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"Nos plantamos": la intrahistoria del pacto más difícil de la coalición
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Ley de vivienda

"Nos plantamos": la intrahistoria del pacto más difícil de la coalición

Distintas fuentes de la negociación reconstruyen los hitos que permitieron encarrilar la ley más complicada de la legislatura

Foto: Yolanda Díaz y Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)
Yolanda Díaz y Pedro Sánchez. (EFE/Mariscal)
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"Nos plantamos. No habrá ley de vivienda sin tope a los alquileres". El ultimátum de ERC y EH Bildu sobre la ley más difícil de negociar de toda la legislatura, hace dos semanas, fue respondido por la parte socialista del PSOE con un sonoro silencio. Hasta el lunes, cuando el secretario de Estado de Vivienda, David Lucas, nuevo secretario de Estado de Transportes, y ex secretario general de Vivienda del ministerio, descolgó el teléfono y comunicó a sus aliados parlamentarios que cedían a sus exigencias, que habría ley de vivienda. Cinco días después, en la mañana del viernes, la coalición y sus aliados cerraban un pacto que escasas horas antes seguía en el limbo, y los aliados no sabían explicar qué pasó en Semana Santa para que Pedro Sánchez cediera.

Asesores, diputados y ministros reconstruyen los últimos días para forjar un pacto tras años de negociaciones y pulsos, después de meses en los que el Ministerio de Transportes, ERC y Bildu han llevado el peso de las conversaciones. En el entorno de Ione Belarra, ministra de Derechos Sociales, aseguraban que sellar este pacto "daba sentido", per se, a la legislatura. Relegada a un segundo plano con una norma de la que hizo bandera desde antes de llegar al Gobierno, después como secretaria de Estado y, finalmente, como ministra, en su equipo insistían: "Todo el mundo sabe que la ley la peleó ella". En el camino, una disputa a múltiples bandas por apropiarse de este éxito, y la irrupción de Pedro Sánchez y Yolanda Díaz para presionar por el acuerdo.

Foto: El portavoz de ERC, Gabriel Rufián (i), junto a los portavoces de EH Bildu en el Congreso, Mertxe Aizpurua y Oskar Matute (d). (EFE)

Lo más difícil, coinciden todos, era que el PSOE aceptase el tope a las subidas de los alquileres, que les deja con tareas pendientes para 2025 (ya es del 2% en 2023, será del 3% en 2024). La tarea, en cualquier caso, quedaba en segundo plano: saben que, aunque lograran elaborar el índice que acote las subidas antes de final de año, un hipotético Gobierno del PP la convertiría en "papel mojado". Y ERC, que vio como el Tribunal Constitucional tumbaba parte de la norma homóloga catalana, tiene asumido que repetirán este camino. El presidente y el predecesor de Díaz, Pablo Iglesias, habían acordado imponer topes a los alquileres en octubre de 2020, pero la fragilidad de la ley se hacía visible en la respuesta de un diputado implicado en las negociaciones: "Tenía tantas posibilidades de salir como de no salir", reconocía esta misma semana.

Sánchez y Díaz hablaron “varias veces” en las últimas horas, el presidente del Gobierno, que había dado orden de impulsar la ley, se esforzó por vender públicamente que era inminente, y la Moncloa trabajó para que calara esta percepción. El rol de ambos, muy cuestionado por los aliados parlamentarios, pero defendido por los suyos, fue contribuir a superar los desencuentros y los vetos de la parte socialista, ejercer presión. "A Sánchez y a Díaz no los he visto en ninguna negociación, no sé qué han hecho y han dejado de hacer", espetaban desde uno de los aliados parlamentarios.

Foto:  Vista de Madrid. (Ana Beltrán)

"Llevábamos desde el lunes puliendo flecos, y ERC pidió más tiempo para encajar sus piezas", abundan fuentes de la negociación, que reivindican que la interlocución ha sido "la misma". "Sin la entrada de nuevos actores en labores de mediación". Los gestos del presidente y de la vicepresidenta segunda espolearon a ERC para mover ficha el jueves, con el temor a que Díaz capitalizara el éxito, según otra de las partes, jugando un papel decisivo. Todos sabían que Sánchez aprovechará para "sacar pecho" por esta ley, pero lo daban por descontado. "El trámite es para que los grupos se apunten los tantos, hay que darle chance", apuntaban los morados.

En el equipo del presidente aseguran que, desde el arranque de la semana, a la interna, Sánchez se mostraba optimista por las posibilidades de éxito: "Estaba más seguro, lo tenía claro". Si todo va bien y no hay grandes escollos en la negociación, la ley verá la luz en un mes. Todas las partes lo reconocen: la cercanía de las elecciones municipales y autonómicas del 28-M, y las encuestas sobre la preocupación ciudadana por la vivienda llevaron a culminar un trabajo en el que han negociado más de 800 enmiendas, superado los recelos del ministerio de Nadia Calviño y las disputas de las partes por marcarse el tanto.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (EFE)

Desde Transportes reivindican su esfuerzo por engrasar las relaciones, "propuesta tras propuesta", y hasta los aliados parlamentarios reconocen el rol del equipo de Raquel Sánchez, aunque no glosen el de la propia ministra. "Belarra lleva desde el principio en la negociación, Raquel Sánchez es ministra desde hace año y medio", exculpan. La sintonía entre Belarra con los aliados, su alineamiento en lo fundamental, no ha impedido disputas en todo lo que toca a las competencias autonómicas: "Son muy jacobinos", espetaban desde una de las fuerzas independentistas.

Las renuncias de los aliados y de Podemos también son considerables, como ya han denunciado asociaciones por el derecho a la vivienda. "Con la Sareb no ha habido manera, Economía se cerró en banda. Incluso ofreció que lo pactáramos en otro espacio", reconocían desde ERC.

Foto: El gran reto de la Ley de Vivienda, ¿y si toda España está tensionada? (Foto: iStock)

La pugna por capitalizar la norma era evidente: si ERC y Bildu aprovechaban el atril del Congreso para dar una rueda de prensa de más de una hora, Belarra lo hacía desde los micrófonos del ministerio, y Patxi López ofrecía una rueda de prensa desde Marbella. Díaz, cuyo rol fue criticado por los morados fuera de cámara, agradecía a Transportes, a Belarra, pero también a ERC y Bildu, que hicieran "política útil". La ministra de Derechos Sociales, por su parte, consideraba "debates de la corte" las preguntas sobre estas peleas por el protagonismo. Desde Podemos, en paralelo, empezando por el portavoz parlamentario, Pablo Echenique, hasta llegar al propio Iglesias, destacaban el papel de Belarra, que había quedado difuminada, y obviaban el de Díaz. "Sin Ione, la ley no habría salido".

"Nos plantamos. No habrá ley de vivienda sin tope a los alquileres". El ultimátum de ERC y EH Bildu sobre la ley más difícil de negociar de toda la legislatura, hace dos semanas, fue respondido por la parte socialista del PSOE con un sonoro silencio. Hasta el lunes, cuando el secretario de Estado de Vivienda, David Lucas, nuevo secretario de Estado de Transportes, y ex secretario general de Vivienda del ministerio, descolgó el teléfono y comunicó a sus aliados parlamentarios que cedían a sus exigencias, que habría ley de vivienda. Cinco días después, en la mañana del viernes, la coalición y sus aliados cerraban un pacto que escasas horas antes seguía en el limbo, y los aliados no sabían explicar qué pasó en Semana Santa para que Pedro Sánchez cediera.

Yolanda Díaz Pedro Sánchez Bildu
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