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Sánchez aprovechará su protagonismo en la Unión Europea para agitar el miedo a una coalición Feijóo-Abascal
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Tras la tregua con Meloni

Sánchez aprovechará su protagonismo en la Unión Europea para agitar el miedo a una coalición Feijóo-Abascal

La Moncloa trabaja con el escenario de que el PP y Vox pactarán el 28-M. Prefiere que algún barón pierda el poder a cambio de "artillería electoral"

Foto: El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, saluda a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. (EFE/Pool/Moncloa/Fernando Calvo)
El presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, saluda a la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. (EFE/Pool/Moncloa/Fernando Calvo)
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Menos de un año separan dos imágenes de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, con dos líderes políticos españoles. La más reciente es la que ayer se hizo junto a Pedro Sánchez tras su reunión en Roma, dentro de los encuentros que el jefe del Ejecutivo está llevando a cabo como antesala de la presidencia española de la UE. La otra se tomó en Marbella en la campaña de las elecciones andaluzas. Allí, la dupla la completaba Santiago Abascal. La italiana acudió para apoyar la campaña de Vox con un discurso que no dejó a casi nadie indiferente y que propició al PSOE artillería incalculable para agitar el fantasma de un pacto entre el PP y la ultraderecha. Sánchez amplificará este mensaje de cara a las próximas citas con las urnas.

En Marbella, Meloni defendió la “familia natural” y alzó la voz contra los inmigrantes, homosexuales y contra las políticas de igualdad de género. En aquel momento, aún no había logrado la victoria que la encumbraría como la primera ministra de Italia con ese mismo discurso. Sánchez tampoco era ayer el mismo que llamaba a votar para frenar “a la derecha y la ultraderecha destructiva”. A Roma acudió en calidad de presidente, como justificó él mismo ante los periodistas, y como se encargó la Moncloa de repetir, preguntada por la “buena sintonía” con la compañera de filas de Abascal o del presidente húngaro, Viktor Orbán. “Normalidad institucional”, era la consigna entre los ministros, que quitaban hierro a las críticas vertidas desde el Gobierno a lo que representa la italiana.

Foto: El presidente de Gobierno, Pedro Sánchez (i), y la primera ministra italiana, Giorgia Meloni. (EFE/EPA/Riccardo Antimiani) Opinión

El desdoblamiento de Sánchez será una constante en los próximos meses, en que compaginará su labor institucional con la de candidato. La presidencia de turno europea, que España ostentará a partir del segundo semestre de este año, coincidirá con la campaña de las elecciones generales y la resaca de las municipales y autonómicas del 28 de mayo. En clave electoral, la Moncloa volverá a jugar fuerte la baza de que Alberto Núñez Feijóo solo será presidente gracias a una coalición con Abascal.

Los estrategas del presidente trabajan ya con el escenario de que los populares tengan que repetir la fórmula de Castilla y León para arrebatar gobiernos al PSOE en mayo. Según reconocen a este diario fuentes socialistas, la Moncloa prefiere ver caer a algún barón autonómico a consecuencia de un pacto PP-Vox a cambio de tener artillería contra Feijóo. Los monclovitas dan por muerto políticamente al gallego si multiplica las coaliciones con la formación de ultraderecha. El cálculo es que el discurso de moderación con que el expresidente de la Xunta busca arrancar voto del centro quedaría desarticulado.

Foto: Pedro Sánchez, junto al primer ministro chino Li Qiang, en Pekín. (EFE/Wang Ye)

El PP ponía ayer la atención en reclamar para los representantes de Vox en las instituciones el mismo trato que se da a Meloni. Dirigentes populares recordaban el desfile de ministros para “atacar” al vicepresidente Juan García-Gallardo. “Cada vez que habla el vicepresidente, nos mandan una delegación de la Moncloa”, bromea un alto cargo de la Junta de Castilla y León.

Con la irrupción de la plataforma de Yolanda Díaz en la ecuación, el PSOE aspira a coger voto por el centro, y para ello necesita radicalizar la imagen del líder del PP. Meter a Feijóo en la fotografía de Colón para frenar el trasvase de votantes que Génova sitúa en más de medio millón. Sánchez es consciente de que la mayoría de Juanma Moreno en Andalucía se cimentó en la transversalidad que le permitió movilizar a socialistas desencantados. Feijóo no puede repetir la jugada.

Foto: El presidente nacional del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo (i), y el presidente de la Región de Murcia, Fernando López Miras. (EFE/Juan Carlos Caval)

En Europa, preocupa el auge de los partidos de ultraderecha y Sánchez aprovechará el altavoz internacional para erigirse en muro de contención de este movimiento en España. El presidente fiará buena parte de su campaña a su proyección en el extranjero, donde su rival directo no se siente cómodo. El último patinazo de Feijóo al afear al presidente sus encuentros con “autócratas” en plena cumbre iberoamericana ha reforzado esta idea en la Moncloa.

En los territorios, hay menos optimismo respecto a los tours de Sánchez. El análisis es que no movilizan al electorado y hay preocupación, porque ven al presidente “más cómodo cuando está de viaje que cuando pasea por España”. Aunque los barones están convencidos de poder mantener sus feudos, no esconden su preocupación por que “el desgaste” de Sánchez los penalice. Al contrario que la Moncloa, harán campaña en clave regional poniendo el énfasis en su gestión, porque recuerdan que en Andalucía agitar a Vox dio un resultado histórico al PP.

Menos de un año separan dos imágenes de la primera ministra de Italia, Giorgia Meloni, con dos líderes políticos españoles. La más reciente es la que ayer se hizo junto a Pedro Sánchez tras su reunión en Roma, dentro de los encuentros que el jefe del Ejecutivo está llevando a cabo como antesala de la presidencia española de la UE. La otra se tomó en Marbella en la campaña de las elecciones andaluzas. Allí, la dupla la completaba Santiago Abascal. La italiana acudió para apoyar la campaña de Vox con un discurso que no dejó a casi nadie indiferente y que propició al PSOE artillería incalculable para agitar el fantasma de un pacto entre el PP y la ultraderecha. Sánchez amplificará este mensaje de cara a las próximas citas con las urnas.

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