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Las cuentas de Ferraz para la 'remontada': un 10% más de movilización y absorber a su izquierda
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ELECCIONES GENERALES 23-J

Las cuentas de Ferraz para la 'remontada': un 10% más de movilización y absorber a su izquierda

El tándem de Pedro Sánchez con Yolanda Díaz, que se escenificó en la moción de censura de Vox el pasado mes de marzo, ha quedado enterrado. Al menos, durante la campaña

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y candidata de Movimiento Sumar, Yolanda Díaz. (EFE/Kiko Huesca)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y la vicepresidenta segunda y candidata de Movimiento Sumar, Yolanda Díaz. (EFE/Kiko Huesca)
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Pedro Sánchez se encomienda a la remontada en las elecciones generales del próximo 23 de julio. Una apuesta al todo o nada para la que parten de dos premisas en la sala de máquinas de Ferraz. La primera, que los resultados de las municipales, pese a la pérdida de la mayor parte de su poder territorial, no son negativos, al resistir por encima del 28% del total de votos. "A solo tres puntos del PP", subrayan en la dirección. Poco más de medio millón de sufragios, sostienen, que no consiguieron movilizar. Votantes potenciales del PSOE que "no se han ido a otro partido", sino que se quedaron en casa. La segunda premisa es que su papeleta es la del voto útil para evitar un Ejecutivo "con Santiago Abascal de vicepresidente". Es por ello que ahora calculan desde el equipo del presidente del Gobierno que "si conseguimos una movilización de 10 puntos más, revertimos" el resultado.

Toda la estrategia de campaña está enfocada en conseguir este objetivo de activar al electorado progresista, desde el miedo a Vox y las emociones frente a las propuestas, buscando absorber desde el votante de centro izquierda hasta el situado más al extremo. "Pese a todo, el PSOE es una roca en voto", defienden con llamativo optimismo. Con el complemento del votante más a su izquierda, buscan traducir los apoyos en escaños y batallar frente a la suma de PP y Vox. El tándem de Sánchez con la vicepresidenta segunda, que se escenificó en la moción de censura de la formación de Santiago Abascal el pasado mes de marzo, ha quedado enterrado. Al menos, durante campaña electoral.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a su llegada este miércoles al Congreso de los Diputados para asistir a la reunión del grupo parlamentario socialista. (Europa Press/Eduardo Parra)

"No le vamos a hacer la campaña [a Yolanda Díaz]", contestan en el partido con cierto resentimiento sobre este cambio de posición. Un resentimiento que emana de su lectura de que la pérdida del poder territorial de los socialistas se explica en buena medida por el descalabro del espacio a su izquierda. Al retroceso generalizado de todas estas fuerzas, como Compromís o los comunes de Ada Colau, se suma que Unidas Podemos se ha quedado fuera de los parlamentos de Madrid, Valencia y Canarias.

El 28-M, sin embargo, el PSOE no logró beneficiarse del trasvase de apoyos desde el espacio a su izquierda, a excepción de la Comunidad Valenciana y Cataluña, donde el PSC creció en buena medida a costa de su izquierda, pues el voto de Ciudadanos ya lo habían amortizado, tras apelar activamente en campaña al "voto útil de la verdadera izquierda". También se quedaron en casa, de ahí que ahora se busque ofrecer las siglas socialistas como las únicas con garantías de frenar "a la derecha extrema y la extrema derecha".

A lo Zapatero en 2004, cuando después del shock del 11-M y las protestas posteriores reclamando transparencia al Gobierno sobre la autoría de los atentados, inicialmente atribuidos a ETA, los socialistas aglutinaron el voto y dieron el vuelco a las encuestas tras sacar de la abstención a casi tres millones de electorales. Paradójicamente, entre quienes alentaron aquellas protestas espontáneas que contribuyeron a virar el humor social en plena jornada de reflexión se encontraba un joven Pablo Iglesias.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (c), acompañado de varios barones del PSOE, en una reunión del Consejo Político Federal. (EFE/Javier Belver)

Así se lo confesaría el fundador de Podemos durante una entrevista con el periodista Iñaki Gabilondo: "El famoso SMS se gestó en mi facultad con un grupo de gente pensando la manera en que había que ponerlo para que cupiera en los caracteres —el máximo previsto en un SMS— y generara ese efecto de flashmob". El SMS en cuestión decía: "¿Aznar de rositas? ¿Lo llaman jornada de reflexión y Urdaci trabajando? Hoy 13M, a las 18h. Sede PP, c/Génova 13. Sin partidos. Silencio por la verdad. ¡Pásalo!". En las conclusiones de su tesis doctoral, afirma que el éxito electoral de Zapatero "es producto, en parte, del impacto político de nuevas formas de movilización antisistémicas".

Pedro Sánchez ya ha comenzado a mimetizarse con el discurso de Podemos, tratando de volver a "ilusionar" a los suyos tras la depresión poselectoral y atraer a los ajenos. Un discurso en clave de polarización frente a PP y Vox, trazo grueso e hipérbole. Dramatizando las consecuencias de un hipotético Gobierno de la "derecha extrema y extrema derecha", pues, según trasladaba el pasado miércoles en la reunión de los grupos parlamentarios, "no hay distinción" entre los populares y la formación de Santiago Abascal. Una actualización moderna del no pasarán que también entonó Pablo Iglesias en su campaña para las elecciones madrileñas de 2021 y cuyo resultado reforzó los apoyos del bloque de la derecha.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, durante la declaración institucional en la Moncloa. (EFE/Moncloa/Pool/Borja Puig de la Bellacasa)

Tampoco faltaron sus alusiones a empresas y medios de comunicación. "Van a tratar de crispar hasta límites insospechados para que no se escuchen los argumentos", y lo harán, dijo, "por su posición de dominio en las grandes empresas y medios de comunicación". Una campaña que, avanzó, "sería aún más feroz, de insultos y descalificaciones", con una estrategia que, en alusión al trumpismo, "lo que hacen es copiar de sus maestros norteamericanos". En esta línea, Sánchez incluso pronosticó que "hablarán de pucherazo y que hay que detenerme como responsable. No es nuevo, sus maestros norteamericanos lanzaron a una turba enloquecida al Capitolio para denunciar un falso pucherazo".

El llamamiento concreto desde las filas socialistas es que "el voto debe concentrarse en torno al PSOE". La portavoz del Gobierno, Isabel Rodríguez, situaba este mensaje durante una entrevista en Onda Cero, pidiendo "el respaldo de personas que seguramente no apoyarían al PSOE en otras ocasiones". Por si no quedaba claro, se dirigía a electores de "otras posiciones políticas, que sientan que este partido les puede representar para seguir avanzando en este proyecto de país".

Dos estrategias ya ensayadas y ambas fallidas

Fuentes de la cúpula de Ferraz sí consideran que en las grandes circunscripciones seguirán siendo útiles para sumar. "Confiamos en que no hagan tonterías con sopas de letras", aseguran respecto a las negociaciones entre los partidos del espacio a su izquierda para sellar una candidatura única. Con todo, estas mismas fuentes añaden que "nosotros vamos a por todo el voto" progresista. De volver a la oposición, su travesía para recomponerse sería menos compleja con un espacio residual a su izquierda.

La estrategia del miedo a Vox, dramatizando la "ola reaccionaria europea", ya se ensayó en otras campañas regionales y no funcionó, como en las últimas elecciones autonómicas en Andalucía. Más bien, al contrario, tuvo un efecto indeseado para los socialistas de concentración del voto conservador en el PP de Juanma Moreno. Ahora, confían en que operan variables diferentes a las que concurrían, por ejemplo, en las elecciones andaluzas, como el perfil de Feijóo frente al de Moreno Bonilla.

El afán en la campaña del 28-M por acaparar las banderas sociales del Gobierno y teñir la coalición de rojo socialdemócrata, achicando así el espacio de Unidas Podemos, tampoco ha tenido un efecto positivo. Ni se ha traducido en un trasvase de votos que sirviese para maquillar resultados en el cómputo total de las municipales, ni ha facilitado la supervivencia de la necesaria muleta a su izquierda.

Pedro Sánchez se encomienda a la remontada en las elecciones generales del próximo 23 de julio. Una apuesta al todo o nada para la que parten de dos premisas en la sala de máquinas de Ferraz. La primera, que los resultados de las municipales, pese a la pérdida de la mayor parte de su poder territorial, no son negativos, al resistir por encima del 28% del total de votos. "A solo tres puntos del PP", subrayan en la dirección. Poco más de medio millón de sufragios, sostienen, que no consiguieron movilizar. Votantes potenciales del PSOE que "no se han ido a otro partido", sino que se quedaron en casa. La segunda premisa es que su papeleta es la del voto útil para evitar un Ejecutivo "con Santiago Abascal de vicepresidente". Es por ello que ahora calculan desde el equipo del presidente del Gobierno que "si conseguimos una movilización de 10 puntos más, revertimos" el resultado.

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