El Gobierno, sobre investir a Puigdemont: "No cuela y no lo compra nadie"

Los socialistas hacen oídos sordos a la petición de Carles Puigdemont de ser investido. Ni la amenaza de retirar el apoyo al Gobierno se toma en serio. Con la alegría intacta por los resultados de las elecciones catalanas del domingo, que ganó Salvador Illa, la demanda del expresident de que se abstenga el PSC para que haya otro gobierno independentista, que no cuenta con apoyo parlamentario, está cayendo en saco roto.

Lo han rechazado en Barcelona, en Ferraz y este martes lo ha hecho el propio Ejecutivo. "No cuela y no lo compra nadie", dijo la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, en referencia también al PP que sí lo ve posible, con el argumento de que Pedro Sánchez priorizará antes mantenerse él en el poder que una investidura de Illa.

"Los ciudadanos de Cataluña han hablado con absoluta claridad", señaló la portavoz, y "hay que atender al mensaje tan claro que han trasladado", en alusión al declive de las fuerzas independentistas que por primera vez no cuentan con mayoría. "Existe una fuerza ganadora y ha concentrado un respaldo muy mayoritario", aseguró sobre el PSC que, con 42 escaños alcanzaría la mayoría absoluta con el respaldo de los comunes y de ERC, si estos últimos le conceden su apoyo.

Alegría no quiso entrar en posibles acuerdos, a pesar de que la Moncloa confía en que al final se produzca un pacto entre estas tres fuerzas progresistas, que permita a Illa ser presidente. El candidato de los socialistas catalanes comenzará una ronda de contactos con el resto de fuerzas políticas, que tiene que dar sus primeros frutos el próximo 10 de junio, con la constitución de la Mesa del Parlament. En ese momento ya se podrá vislumbrar si hay opciones o no de entendimiento con ERC.

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Pero Puigdemont quiere inmiscuirse en este proceso reclamando también el apoyo de ERC, a pesar de que no hay aritmética para su investidura. Y de que presentarse o no como candidato, depende de que lo nomine el próximo presidente del Parlament.

La gobernabilidad queda en manos de la decisión que adopte ERC -o Illa o forzar unas nuevas elecciones- pero mientras se dilucida qué sucede en Cataluña, el Gobierno se encierra en que no tendrá ningún efecto en la situación nacional y en que podrá mantener el respaldo parlamentario de Junts y de los republicanos pase lo que pase. Incluso sí ERC vota la investidura de Illa y Puigdemont se queda sin unas segundas elecciones.

Alegría esquivó valorar esta posibilidad y argumentó que el Ejecutivo seguirá llevando al Congreso "leyes y medidas que permitan seguir avanzando en nuestro país", dando por hecho que nada afectará a su actual mayoría parlamentaria, que depende tanto de los siete diputados de ERC como de los siete de Junts. "Lo demostramos la anterior legislatura y esta no va a ser distinta porque, además, creemos sinceramente en la España del diálogo y del consenso".

"No nos cabe duda de que va a haber gobierno en Cataluña que atienda esa petición de los catalanes de abrir una nueva etapa", prosiguió, tampoco que "a esta legislatura le quedan tres años como poco".