Iglesias se cobra su venganza con Díaz en Galicia: demuestra su fuerza y se jacta del "fracaso" de Sumar

Pablo Iglesias se ha cobrado este sábado una de sus deudas pendientes con Yolanda Díaz. Las bases de Podemos han avalado con un 62% de los votos la posición marcada por el histórico líder morado, que abogó por rechazar el preacuerdo con Sumar para concurrir juntos a las elecciones gallegas del 18-F. En total, 1.567 militantes morados han desdeñado el pacto, dando portazo también a la vicepresidenta segunda. Díaz anunció sorpresivamente este preacuerdo el miércoles, desde Galicia, y acompañada por su candidata a la Xunta, Marta Lois. Mujer de su máxima confianza y portavoz en el Congreso, a la que ha convencido de disputar una batalla que la propia Lois rechazaba dar hace escasas semanas. El miércoles Sumar celebraba un preacuerdo de unidad por todo lo alto, y el sábado lo ha visto saltar por los aires.

Díaz quiere ser profeta en su tierra, a pesar de que tiene el viento en contra, y por ello la vicepresidenta segunda ha lanzado a su amiga y fiel escudera a competir con PSOE, BNG y Podemos (con la oficialista Isabel Faraldo como candidata). Las opciones de lograr un solo escaño son inciertas en una comunidad autónoma en la que en 2016 fueron segunda fuerza, y en 2020 se vieron borrados del Parlamento. En Sumar dicen haber hecho "todo" lo que estaba en su mano, y lamentan una decisión que les dificulta desalojar al PP de la Xunta.

Iglesias ha dejado pasar menos de hora y media desde el anuncio de los resultados de la consulta a la militancia para criticar el "fracaso" del proyecto de Díaz, y hasta para augurarle un mal resultado el 18-F. Sabe que Díaz tiene enemigos de peso en Galicia, que para ella es fundamental tener voz en su comunidad autónoma (sacaron 175.000 votos y dos diputadas el 23-J), y que sus militantes, a los que desde sus medios repiten habitualmente la lista de agravios que imputan a la líder de Sumar, le acusan de haber tragado varios sapos.

"La negativa de las bases de Podemos Galicia a concurrir a las elecciones en coalición con Sumar es el último acontecimiento de una ya larga cadena que, más allá de las diferentes posiciones y las filias y fobias de cada uno, se puede describir objetivamente como una trayectoria de fracaso político creciente", reza el nuevo editorial de su web informativa, Diario Red. Incluso en la dirección morada hay voces que alertan de que el núcleo duro, pero sobre todo Iglesias, actúa en varias ocasiones llevado por su animadversión hacia Díaz. En esa misma cúpula, son mayoría los que advierten de que la vicepresidenta segunda ha tratado de borrarlos del mapa demasiadas veces, sin éxito. "Ha metido demasiado la pata", apuntan, y esto ha llegado a calar. Este verano, según un exdirigente morado, en la dirección llegó a explicitarse que la hoja de ruta pasaba por "desgastar a Yolanda Díaz y acabar con Sumar".

"Va a estrellarse en su tierra"

Después de romper el acuerdo de coalición y salirse del grupo parlamentario Sumar en el Congreso, tras varios meses de pulsos y desconfianza, entre los morados hay quienes no ven sentido a ir de la mano de Díaz. Menos en Galicia, donde el grueso del pastel electoral previsiblemente se lo repartirán PP, PSdG y el BNG. Iglesias da por hecho que Díaz va a estrellarse en su tierra. Y la web que dirige llega a plasmarlo por escrito: "Nada hace pensar que el próximo 18 de febrero Sumar pueda obtener un resultado que permita desalojar al PP de la presidencia de la Xunta; algo que ya habría sido difícil incluso de haber sido capaces de integrar a Podemos con un acuerdo electoral justo".

"No parece que sea correcta la hipótesis de que Sumar es la pieza hegemónica con los apoyos populares suficientes como para que resulte mínimamente legítimo imponer su marca y sus candidatas al resto de partidos y, haciendo eso, obtener buenos resultados electorales. No solo no se ha demostrado esta hipótesis sobre el terreno, sino que más bien parece haberse verificado su contraria, y todo apunta a que eso es lo que va a volver a ocurrir en Galicia", reza el texto.

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La competición electoral entre Sumar y Podemos ya estaba asumida de cara a las elecciones europeas de junio, en las que Irene Montero representará a los morados. Otra cosa es que esta rivalidad se haga evidente en las urnas cuatro meses antes, en Galicia; que se haya explicitado a medio año de los comicios, y con las elecciones en Euskadi previstas para abril. Las negociaciones aquí siguen abiertas, pero preocupa el precedente de que una figura de peso entre los morados sabotee públicamente un acuerdo rubricado por su dirección en el territorio.

Los escándalos internos sacuden a un partido que estos días ha suspendido de militancia a 13 dirigentes catalanes que apostaron por confluir con Sumar —sin efectos prácticos, porque ya habían dejado sus cargos—. Que vio desgarrarse todas sus costuras en Madrid hace escasas semanas, y que ha tomado decisiones de peso sin consultar a su dirección en varias ocasiones, entre ellas desgarrar el grupo parlamentario. En la cúpula morada nadie quería un acuerdo que les resultaba ofensivo, pero no querían verse señalados como culpables de la división de la izquierda.

Uno de los argumentos más repetidos por Podemos es que fueron "responsables" el 23-J, asumiendo un acuerdo con Sumar que suponía una "humillación", y que se construyó sobre el rechazo a Irene Montero. Juan Carlos Monedero, cofundador del partido, y desde hace tiempo distanciado de Iglesias, defendió el viernes el voto a favor del pacto con Sumar. Fundamentalmente, para que los suyos no carguen con la culpa si la izquierda recibe otro varapalo electoral el 18-J. "Tengo la sensación de que este era el resultado que quería quien hizo una oferta difícilmente asumible a la militancia de Podemos", escribió en redes sociales el profesor de Ciencia Política tras conocerse los resultados.

La consulta, sin embargo, no puede arrojar luz sobre otra de las posiciones de Iglesias. El exvicepresidente también había planteado que su partido se abstuviese de participar el 18-F, pidiendo el voto para el BNG. La dirección gallega ha descartado completamente este escenario, llegando a confrontar con Iglesias. Monedero hizo lo propio. A posteriori, Ione Belarra ha dejado ver que no contempla esta opción. Pero hasta la noche del domingo 18 de febrero, no será posible aclarar cuántos militantes y potenciales votantes morados pueden tener en cuenta el planteamiento de Iglesias.

En la estrategia de debilitar a Díaz para recuperar el "liderazgo" de la izquierda, hay quienes consideran que este sábado se han apuntado un tanto, que pueden presumir de la respuesta de su militancia. Y hay quienes advierten de que nadie podrá imputar toda la responsabilidad de un hipotético mal resultado, vista la forma en la que Iglesias ha hecho entrada en escena, demostrando la capacidad de influencia de la que aún goza.