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Sánchez busca encaje a Sumar en la coalición con menos carteras y sin Igualdad
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Negociación de investidura

Sánchez busca encaje a Sumar en la coalición con menos carteras y sin Igualdad

El ala socialista minimiza la llamada de atención de sus socios, pero le concede protagonismo en un momento de debilidad interna. "Se ha hecho un poco un Pablo Iglesias", señalan

Foto: Rueda de prensa de Pedro Sánchez ayer tras reunirse con Felipe VI. (EFE/Zipi)
Rueda de prensa de Pedro Sánchez ayer tras reunirse con Felipe VI. (EFE/Zipi)
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Pedro Sánchez ha empezado a poner sus cartas sobre la mesa. El presidente del Gobierno en funciones y candidato oficial a la investidura arranca este miércoles la ronda de contactos oficiales con Sumar y con los aliados parlamentarios que previsiblemente sustentarán su nuevo Ejecutivo de coalición. Tiene algo menos de dos meses para forjar un pacto y sabe que la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, no convocará el pleno de investidura hasta que la negociación esté "lo suficientemente madura". Más allá de las conversaciones con los independentistas, la prioridad de los socialistas pasa hoy por cerrar en primer lugar un acuerdo de coalición con Sumar. Y ya se busca la forma de encajar a Yolanda Díaz en el futuro Ejecutivo, con menos cartera y la disputa por Igualdad.

El objetivo es atar los 152 diputados de los grupos que sostendrían al Ejecutivo y precipitar la consulta a las bases que marcan los estatutos sobre acuerdos de gobierno. Un aval que los socialistas buscan tener antes de cerrar cualquier preacuerdo con los independentistas catalanes. Dan este paso después de semanas relegando a Yolanda Díaz a una esquina, fuera de su labor para legitimar como negociador a Carles Puigdemont, y para allanar el camino a la ley de amnistía, una palabra de la que aún rehúye Sánchez. Sumar lleva semanas criticando que los documentos remitidos al PSOE les fueran devueltos llenos de tachaduras, y que este ninguneo tuviera lugar en mitad de las crecientes críticas a la interna.

Foto: El líder socialista y presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez, durante la rueda de prensa ofrecida tras la reunión mantenida con el rey Felipe VI. (EFE/Zipi)

Esta forma de minimizar las reclamaciones de Sumar llegaba al punto de que fuentes del ala socialista llegaban a bromear con el golpe sobre la mesa de Sumar, el lunes: "Se ha hecho un poco un Pablo Iglesias". Pese a las advertencias de la vicepresidenta segunda en funciones, quien aseguró que el acuerdo “está lejos”, los socialistas consideran que las conversaciones con Sumar serán las menos complejas, porque "llevamos cinco años entendiéndonos". Y porque se necesitan mutuamente.

De Compromís a IU, pasando por Podemos, el más beligerante, Sánchez arroja un salvavidas a Díaz en un momento en el que se ve fuertemente cuestionada. Otra cosa es que esté dispuesto a tragar con buena parte de sus exigencias, que en muchos casos ya rechazó en la pasada legislatura. O que los socialistas suelten algunos de los ministerios que consideran claves. Fuentes cercanas a los negociadores del PSOE avanzan que están en la fase de la negociación de un programa de gobierno y que no han entrado todavía en el reparto de carteras. Es lo mismo que pregonan en Sumar.

Foto: Pedro Sánchez, Nadia Calviño y Yolanda Díaz. (EFE/Kiko Huesca)

Sin embargo, los principales retos para la reedición de la coalición, en la que Sumar sustituirá a Unidas Podemos como socio minoritario, pasan por el encaje de los de Díaz, que representan a una quincena de partidos que pelean sus cuotas, en un Ejecutivo con menos ministerios. También es sensible la elaboración de un programa que los socialistas quieren descargar de la hiperactividad legislativa del anterior mandato. Menos cantidad de leyes, que en esta legislatura sobrepasaron los dos centenares, y profundizar en el camino ya emprendido.

Díaz ya advirtió el lunes de que el PSOE está por "consolidar" derechos, y los suyos por "ganar" otros nuevos. En estas semanas, con cajas cada vez más destempladas —y ante la creciente presión de Podemos—, los suyos han deslizado que no van a aceptar la excusa de que Junts formará parte de la nueva mayoría para conformarse con objetivos menos "ambiciosos". Por lo pronto, dicen haber avanzado en el carril "territorial", pero que aún los separa un abismo en lo social y económico.

Foto: Yolanda Díaz e Irene Montero. Al fondo, Enrique Santiago. (EFE/Kiko Huesca)

En lo que toca a la actividad legislativa, la anterior legislatura ya fue compleja, y el Gobierno apenas sufrió un gran revolcón parlamentario, pese a vivir jornadas de infarto. Hoy, la aritmética obliga a negociar ley a ley el apoyo de todos los partidos del bloque soberanista sin posibilidad de geometría variable. Formaciones que compiten entre sí por la hegemonía electoral en sus territorios, con sustanciales diferencias ideológicas en política económica y social o que afrontarán comicios autonómicos en la primera mitad de la legislatura. A lo sumo, el Ejecutivo solo podría permitirse la abstención de uno de estos grupos en las votaciones que requieran mayoría simple si incorpora a Coalición Canaria a su bloque.

La reducción de carteras ministeriales forma parte desde hace varias semanas de las conversaciones entre PSOE y Sumar respecto a la reedición de una coalición de Gobierno, aunque todas las partes se resistan a reconocer que se ha hablado de ministrables concretos. La actual coalición entre socialistas y Unidas Podemos está compuesta por un total de 22 carteras. Cinco más que en el primer Gobierno de Pedro Sánchez en solitario y nueve más de las que tenía el último Gobierno de los populares, con Mariano Rajoy al frente. Habrá tijeretazo, y las dos partes lo asumen.

Foto: La ministra de Igualdad en funciones, Irene Montero (d), conversa con la ministra de Derechos Sociales y Agenda 2030 en funciones, Ione Belarra. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Tras el pacto de coalición con Unidas Podemos se crearon los ministerios de Igualdad, cuyas funciones antes ostentaba la vicepresidencia primera; Consumo, que dependía de Sanidad; Universidades, que formaba parte de la cartera de Ciencia, y la vicepresidencia segunda de Pablo Iglesias, que incluyó las competencias de Derechos Sociales. Trabajo y Seguridad Social, que dependían de un mismo ministerio en el primero Gobierno de Sánchez, también se disgregaron en dos carteras diferentes. Algunos de estos cambios pueden hoy deshacerse.

Unidas Podemos contaba con cinco ministerios; Sumar asume que tendrá tres, cuatro a lo sumo. Y los socialistas se inclinan ahora por recuperar Igualdad y se resisten a perder las competencias de Vivienda. La primera es la joya de la corona para Podemos, que reivindica el rol de Irene Montero al frente de esta cartera, a la espera de que Sumar oficialice que no será ministra. Las políticas de Igualdad han sido las que han generado mayores fricciones a la interna. Y también el mayor desgaste a la externa, con las rebajas de penas en aplicación de la ley del solo sí es sí. El PSOE no está dispuesto a soltar el ministerio más vinculado con el feminismo, y Podemos afirma que los de Díaz no están haciendo todo lo posible por retenerlo.

El empeño de Díaz por la financiación autonómica

La vicepresidenta segunda en funciones llegará a su cita con Sánchez, este miércoles, con una ristra de reivindicaciones expuestas en su conjunto, por primera vez, el lunes. La reforma del sistema de financiación autonómico, caducado hace nueve años, es hoy una de las grandes apuestas de Díaz, y una promesa realizada en campaña electoral. Su entorno no aclara cómo procederán para lograr un objetivo que se dio por imposible ya en la anterior legislatura, pero piden huir del "partidismo" y explorar esta senda.

Foto: Pedro Sánchez y Yolanda Díaz, en el Congreso de los Diputados. (Reuters/Violeta Santos Moura)

La reducción de la jornada laboral, los topes a la cesta de la compra y el control los márgenes empresariales son otros caminos que quiere transitar, y que el PSOE rechazó recorrer en la pasada legislatura. Como rechazó limitar los alquileres turísticos, y votó contra el restablecimiento de la indemnización de 45 días por año trabajado, frente al resto de la izquierda. Los socialistas contemplan abrir la mano en materia fiscal, pero aún hay muchos flecos por pulir.

Las recetas que llevará Sumar, salvo la reducción de emisiones para 2030, son las que enarboló en la campaña electoral, y que hoy quiere incluir en el acuerdo de coalición. Es la única baza que tienen para obligar a actuar a un partido que cuadriplica su tamaño en el Congreso. Y, a la interna, un buen acuerdo es lo más parecido a una garantía de que los pulsos y peleas no siguen escalando.

Pedro Sánchez ha empezado a poner sus cartas sobre la mesa. El presidente del Gobierno en funciones y candidato oficial a la investidura arranca este miércoles la ronda de contactos oficiales con Sumar y con los aliados parlamentarios que previsiblemente sustentarán su nuevo Ejecutivo de coalición. Tiene algo menos de dos meses para forjar un pacto y sabe que la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, no convocará el pleno de investidura hasta que la negociación esté "lo suficientemente madura". Más allá de las conversaciones con los independentistas, la prioridad de los socialistas pasa hoy por cerrar en primer lugar un acuerdo de coalición con Sumar. Y ya se busca la forma de encajar a Yolanda Díaz en el futuro Ejecutivo, con menos cartera y la disputa por Igualdad.

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