes autoritarios y al líder popular con golpistas. En declaraciones públicas y hasta en la tribuna del Congreso, como sucedió en el pleno del pasado jueves. A las puertas del ciclo electoral, la legislatura cambia de fase.

La carrera electoral coge velocidad con forma de plebiscito sobre la democracia. En Moncloa aseguran no ver con malos ojos que las elecciones se conviertan en un plebiscito, pero sobre la persona del presidente. Todas las elecciones tienen un componente similar sobre el presidente de turno, según consideran. Con todo, estas mismas fuentes remarcan que los comicios se "ganan en clave de futuro". En la "visión de futuro del país". La "prospectiva" en la que entra la contraposición de modelos que se está poniendo sobre la mesa. El de Sánchez, que basan en una agenda social y de avances en derechos, y el de Feijóo, que sitúan en la amenaza de gobernar con la ultraderecha.

De ahí los esfuerzos por situar a Feijóo fuera del terreno de la moderación

El miedo a "todo lo que se puede retroceder si no logramos reeditar el Gobierno". La melodía que se repite en esta dicotomía, a pesar de los resultados fallidos que tuvo en las elecciones andaluzas. En esta línea tratan de señalar que la derecha no tiene proyecto, salvo derogar las leyes que ha ido aprobando el Ejecutivo y que plantea una hoja de ruta "reaccionaria". También que se está volviendo a volcar en azuzar el debate territorial. Un error, según remarcan, pues entienden que el principal beneficiario de ello es Vox.

De ahí los esfuerzos por situar a Feijóo fuera del terreno de la moderación, la capacidad de acuerdo y la etiqueta de hombre de Estado con la que llegó a Génova. Equipara a Feijóo con su predecesor Pablo Casado, al que sitúan en un plano más sensato que el gallego. Desde que se rompió la negociación para renovar el CGPJ, el Gobierno ha intensificado su confrontación con los populares, tratando de situarlos como antisistema, fuera del marco constitucional y, por tanto, alejado de los pactos de Estado.

Foto: El Tribunal Constitucional, en uno de sus plenos. (EFE/Fernando Alvarado)

La deslegitimación mutua. Poco a poco, en Ferraz van colocando al líder de los populares donde querían. "Echado al monte" y "obedeciendo a los elementos más extremistas de la derecha de este país". En la Moncloa han venido dibujando a Feijóo como un líder "sin autonomía", condicionado por los "ultras" que le "doblan el pulso". Las derechas están más cohesionadas. Al igual que el Gobierno con el bloque de investidura, devenido en bloque de legislatura, y en las posiciones marcadas por los morados.

Fuentes de la dirección de Unidas Podemos reconocen tras la crisis institucional de esta semana que Sánchez habría visto "lo que venimos diciendo desde hace tiempo", en referencia al "secuestro" del poder judicial por parte de la derecha. También que ante este posicionamiento, planteando un plebiscito entre democracia o dictadura, ellos irán un paso más allá empujando un planteamiento entre monarquía o república. Son conscientes de que el PSOE les reduce espacio electoral si asume sus posiciones.

El discurso de confrontación del PSOE con el PP en el último pleno fue más duro que el empleado por sus socios de coalición. El diputado socialista Felipe Sicilia, encargado de fijar posición en el debate, arrancó su intervención acusando a los populares de que "hace 41 años, la derecha quiso parar un pleno y la democracia. Lo hizo con tricornios. Hoy, señorías, han querido hacerlo con togas", a lo que añadió que "la democracia solo ha estado en peligro con la derecha: en el 36 con un golpe militar, después con Tejero en el 81 y ahora con el PP".

Foto: La presidenta del Congreso, Meritxell Batet (d), junto al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Kiko Huesca)

Los populares consideran que el PSOE "ha sobrepasado todos los límites" por "llamar golpistas a los jueces", lo que solo alimenta su esperanza de que el recurso de amparo que presentaron el pasado miércoles y que ampliaron este viernes para dar más consistencia a su batalla contra el Gobierno salga adelante. Génova advierte de un "proceder despótico" por parte del Ejecutivo, y pretende que el órgano de garantías aseste el primer revés a una coalición a la que deberían, a su juicio, rematar las urnas. El propio Feijóo hizo toda una declaración de intenciones en este sentido durante un mitin en Valencia: en tono preelectoral, el líder del PP presentó las elecciones de mayo como un plebiscito contra Sánchez, y animó a poner "8.000 mociones de censura en cada uno de los ayuntamientos y en todas las comunidades autónomas".

Estrategia de Génova

En paralelo a esa escalada de tensión que se ha producido en los últimos días, el PP ha experimentado también un viraje en el discurso del líder nacional y de su cúpula directiva hacia posiciones más duras para alertar de un escenario que podría tener consecuencias devastadoras para la democracia. Feijóo, que se esfuerza por huir del trazo grueso, ha refrendado públicamente las palabras que pronunció el expresidente del Gobierno, José María Aznar, cuando este advirtió que las últimas maniobras de Sánchez con la sedición, la malversación o la reforma del Poder Judicial era síntoma de un "proceso constituyente" que podía poner punto y final a "la historia que comienza en la Transición".

Génova se ha sumado también a la áspera línea argumental de Isabel Díaz Ayuso, quien advierte desde hace semanas que si no hay un cambio de ciclo cuando se abran las urnas el próximo año, España se dirigirá sin remedio hacia un "cambio de régimen" liderado por un "tirano", como se refiere sin cortapisas al jefe del Ejecutivo. "En 2023, si el PP no lo remedia, será el último capítulo del libro que todos empezamos a redactar en 1978", destacó la presidenta de la Comunidad de Madrid a principios de semana ante un Feijóo que tampoco se quedó atrás en sus afirmaciones. "O Sánchez o España"; incidió Ayuso. "O nosotros o Sánchez", completó el líder popular.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (EFE/Sergio Pérez)

La dirigente madrileña asegura estar convencida de que el actual Gobierno es "autoritario", quiere "perpetuarse en el poder" y pretende "encarcelar a la oposición". Génova ha comprado, en parte, ese discurso, y en los últimos días han incidido en la vertiente "déspota" que observan en Sánchez. Algunos portavoces, como Cuca Gamarra, llegaron a comparar el "asalto" de Sánchez al CGPJ y al TC —para modificar el sistema de elección y consumar el vuelco progresista en el órgano de garantías— con el intento de golpe de Estado de Perú, con la diferencia de que en España el Estado de Derecho "está en riesgo" y podría no frenar "el golpe".

"Es el principio de la deriva que siguió Viktor Orbán", advirtió este viernes el eurodiputado Esteban González Pons, volviendo a trazar ese marco plebiscitario entre democracia o dictadura. Fuentes de la dirección se reafirman en el temor de que, si las urnas no lo impiden, "nadie sabe hasta dónde puede llegar". Dan por sentado, además, que Cataluña tendrá su referéndum de autodeterminación, para el que Sánchez ya ha dejado una "vía expedita" con la "despenalización" de esta convocatoria y la posibilidad de "utilizar recursos públicos" para esta causa sin consecuencias penales severas.

Aunque no tienen una hoja de ruta común en su oposición al Gobierno, el PP ha acercado últimamente sus argumentos contra Sánchez a los de Vox, hasta el punto de convertirse casi en indistinguibles. También Ciudadanos ha comprado cierto vocabulario al que está acostumbrado el partido de ultraderecha. El objeto es convencer de que España se encamina hacia un sistema autocrático para lograr vencer en las urnas. El impacto real de ese discurso sobre la sociedad se medirá por primera vez el próximo 28 de mayo.

La batalla política entre los dos bloques encabezados por Pedro Sánchez y Alberto Núñez Feijóo escaló esta semana hasta el punto de revestir las próximas elecciones de un carácter plebiscitario. Democracia o dictadura. Este es el debate que han acabado por priorizar en la agenda, orientando todos los mensajes. La estación final de una galopante polarización y crispación política que ha derivado en un escenario de choque institucional inédito. El que dirige todas las miradas al Tribunal Constitucional, que debe resolver el próximo lunes el recurso de amparo del PP para paralizar la reforma del Gobierno sobre el Poder Judicial.

Pedro Sánchez Alberto Núñez Feijóo
El redactor recomienda