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El mundo de Vox quiere volver al redil del PP y pide una "refundación" de la derecha
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El mundo de Vox quiere volver al redil del PP y pide una "refundación" de la derecha

Mayor Oreja demanda una "alternativa política y cultural" contra Sánchez, en la que grupos y asociaciones superen sus diferencias y "pongan en marcha un proyecto"

Foto: Jaime Mayor Oreja en un acto este otoño de la Fundación Neos. (EFE/R. Jiménez)
Jaime Mayor Oreja en un acto este otoño de la Fundación Neos. (EFE/R. Jiménez)
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La hostilidad contra el PP de una parte del electorado más conservador ha empezado a diluirse. Quienes durante la legislatura de Mariano Rajoy comenzaron a renegar de sus siglas por considerar que no dio la batalla cultural, no derogó la ley del aborto o fue tibio en la respuesta al desafío independentista; personas y organizaciones que alimentaron desde la base la promoción de Vox, piden ahora una comunión entre los dos partidos.

El maltrato que sufrió Rajoy no afectará a Alberto Núñez Feijóo, pese a la incomprensión que provoca en todo el espectro de la derecha los intentos de interlocución con Junts. Exministros como Jaime Mayor Oreja que en 2015 empezó a ejercer de guía de grupos sociales que no se sentían representados políticamente por el PP, realiza el viaje contrario.

Esta semana, en un acto en Madrid de la Fundación Neos, que él dirige, en el que participó el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández, y el secretario general de Vox, Ignacio Garriga, además de Rosa Díaz y Fernando Savater, Mayor Oreja defendió que para combatir al Gobierno de Pedro Sánchez y sus alianzas con los independentistas —lo que él llama "el Frente Popular"—, "se precisa una cierta refundación del espacio cultural y político".

"No basta", dijo,"con esperar que la fruta caiga del árbol como fruta madura, hay que sacudirlo". La esperanza, explicó, "radica en la alternativa, en que todos nosotros ayudemos de verdad". Sin explicitarlo mucho más, apuntó que primero hace falta una "alternativa política". "Eso depende de los partidos", reconoció. Y "también una alternativa cultural, para que un conjunto de personas de asociaciones, de grupos de pensamiento distinto, superando nuestras diferencias, pongamos en marcha una dirección, un proyecto contrario al frente de ruptura".

Foto: Varios presidentes del PP durante del debate de la investidura fallida de Alberto Núñez Feijóo.(EFE/Juan Carlos Hidalgo)

Su intervención concluyó con el agradecimiento a Fernández y a Garriga por su asistencia y el mensaje de que "muchos españoles nos sentimos felices cuando acordáis y dejáis de competir". En el auditorio, una mujer, de manera espontánea, pidió "unidad" entre PP y Vox. La reflexión está abierta en canal desde que la derecha y la ultraderecha, como pronosticaban las encuestas, no sumaron en las elecciones del 23-J. Tras este contratiempo, el propio Mayor Oreja ha pedido unir programas y proyectos en artículos de prensa.

Pero ya no se trata solo de una teorización. La ruptura de la base social de la derecha por la irrupción del partido de Santiago Abascal comienza a ofrecer los primeros síntomas de reparación. Hace solo unos días Feijóo reclamó a Vox que no se presente a los comicios gallegos del próximo 18 de febrero porque si no logra representación "puede perjudicar la mayoría absoluta del PP".

A este mundo, la pujanza de Vox ya no le parece suficiente y el PP no les resulta tan distante

Aquella amalgama de grupos con una profunda aversión al nacionalismo y al independentismo, cristianos o defensores del derecho a la vida, que inició la desconexión con el PP y fue un vivero de votos para Vox está en estos momentos en otra fase. Mayor Oreja es presidente e impulsor de Neos, junto con la expolítica del PP vasco, María San Gil. Neos es una organización aliada de la Fundación Valores y Sociedad, la primera que promovió el exministro popular, de la antiabortista One of Us y del grupo Qveremos. Y tiene nexos con centros universitarios católicos.

A este mundo, la pujanza de Vox ya no le parece suficiente y el PP no les resulta tan distante. Estos intentos de reconciliación de los cimientos sociales de la derecha se producen en medio del debate sobre el futuro de la ultraderecha en España. Sobre la viabilidad de su proyecto y las dudas del resultado que obtendrán en las europeas, dando por hecho que no conseguirán representación en las gallegas y en las vascas. Abascal se ha visto obligado a adelantar la asamblea del partido, que se celebró precisamente este sábado, y hacer cambios en la cúpula para rearmar su propuesta política.

Foto: Foto: EFE/Borja Sanchez-Trillo. Opinión
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Que parte de Vox está de vuelta al redil del PP lo puso de manifiesto el propio resultado del 23-J. Según las estimaciones de transferencia de voto del analista electoral Jaime Miquel, un millón de votantes que en 2019 respaldaron a la formación de ultraderecha se pasaron al PP. Pero, al contrario también hubo fugas: los populares trasvasaron casi 350.000 electores a Vox. El saldo es claramente favorable a Feijóo.

En Génova se ha instalado la convicción de que no gobernarán mientras Vox exista. Por eso, y por la investidura de Sánchez gracias a los independentistas y la ley de amnistía, Feijóo se ha echado a la calle y ha radicalizado su discurso, con vistas a hacer el mayor daño posible a Abascal en las europeas y contribuir a su declive. Los datos no confirman que Vox sea el impedimento para que el PP gobierne. Al margen de su errática campaña electoral, del aval de Génova a los pactos autonómicos y municipales con este partido y al horizonte de que se repitieran para alcanzar la Moncloa, Isabel Díaz Ayuso y Juanma Moreno consiguieron sendas mayorías absolutas en plena efervescencia de Vox; en el caso del andaluz con un discurso moderado.

En cualquier caso, hay una ola ultraconservadora en todo el mundo que favorece la supervivencia de la formación de Abascal a pesar de que en las autonomías y ciudades en las que gobiernan con el PP tras el 28-M corren el peligro de ser fagocitados. Los nuevos barones populares ya han puesto en marcha sus propias estrategias para zampárselos. En eso sí existe una unanimidad total en el PP.

La hostilidad contra el PP de una parte del electorado más conservador ha empezado a diluirse. Quienes durante la legislatura de Mariano Rajoy comenzaron a renegar de sus siglas por considerar que no dio la batalla cultural, no derogó la ley del aborto o fue tibio en la respuesta al desafío independentista; personas y organizaciones que alimentaron desde la base la promoción de Vox, piden ahora una comunión entre los dos partidos.

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