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Feijóo traslada a su equipo que mantiene su compromiso de no gobernar con Vox
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Feijóo traslada a su equipo que mantiene su compromiso de no gobernar con Vox

Miembros de la dirección nacional aseguran que "sería un desastre para el PP y para el país". El partido apela al pragmatismo tras Extremadura: "Si se suma y Vox quiere, habrá coalición"

Foto: Alberto Núñez Feijóo, en el acto que el PP celebró ayer en Lleida. (EFE/Álex López)
Alberto Núñez Feijóo, en el acto que el PP celebró ayer en Lleida. (EFE/Álex López)
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"La ira contra Sánchez puede más que el miedo a Vox". Con este axioma trabajan en el equipo de Alberto Núñez Feijóo, donde la sensación es que después de un "lunes negro", en el que las encuestas reflejaban un parón, la semana se ha cerrado al alza. El tracking que manejaban en Génova el viernes les da oxígeno. Había que cerrar la fuga de Extremadura y se hizo, Feijóo mediante. El gallego bajó al barro para acabar con el avispero de los pactos con Vox. Hubo conversaciones con Santiago Abascal, como adelantó el líder de la formación de ultraderecha en la entrevista con El Confidencial, también llamada al orden a María Guardiola vía Miguel Tellado. "El precio de no acabar con el ruido era mayor que el de pactar con Vox", señala un barón popular que da por zanjado el "barullo extremeño".

La relación con los de Abascal es la piedra en el zapato para el líder popular. La gestión de los acuerdos ha generado un gran desconcierto en el partido, que no ha entendido los "bandazos". La conclusión es que Guardiola ha salido "muy tocada" a nivel interno, donde la culpan de haber echado un órdago que ha sido incapaz de mantener. "No midió sus fuerzas", aseguran fuentes populares que auguran un "futuro incierto" a la extremeña. Tanto la coalición exprés de Carlos Mazón en la Comunidad Valenciana, como el choque frontal con Vox en Extremadura, representan lo que Feijóo nunca quiso. "Él hace las cosas por convencimiento, no por imposición", explica un alto cargo popular, que insiste en que los tiempos del gallego son diferentes a los del resto.

Foto: Feijóo interviene en un mitin en Gimenells (Lleida). (EFE/Alex López)

En la dirección nacional hay debate sobre cómo lidiar con Abascal. Los que han venido defendiendo evitar los pactos han visto debilitado su discurso, pero apelan al compromiso que Feijóo les ha trasladado de que no firmará una coalición de gobierno con Vox para llegar a la Moncloa. "Sería un drama para el PP y para el país", advierten desde la cúpula del partido, donde ponen como ejemplo el "desastre" que ha sido para el PSOE la convivencia con Podemos. A este marco circunscriben que el líder del PP anunciase que ya tiene elegida a su vicepresidenta durante su entrevista en El Hormiguero.

En los cuadros del partido se impone el pragmatismo, como ya ha ocurrido en las comunidades autónomas. "Si se suma, y Vox quiere, habrá coalición", zanja un veterano, que enfatiza que el partido no permitiría un bloqueo para una repetición electoral. "Las elecciones las carga el diablo", repite mientras recuerda que Pedro Sánchez retrocedió en votos cuando fracasó en su intento de acuerdo con Pablo Iglesias. El argumento es que los españoles están "cansados" de ir a las urnas y que no entenderían que el bloque de la derecha no cumpliese el mandato de echar a Sánchez: "Más allá de Feijóo, lo que los votantes quieren es derogar el sanchismo".

Si tras el 23-J la única opción para ahormar una mayoría es la ultraderecha, en el PP hay quien apuesta a que puede ser Abascal el que exija un programa de gobierno, pero sin reparto de carteras. Los que se apuntan a esta opción la construyen desde la idea de que Vox no quiere desgastarse desde el Consejo de Ministros, aunque la mayoría en estos momentos lo considera un "deseo" más que una posibilidad real.

Foto: María Guardiola (PP) formaliza un acuerdo con Ángel Pelayo (Vox). (EFE/Jero Morales)

Feijóo hará malabarismos para esquivar este debate en la campaña. "Yo quiero gobernar en solitario" será el eslogan más repetido. Ante quienes digan que los hechos desmontan su discurso, el argumentario dicta que se gobierna con Vox en solo tres comunidades. En Murcia el PP se mantendrá firme y se espera que sean los de ultraderecha los que hagan un "gesto" y permitan la investidura de Fernando López Miras sin pedir sillones. Es una especie de "geometría variable" que permite al candidato popular defender su perfil transversal y zafarse del abrazo de Vox. Si no hay sorpresas en Aragón, Jorge Azcón no moverá ficha hasta después de las parlamentarias. Génova quiere saltar de pantalla y centrar el discurso en las propuestas que hasta ahora han sido opacadas por los "líos" en Extremadura. La imagen con el exministro de Cultura de José Luis Rodríguez Zapatero, César Antonio Molina, con Feijóo, es parte del plan para amarrar a los socialistas desencantados que tengan la tentación de volver al PSOE tras el acercamiento a Vox.

Los fontaneros trasladan a Feijóo que el discurso de Moncloa agitando a Vox no les erosiona en las encuestas. Fuentes populares sostienen que si la izquierda convierte las alianzas PP-Vox en el eje de campaña, puede volverse en su contra como llegó a ocurrir con Pablo Iglesias. Un miembro del equipo de Mariano Rajoy cuenta que durante su campaña percibieron que cada vez que arremetían contra el líder morado le daban votos, por lo que los gurús les prohibieron nombrarle: "Había que hablar de extremismo o radicales, pero no decir Iglesias ni Podemos".

Foto: El presidente del Partido Popular, Alberto Núñez. (EFE/Enric Fontcuberta)

La paradoja es que a Feijóo tampoco le interesa "inflar" a Vox, dado que cuantos más escaños obtenga más difícil será la negociación poselectoral. Para frenarlos se apelará al voto útil que otorgue una "mayoría suficiente". Hay sondeos sin publicar que disparan al PP hasta los 160 escaños si se mantiene el ritmo actual de adhesiones. El principal riesgo está en "aguantar" la campaña. En Génova esperan un "golpe bajo" de la factoría Moncloa. La premura del presidente del Senado, Ander Gil, por que Feijóo publicase el sueldo que recibe del partido es para los populares una prueba de que habrá "guerra sucia". Hay tranquilidad porque Feijóo ya ha sido investigado "por arriba y por abajo", pero en el partido surgen críticas por cómo se gestionó el asunto al negarse primero a dar los datos para luego acabar dando la cifra. "Hay que ser cien por cien transparentes. Es nuestro talón de Aquiles", lamentan fuentes populares, que lo achacan a que los que rodean al presidente "apagan el fuego, pero no prevén el incendio".

"La ira contra Sánchez puede más que el miedo a Vox". Con este axioma trabajan en el equipo de Alberto Núñez Feijóo, donde la sensación es que después de un "lunes negro", en el que las encuestas reflejaban un parón, la semana se ha cerrado al alza. El tracking que manejaban en Génova el viernes les da oxígeno. Había que cerrar la fuga de Extremadura y se hizo, Feijóo mediante. El gallego bajó al barro para acabar con el avispero de los pactos con Vox. Hubo conversaciones con Santiago Abascal, como adelantó el líder de la formación de ultraderecha en la entrevista con El Confidencial, también llamada al orden a María Guardiola vía Miguel Tellado. "El precio de no acabar con el ruido era mayor que el de pactar con Vox", señala un barón popular que da por zanjado el "barullo extremeño".

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