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El alivio de la familia Giménez Abad y la mirada del etarra que Borja nunca olvidará
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Asesinado por ETA

El alivio de la familia Giménez Abad y la mirada del etarra que Borja nunca olvidará

La templanza de los hijos de Giménez Abad han marcado los 22 años que separan el asesinato del político aragonés y el día de la sentencia condenatoria contra el etarra Mikel Carrera, Ata

Foto:  La Audiencia Nacional ha juzgado en Madrid al exjefe etarra Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, Ata. (EFE/Luca Piergiovanni)
La Audiencia Nacional ha juzgado en Madrid al exjefe etarra Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe, Ata. (EFE/Luca Piergiovanni)

—Ya hay sentencia, Borja.

— Sí, nos da alivio y cierta satisfacción. Pero nada nos va a devolver a nuestro padre.

Este 22 de septiembre ya es un día marcado en la vida de la familia de Manuel Giménez Abad, presidente del PP de Aragón tiroteado por ETA hace ya más de 22 años, el 6 de mayo de 2001. La sentencia de la Audiencia Nacional condena a 30 años de prisión al etarra Mikel Carrera, alias Ata, por el asesinato a sangre fría del político aragonés en presencia de Borja, su hijo pequeño, que entonces tenía 17 años.

Foto: El exresponsable del aparato militar de ETA Mikel Kabikoitz Carrera Sarobe. (EFE/Fernando Alvarado)

Todo ocurrió en una calle de Zaragoza mientras ambos, padre e hijo, iban esa tarde de domingo a ver un partido del Real Zaragoza en La Romareda. La sentencia sale dos meses después de la celebración del juicio y más de 22 años después del crimen. Entre tanto, mucha frustración, lágrimas y esperanza. Un cóctel de emociones con un hilo conductor que ha permanecido constante: la templanza de los hijos de Giménez Abad y la firme defensa del Estado de Derecho y la democracia.

"Lo que siempre hemos tenido claro es que si el objetivo del asesinato de mi padre era envenenarnos de odio, no lo han conseguido", explica Borja en conversación con El Confidencial, unas pocas horas después de conocer la sentencia.

"No hay ninguna idea que esté por encima de la vida de alguien"

En cada uno de los actos públicos en defensa de la dignidad de las víctimas y en reconocimiento a la memoria de su padre, tanto Manuel (el hijo mayor) como Borja han mantenido un firme compromiso con la palabra. Así reza la celebración que las Cortes de Aragón hace cada año al político asesinado cuando ejercía de portavoz del PP en la Cámara autonómica: Homenaje a la palabra.

"Al final nuestro padre nos inculcó unos valores a lo largo de su vida, de lo que dio tiempo hasta que fue asesinado, y esos valores calaron bien hondo en nosotros. No hay ninguna idea que esté por encima de la vida de alguien", afirma.

Además de las tres décadas en prisión, el terrorista de ETA tendrá que indemnizar con 250.000 euros a Borja y Manuel, hijos de Giménez Abad, y a su viuda, Isabel Larraz. Por otro lado, el etarra no podrá pisar más la ciudad de Zaragoza durante cinco años.

"Nada ni nadie nos devolverá a nuestro padre, pero la sentencia ayuda a restaurar la herida que se abrió el día que lo mataron"

Borja encuentra cierto alivio en el fallo judicial. "Nada ni nadie nos devolverá a nuestro padre, pero la sentencia ayuda a restaurar la herida que se abrió el día que lo mataron", reitera. Desde su trabajo en Bruselas, donde ocupa un puesto en el grupo parlamentario del PP en la Unión Europea, relata que nunca olvidará la mirada del asesino de su padre.

—Dijiste que nunca se te había olvidado la mirada del asesino de tu padre. ¿La podrás olvidar algún día?

—No. Esa mirada quedó grabada. Y estará siempre en mi vida.

Precisamente él ha sido clave durante todo el proceso judicial y, aún más, durante el juicio celebrado en la Audiencia Nacional. Su testimonio como testigo presencial del atentado y el reconocimiento de Mikel Carrera como autor del asesinato fueron fundamentales. "Este señor fue el que disparó", dijo ante el juez.

Foto: Josu Ternera, en una imagen de archivo. (EFE/Yoan Valat)

La sentencia se ha hecho de rogar. Más de 22 años de espera y no siempre con esperanza. El archivo de una causa contra un comando de ETA que actuaba en Zaragoza en los años 2000 fue un jarro de agua fría para la familia de Giménez Abad. En ese momento todo apuntaba a que David Pla y Aitor Lorente realizaban el seguimiento del político asesinado. Al final, se desechó esa idea. Pla salió de prisión en 2006 y fue la persona que leyó el comunicado de ETA sobre su cese definitivo de las armas. Más tarde terminó siendo miembro de EH Bildu.

—¿Qué conclusiones sacas después de 22 años de espera?

—Mi reflexión es positiva. Hemos confiado siempre en el Estado de derecho y el día de hoy nos ayuda en reafirmarnos en ese compromiso. Estamos agradecidos del trabajo incansable de la Policía y la Guardia Civil, de los medios de comunicación y por supuesto de la Justicia.

"Lo que siempre hemos tenido claro es que si el objetivo del asesinato de mi padre era envenenarnos de odio, no lo han conseguido"

Borja no puede dejar de mencionar lo que considera una "injusticia". En el día de la sentencia reconoce que su familia es "una privilegiada" porque sigue habiendo 300 asesinatos sin resolver de la banda terrorista ETA. Esta aseveración ha sido siempre el reflejo del compromiso de la familia Giménez Abad. Sin atisbos de venganza ni rabia incontenida. El hijo menor del político aragonés asesinado reconoce que "el camino de dolor y sufrimiento nunca lo dejaremos atrás". "El recuerdo de mi padre nos acompañará siempre. El hecho íntimo del asesinato de mi padre es imborrable. Nunca se termina de descansar de algo así", concluye.

—Ya hay sentencia, Borja.

ETA (banda terrorista) Audiencia Nacional
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