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Sánchez ve refrendada su política de 'pacificación' de Cataluña: "Era el buen camino"
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Sánchez ve refrendada su política de 'pacificación' de Cataluña: "Era el buen camino"

El PSOE consigue abrir una "nueva etapa" tras la década independentista, pese a su dependencia de Junts y ERC. Los socialistas se refuerzan a menos de un mes de las elecciones europeas

Foto: Pedro Sánchez, en el cierre de la campaña del PSC. (Europa Press/David Zorrakino)
Pedro Sánchez, en el cierre de la campaña del PSC. (Europa Press/David Zorrakino)
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El anhelado proyecto de que un socialista vuelva a gobernar la Generalitat, tras una década de somnolencia independentista, está más cerca de suceder. La victoria de Salvador Illa en las elecciones de este domingo y la ausencia de una mayoría alternativa de los partidos separatistas deja al candidato del PSC como el único president posible. Aunque depende de los votos de ERC, Pedro Sánchez y todo el PSOE tienen motivos de sobra para estar satisfechos. La política de 'pacificación' de Cataluña, que emprendieron hace seis años, cosecha ahora su primer gran éxito.

Casi todo lo que debía pasar para que hubiera un buen resultado, se ha producido. El socialismo catalán logra 42 escaños, nueve más que hace tres años. Junts mejora de forma notable, pero no lo suficiente para que Carles Puigdemont pueda volver al Palau. ERC se hunde, aunque sus diputados pueden contribuir a un posible gobierno progresista. Y los comunes, con dos parlamentarios menos, también ayudan a apuntalar la gobernabilidad.

El PSC, junto a ERC y los comunes, suman 68 escaños. Si logran ponerse de acuerdo, y sobre todo si ERC lo hace posible, habrá un Govern de izquierdas. No hay otra aritmética. Salvo que los republicanos tengan la tentación de ir a una repetición electoral, ya que un sector del partido se opone a un pacto con los socialistas. Pero el mensaje de las urnas al independentismo es claro. El suflé, definitivamente, ha bajado. No sólo crece el PSC, también lo hace, y mucho, el PP (de tres a 15 diputados) y Vox sobrevive con 11 parlamentarios. Con esta nueva realidad, es aún más quimérico equiparar los términos Cataluña e independencia. El soberanismo se ha quedado lejos de representar al 50% y se instala en un limitado 43%, pese a la irrupción de Aliança Catalana.

El espaldarazo para los socialistas llega, además, a menos de un mes de las elecciones europeas. La lluvia fina de Illa en los últimos tres años para cambiar de paradigma, superar el debate sobre la identidad y centrar su discurso en los problemas diarios de los catalanes ha dado sus frutos. El PSC se ha impuesto con contundencia en Barcelona y Tarragona y cimentan su triunfo en las ciudades grandes y medias. Es un éxito de Illa pero también de Pedro Sánchez, que siempre apostó por abrir nuevos caminos que permitieran pasar página al procés, con decisiones tan controvertidas como los indultos o la amnistía.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el candidato del Partido Socialista Catalán, Salvador Illa, en un acto de campaña. (EFE/Quique García)

La posición de Sánchez se refuerza, al menos porque su lectura de la realidad política española y catalana durante estos años ha sido atinada. Y el PSOE sale fortalecido de cara a las europeas, que Alberto Núñez Feijóo pretende plantear como una segunda vuelta de las generales. No es posible saber si ha tenido algo que ver su amago de dimisión a finales de abril, con la campaña ya iniciada. Las encuestas postelectorales lo certificarán. Pero su enfoque sobre Cataluña es una postura consolidada durante años. La portavoz del PSOE, Ester Peña, lo ratificó en su primera valoración: "Era el buen camino".

El presidente del Gobierno, durante todo su mandato, ha tratado de apaciguar la pulsión separatista. Su política ha discurrido entre la convicción de los primeros tiempos y la necesidad posterior de los votos independentistas, que se volvieron indispensables para retener la Moncloa.

Accedió a la mesa de diálogo entre la Generalitat y el Estado, que no ha dado por ahora ningún fruto. Pero de manera paralela, como consecuencia de los acuerdos con ERC, aprobó los indultos a los líderes del procés, eliminó el delito de sedición y reformó la malversación. El círculo del entendimiento con los independentistas se completó tras las elecciones del 23-J, en las que solo el voto de Junts podía permitir al PSOE continuar en el Gobierno.

Sánchez accedió entonces a la amnistía, que el Congreso aprobará de manera definitiva a finales de este mes. Este asunto ha contaminado el comienzo de una legislatura, que depende de los siete escaños de Junts. Pero la gobernabilidad, a pesar del test de estrés de las catalanas, parece garantizada. Previsiblemente, los de Puigdemont seguirán haciendo la vida imposible al PSOE y pondrán precio a su apoyo en cada votación, pero la suma de la investidura no apunta a quiebra.

El expresident no tiene ni una sola opción de volver a su despacho de la plaza de Sant Jaume, por lo que la revancha en Madrid carece de sentido. La tentación de ERC de abandonar a Sánchez a su suerte también se antoja difícil. Aunque la decisón de sujetar a Illa es complicada para los republicanos, Pere Aragonès ha dado ya una primera señal de que podrían votarle. "Asumiremos la voluntad de la ciudadanía", dijo la noche de este domingo y "trabajaremos en el lugar en el que nos han puesto", que es "la oposición".

Sus declaraciones sugieren un posible respaldo, pero sin formar parte del Govern. Esta fórmula es la preferida por el PSC, un gobierno en solitario con el aval parlamentario de ERC y los comunes. Es conocido, por las informaciones de algunos de sus interlocutores, que el presidente concede importancia al lugar que con los años le otorgará la historia. Y él siempre aspiró a resolver el 'conflicto' en Cataluña. Por el momento este 12-M se abre una "nueva etapa".

El anhelado proyecto de que un socialista vuelva a gobernar la Generalitat, tras una década de somnolencia independentista, está más cerca de suceder. La victoria de Salvador Illa en las elecciones de este domingo y la ausencia de una mayoría alternativa de los partidos separatistas deja al candidato del PSC como el único president posible. Aunque depende de los votos de ERC, Pedro Sánchez y todo el PSOE tienen motivos de sobra para estar satisfechos. La política de 'pacificación' de Cataluña, que emprendieron hace seis años, cosecha ahora su primer gran éxito.

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