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Moncloa confía también en la causa palestina como revulsivo electoral
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Moncloa confía también en la causa palestina como revulsivo electoral

El Gobierno aspira a que el reconocimiento del Estado de Palestina, que apoyan totalmente convencidos, les ayude además a distraer el debate político del caso Koldo

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro de la República de Irlanda, Simon Harris, este viernes en Dublín.
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro de la República de Irlanda, Simon Harris, este viernes en Dublín.
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Tota pedra fa paret, es un refrán valenciano que resume la sabiduría popular de aprovechar al vuelo todas las oportunidades, al margen de que después produzcan o no algún efecto. Toda piedra hace pared, en su traducción castellana. Seguramente Pedro Sánchez no lo conoce, pero sintetiza muy bien su filosofía política. En medio del supertrimestre electoral que concluye con las elecciones europeas del 9 de junio, el presidente del Gobierno no da una puntada sin hilo.

El Ejecutivo busca una fecha idónea, antes de julio, para aprobar el reconocimiento del Estado de Palestina. Sánchez está manteniendo contactos con otros líderes europeos para hacerlo "de manera coordinada". Pero el momento, avisa, está "cada vez más cerca". A lo largo de las últimas semanas, toda una serie de acciones han permitido al presidente empezar a hilvanar un relato electoral y, sobre todo, cambiar la conversación política imperante, centrada en el escándalo de corrupción del caso Koldo, el primero que afecta de lleno a su administración, y los contactos de su esposa, Begoña Gómez, con empresarios que reciben ayudas y contratos del Estado.

Los socialistas estaban atrapados en esa maraña, pero tanto el conflicto del Oriente Próximo, como las reformas del PP a las leyes autonómicas de Memoria Histórica, a instancias de Vox, o la decisión de Moncloa de poner otra vez el tema de la vivienda en primer plano, han supuesto un agujero por el que respirar.

Por eso, en cuanto el PSOE vio que Castilla y León se sumaba a Aragón y a la Comunidad Valenciana y cambiaba la legislación para minimizar la reparación de las víctimas de la dictadura, anunció primero un recurso al Tribunal Constitucional y después medidas ante la ONU y la UE. El propio presidente se hizo una impactante foto en el laboratorio forense del valle de Cuelgamuros y en las criptas que le valió la reprimenda de los familiares de los muertos, a quienes hasta ese momento no se dejaba entrar.

Foto: El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo (d, de espaldas), se dirige al presidente del Ejecutivo, Pedro Sánchez, durante la sesión de control al Gobierno. (EFE/Javier Lizón)

En ese marco, electoral y de desgaste del Ejecutivo, se incardina también el reconocimiento del Estado de Palestina. Es un compromiso de investidura y una posición que el Gobierno fijó casi desde el comienzo, desde que el pasado 7 de octubre se produjo el ataque terrorista de Hamás contra Israel y el conflicto escaló. No hay improvisación en este tema, pero sí un intento de acompasarlo a las necesidades del Gobierno y de usarlo contra el PP.

Alberto Núñez Feijóo ha tardado meses en verbalizar su apoyo a la solución a los dos estados, a pesar de aparecer en el programa electoral y de que los populares votaron en el Congreso en 2014, con Mariano Rajoy de presidente, una proposición no de ley para que se instara al Gobierno a reconocer a Palestina como Estado. Lo hizo esta semana en el debate por la comparecencia del presidente, en la que, entre otros temas, se trató este asunto, pero aun así la postura de la Moncloa es que no son claros porque el expresidente José María Aznar e Isabel Díaz Ayuso se han mostrado en contra.

El PP respalda que los palestinos puedan tener su propio país, aunque pone algunas condiciones como que sea el paso final de un proceso negociador y tenga el aval de otros países. Sánchez no considera necesario este requisito, aunque esté negociando con otros miembros de la UE. Y tampoco es partidario de esperar, ante el riesgo de que el conflicto se extienda por toda la región.

Hay diferencias, pero en el fondo están de acuerdo, algo casi milagroso en la relación entre las dos formaciones, absolutamente alejadas y sin interlocución desde que el PSOE llegó a la Moncloa desalojando a Rajoy con una moción de censura.

Foto: El líder supremo iraní, el ayatolá Ali Jamenei. (EFE)

Sánchez no ve el vaso medio lleno, si no medio vacío, en lo referente a Feijóo. "En el principal partido de la oposición estamos escuchando distintas voces que dicen que no, que dicen que tal vez, en todo caso, que se aclaren", señaló este viernes desde Oslo, en la gira que le ha llevado a Noruega y a Irlanda para buscar un reconocimiento común al estado de Palestina. En el mitin que ayer protagonizó en San Sebastián repitió la misma idea: "La solución de los Estados es legal, diga lo que diga Aznar".

Con las elecciones vascas en poco más de una semana, el próximo 21 de abril, y el horizonte de catalanas, el 12 de mayo, y de europeas, el presidente prima así las opiniones en contra esta decisión, como la del expresidente y otra más reciente de Ayuso.

Este viernes la presidenta de la Comunidad de Madrid, después de que Feijóo definiera la posición del PP en el Congreso, censuró "que la segunda masacre cometida contra los judíos después del Holocausto se solucione premiando a los terroristas de Hamás con el Estado palestino, que por el momento nadie había pedido”.

Es cierto que el PP se lo pone fácil para hurgar en la herida, pero su interés en poner el acento ahí y no en la postura de Feijóo, evidencia que Sánchez no pretende una posición de país al no implicar a Génova en la decisión del Gobierno, a pesar de que el apoyo a la creación política de Palestina es mayoritario en España, al margen de ser de izquierdas o de derechas.

Es una queja recurrente de los populares la falta de información que reciben de la Moncloa en temas de política exterior. Y lo cierto es que se evita mantenerlos informados. Con el conflicto en Oriente Medio resulta evidente. El presidente quiere liderar el reconocimiento de Palestina en solitario, después de ser el primero en abrir ese debate. Y, de paso, pasar página lo antes posible del ruido político del caso Koldo.

Tota pedra fa paret, es un refrán valenciano que resume la sabiduría popular de aprovechar al vuelo todas las oportunidades, al margen de que después produzcan o no algún efecto. Toda piedra hace pared, en su traducción castellana. Seguramente Pedro Sánchez no lo conoce, pero sintetiza muy bien su filosofía política. En medio del supertrimestre electoral que concluye con las elecciones europeas del 9 de junio, el presidente del Gobierno no da una puntada sin hilo.

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