La secretaria de Estado de Igualdad agrava la brecha feminista dentro del Gobierno

Las grietas acumuladas dentro del Gobierno de coalición por las leyes feministas se extendían este jueves en forma de choque entre varias ministras socialistas y la secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez. La parte socialista del Ejecutivo estalló contra la número dos de Irene Montero tras unas declaraciones en las que bromeó sobre las rebajas de penas y la excarcelación de agresores sexuales, con base en la ley del solo sí es sí.

Sin dejar margen para las explicaciones ni ofrecer el beneficio de la duda por el contexto de sus manifestaciones, la secretaria de Igualdad del PSOE, Andrea Fernández, fue la encargada de abrir fuego, seguida por hasta cuatro ministras socialistas y dos diputadas vinculadas a Igualdad. Todas ellas cargaron contra Rodríguez y le reclamaron una rectificación inmediata, censurando que "frivolizara" con la violencia machista. Una petición a la que, en privado, se añadía la indignación de la parte socialista al considerar estas declaraciones "impropias de un alto cargo del Gobierno". Fuera de cámara, además, en el PSOE criticaban la falta de autocrítica de los morados y, en particular, del equipo de Montero, afirmando que son incapaces de reconocer sus errores.

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La propia Rodríguez dejaba pasar varias horas hasta que publicó un vídeo en redes sociales en el que tampoco quiso asumir ningún error; en su lugar, habló de "bulos", denunció la manipulación de sus palabras y cargó contra el PP, que reclama su dimisión. Tampoco hizo mención alguna a las críticas que llegaban desde el mismísimo Gobierno, y hasta de la Moncloa. Montero secundó después las palabras de Rodríguez —"Duele tanta manipulación sobre nuestro trabajo"—, y desde Igualdad se limitaron a remitirse a ese vídeo de dos minutos. Las dos partes reconocían su enfado, pero, una vez prendida la mecha, decidieron guardar silencio. El equipo de Montero esgrime a menudo que la ministra está bajo asedio, en el radar de todos los actores políticos, bajo la lupa de todos los medios de comunicación, y en el partido están convencidos de que cualquier movimiento será utilizado para erosionarles.

El foco de las tensiones por abanderar el movimiento feminista se recrudece en precampaña y deja atrás la tregua por la polémica de la ley del solo sí es sí, con el PSOE inclinándose ahora por corregirla y los morados oponiéndose a cualquier cambio, rechazando que haya fallos en la norma y pidiendo tiempo para que se asienten los cambios de calado que introduce en el Código Penal. Pesan el contexto preelectoral y la batalla por representar el voto feminista, pero también la división que viene acrecentándose entre los socios desde el inicio de la legislatura en materia de Igualdad.

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Agencias

Una constante desde los primeros borradores de la ley trans —criticados por los socialistas y filtrados a los medios de comunicación—, y que se ha repetido en el debate sobre la ley contra el proxenetismo, la polémica con la ley del solo sí es sí o la lucha contra la violencia de género tras el diciembre negro que ya llevó a la titular de Defensa, Margarita Robles, a descargar responsabilidades en Irene Montero. "A lo mejor la ley del solo sí es sí tampoco ha dado respuesta adecuada a la situación que estamos viendo", declaró, para unas horas después matizar sus palabras y asegurar que el Gobierno se mantiene "unido y sin fisuras" en el compromiso de proteger a las mujeres.

Ni siquiera con el estallido de las rebajas de penas los socialistas fueron tan duros públicamente. El PSOE no ha olvidado la humillación sufrida con la derrota de su enmienda sobre la ley trans, tampoco las protestas de los colectivos LGTBI favorables a la ley desde las calles y las redes sociales, pero hasta ahora ha tratado de evitar el fuego amigo, al menos en público.

La bandera del feminismo es demasiado importante, la más disputada entre ambas fuerzas. La tregua contenida en las últimas semanas para evitar el choque de trenes parece rota en pleno ciclo electoral. Una tregua intermitente, cuya última ruptura ya se produjo coincidiendo con las manifestaciones del 25-N contra la violencia machista. Dirigentes socialistas y moradas reprodujeron la división dentro del movimiento feminista al participar en diferentes cortejos. Las primeras en el que se pedía la cabeza de la titular de Igualdad y las segundas en el que mantenía una línea de defensa con sus políticas.

Los partidos que conforman el Gobierno marcan perfil propio frente a la estrategia de la Moncloa de mantener alejadas las polémicas. Las disputas con el telón de fondo de las diferentes visiones del feminismo, como se manifestó en las votaciones del dictamen de la ley trans que dividieron a socialistas y morados, suman un nuevo capítulo con epicentro en la secretaria de Estado de Igualdad.

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Montero mantiene su negativa a modificar la ley del solo sí es sí, mientras que el PSOE se abre a valorar esta opción en función de la doctrina que siente el Tribunal Supremo. La presión dentro del PSOE y los barones por corregir la ley se ha incrementado en los últimos días. El desgaste por la revisión de condenas a agresores sexuales, con base en la ley del solo sí es sí, se señaló primero por los barones, se reconoció después en el grupo parlamentario y, finalmente, se ha asumido también en Ferraz.

En Podemos, no se contempla en este momento pasar la frontera de reconocer que se han dado "problemas" en la aplicación de la que fuera su norma estrella, en relativizar estos "problemas" y en recordar que siempre hay interpretaciones dispares cuando se ejecutan cambios de este calado. La paciencia del PSOE se está agotando.