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El PSOE utilizará hasta el último concejal para explicar la amnistía y frenar el rechazo social
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CAMPAÑA DE PEDAGOGÍA

El PSOE utilizará hasta el último concejal para explicar la amnistía y frenar el rechazo social

La dirección descarta totalmente una fuga de votos en el grupo socialista cuando dentro de unos meses se vote la ley, a pesar de que hay disidentes también en el mundo progresista

Foto: El ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, este lunes en rueda de prensa tras registrar la ley de amnistía. (Europa Press/Gustavo Valiente)
El ministro de la Presidencia en funciones, Félix Bolaños, este lunes en rueda de prensa tras registrar la ley de amnistía. (Europa Press/Gustavo Valiente)
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Ahora sí. Con la ley de amnistía registrada en el Congreso, el PSOE comenzará una campaña para explicar esta controvertida decisión política, que provoca rechazo incluso en las filas socialistas y que ha generado una gran contestación social, como prueban las masivas manifestaciones de este domingo en toda España. La dirección socialista se escuda en que las críticas se han producido sin esperar a conocer el texto. Pero lo cierto es que la reacción en contra ha solidificado justo después de hacerse públicos los acuerdos alcanzados con Junts y con ERC.

"Vamos a hacer mucha pedagogía", aseguran en el partido, porque "no hay nada que esconder". "Y lo haremos, además, muy convencidos". Tanto el expresidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero como los ministros están ya implicados en transmitir a la sociedad española las razones de la amnistía. Aunque el verdadero instrumento para combatir el malestar o la incomprensión de una parte de la ciudadanía será el propio partido.

El PSOE es, junto al PP, una de las organizaciones más potentes del país, con terminales a lo largo de todo el territorio. Y "en cada pueblo, cada ciudad, cada barrio que tenga una sede, un concejal del PSOE se lo explicará a sus vecinos", anticipan fuentes de la dirección. Tanto la decisión de amnistiar los delitos vinculados con los hechos del procés como los pactos firmados con Junts y ERC. "Cada diputado y diputada en cada provincia, cada senador y senadora, lo van a defender".

Ferraz pretende contrarrestar así la larga lista de colectivos que, por diferentes razones, han manifestado su oposición a la amnistía, a las concesiones a los independentistas o al PNV. "Se explicará las veces que haga falta, donde haga falta, y a todos lo que quieran leer y escuchar". El relato ya aparece en la propia ley, que dedica varias páginas al razonamiento político de una medida que enraíza con la sentencia del Tribunal Constitucional sobre el Estatut y de la que cuelga "una serie de movilizaciones intensas y sostenidas en el tiempo, así como en mayorías parlamentarias independentistas". Sin más mención a que se saltaron la ley, algo que el PSOE sí intenta subrayar en su argumentación, con las apelaciones a que ahora cumplirán la Constitución.

Foto: Protesta de ayer contra la ley de amnistía frente a la sede del PSOE en Ferraz. (Sergio Beleña)

El entendimiento con Carles Puigdemont, en cuyas manos ha estado la llave maestra de una nueva legislatura con Pedro Sánchez en la presidencia del Gobierno, está causando mucho dolor al PSOE. Incrementado por la escasa contribución de Junts y ERC a la hora de reconocer que no repetirán una ruptura unilateral. Desde hace dos semanas, cargos socialistas, los más conocidos, son increpados e incluso insultados. En las puertas de Ferraz hace días que se celebran protestas, algunas en medio de una gran violencia. Ese movimiento de impugnación se ha evidenciado en las manifestaciones que el PP convocó en todas las ciudades el domingo.

El organigrama del PSOE, sin fisuras

A esto se suma que la ley de amnistía provoca dudas incluso en el mundo progresista. A voces como las de Felipe González, Alfonso Guerra, Joaquín Almunia, Ramón Jáuregui o Elena Valenciano se sumó este lunes la de Josep Borrell. El alto representante de la UE para Política Exterior y de Seguridad no fue tan explícito como el resto, pero afirmó que "todos los que me conocen en España y saben mi trayectoria personal y política previa pueden imaginar lo que pienso", en referencia a su militante oposición al independentismo catalán y a la rotura de la convivencia que provocó el procés.

La dirección socialista confía en que el suflé contra la amnistía poco a poco vaya bajando. Primero, con la constitución del nuevo Gobierno, que abrirá una nueva agenda política y legislativa. Después, a más largo plazo, con la constatación de que, como defienden, supone el entierro definitivo del desafío unilateral del separatismo. Mientras, han optado por exhibir su respeto a las protestas. "España es un país que se manifiesta", dijo Zapatero ayer en RNE.

Los socialistas consideran que la violencia verbal de la derecha —apuntan contra Alberto Núñez Feijóo e Isabel Díaz Ayuso— está avivando las concentraciones, pero también el señalamiento de sus cargos. "Hay una actitud de odio", afirman, y "el PP no le pueda dar cobertura". "Primero nos insulta Feijóo y después lo hacen por las calles". Este lunes, las entradas al Congreso, que mañana y el jueves acoge el pleno de investidura, del que Sánchez saldrá elegido presidente, amanecían blindadas con más protección policial.

Pero, a pesar de que hay disidentes de la amnistía, también en el ámbito de la izquierda, la dirección del PSOE no espera ni una sola fuga cuando se produzca la votación. Sánchez fue quien decidió la composición de las listas al Congreso, por lo que cuenta con un grupo parlamentario totalmente afín. Hasta quienes, aun dentro del organigrama del PSOE, han expresado su rechazo a la amnistía, como Emiliano García-Page o Javier Lambán, rechazan que los diputados de Aragón o de Castilla-La Mancha puedan saltarse la disciplina en la investidura o cuando dentro de varios meses se vote la ley. Y después de votar, los parlamentarios se encargarán de explicar el porqué de la amnistía.

Ahora sí. Con la ley de amnistía registrada en el Congreso, el PSOE comenzará una campaña para explicar esta controvertida decisión política, que provoca rechazo incluso en las filas socialistas y que ha generado una gran contestación social, como prueban las masivas manifestaciones de este domingo en toda España. La dirección socialista se escuda en que las críticas se han producido sin esperar a conocer el texto. Pero lo cierto es que la reacción en contra ha solidificado justo después de hacerse públicos los acuerdos alcanzados con Junts y con ERC.

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