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El PP asume que Sánchez aguantará pese al "caso Koldo": "Sus socios le quieren débil, pero no muerto"
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ESTRATEGIA DE LOS POPULARES

El PP asume que Sánchez aguantará pese al "caso Koldo": "Sus socios le quieren débil, pero no muerto"

Génova trabaja para una legislatura a tres años y descarta cualquier posibilidad de moción de censura a corto o medio plazo: "No estamos en eso". Están convencidos de que el líder socialista cederá en todo

Foto: Pedro Sánchez en el homenaje a Zapatero. (Europa Press)
Pedro Sánchez en el homenaje a Zapatero. (Europa Press)
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El PP vive un momento dulce. La mayoría absoluta en las gallegas devolvió a Alberto Núñez Feijóo la confianza que las generales le arrebataron. La enseñanza del 23 de julio fue dura, pero también ha servido para que los conservadores sepan manejar la euforia. Pedro Sánchez atraviesa uno de sus peores momentos políticos. El PSOE reconoce que por primera vez Moncloa no maneja los tiempos. El caso Koldo es una amenaza cuya dimensión está por ver. Al margen de quiénes pueden acabar salpicados por el sumario, preocupa el daño electoral. Las encuestas, a diferencia de lo que ocurre con la amnistía, son demoledoras. En las últimas publicadas, los populares están 40 escaños por encima de los socialistas, pero en Génova la orden es trabajar con un horizonte a tres años.

"Los socios le quieren débil, pero no muerto", explican desde la dirección nacional del PP, donde asumen que el presidente "entregará lo que le pidan" en cada negociación para conservar la Moncloa. El análisis es simple: ni al PNV, ni a ERC, ni a Junts le interesa ir a elecciones, según los populares, que reiteran que Feijóo "jamás" pagaría lo que Sánchez por sus votos. La tesis del polémico off de record donde se abría un camino para un futuro indulto condicionado a Carles Puigdemont es historia. "No estamos en eso", declaran tajantes en Génova al ser preguntados por una posible moción de censura.

Los números siguen siendo los mismos que cuando Feijóo fue a la investidura fallida. La relación con el PNV y Junts está en vía muerta. Los vascos, que en su día blandieron la lucha contra la corrupción para descabalgar a Mariano Rajoy, hoy están con los ojos puestos en las elecciones del 21 de abril. Saben que la pujanza de Bildu amenaza su hegemonía y tendrán que pactar con los socialistas para mantener el gobierno. Toca ser "benévolos" con los escándalos que se van publicando en torno a la trama que por ahora solo se ha cobrado la cabeza del exministro de Transportes, José Luis Ábalos. El PNV confía en que el cortafuegos sirva. "Solo si el caso Koldo se convierte en caso Sánchez tendríamos que replantearnos la posición", explican.

Los neoconvergentes acaban de pactar la amnistía y están dispuestos a dar luz verde a los Presupuestos. También juegan en clave interna con las catalanas en el horizonte y será en ese momento cuando se replanteen sus acuerdos con Sánchez. Dependerá de quién logre la presidencia de la Generalitat. Por el momento se centran en ver la evolución de la medida de gracia. La ofensiva judicial será larga y habrá que ver como quedan finalmente Puigdemont y la dos de ERC, Marta Rovira. Aunque la desconfianza hacia Sánchez está en máximos, pesa más la convicción de que es el mejor aliado posible.

Foto: El ministro de Política Territorial, Ángel Víctor Torres, el pasado 5 de marzo, en Granada. (Europa Press/Álex Cámara)

En este clima hay quienes miran a Pablo Iglesias. Recuerdan que ya forzó elecciones en 2016, cuando Sánchez no quiso hacerle vicepresidente. Podemos cuenta con cuatro diputados en el Grupo Mixto. La suma con PP y Vox sería suficiente para una moción de censura táctica que acabase en unas nuevas elecciones. Los que alimentan esta conspiración la basan en que los morados podrían emerger como adalides del combate a la corrupción. "Odia a Sánchez y a Díaz", recalcan como argumento.

Feijóo ignora estas cábalas. Su estrategia es atacar a Sánchez en todos los frentes. Corrupción y amnistía como combinado letal para el PSOE. "La amnistía es otra forma de corrupción", exponen dentro de un argumentario que pondrá el foco también en los disidentes del sanchismo. El PP pondrá en valor su poder territorial, como se ha visto este fin de semana, en el que ha reunido a todos sus barones para unificar mensajes. Llevar a cada rincón las prebendas a Cataluña que "avergüenzan a muchos socialistas".

Foto: Begoña Gómez, en la tribuna del Congreso. (EFE/Juan Carlos Hidalgo) Opinión
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A diferencia de otros momentos, ahora hay sintonía entre Génova y el partido. Se comparte la estrategia de asedio a Sánchez: "No podemos darle tregua ahora que está asfixiado". Avalan dejar morir las conversaciones para renovar el Consejo General del Poder Judicial, pese a que fue el PP el que solicitó la mediación del comisario europeo de Justicia. Por primera vez desde el varapalo de las generales los populares se sienten en ventaja. Agotarán cada recurso ante los tribunales para entorpecer la amnistía con la confianza de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europea acabe tumbándola.

A corto plazo hay pesimismo de cara a las elecciones vascas, donde la principal aspiración es que el PSOE sea castigado como en Galicia. La verdadera batalla estará en las europeas de junio. Los sondeos dibujan una victoria contundente que podría colocar a Sánchez en una posición difícil. En Génova son prudentes. De los errores se aprende.

El PP vive un momento dulce. La mayoría absoluta en las gallegas devolvió a Alberto Núñez Feijóo la confianza que las generales le arrebataron. La enseñanza del 23 de julio fue dura, pero también ha servido para que los conservadores sepan manejar la euforia. Pedro Sánchez atraviesa uno de sus peores momentos políticos. El PSOE reconoce que por primera vez Moncloa no maneja los tiempos. El caso Koldo es una amenaza cuya dimensión está por ver. Al margen de quiénes pueden acabar salpicados por el sumario, preocupa el daño electoral. Las encuestas, a diferencia de lo que ocurre con la amnistía, son demoledoras. En las últimas publicadas, los populares están 40 escaños por encima de los socialistas, pero en Génova la orden es trabajar con un horizonte a tres años.

Partido Popular (PP) Pedro Sánchez
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