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El PSOE se encomienda al debate interno en ERC y al 'frío' de la oposición para que voten a Illa
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El PSOE se encomienda al debate interno en ERC y al 'frío' de la oposición para que voten a Illa

El Gobierno mantendrá las mesas de diálogo con mediación internacional con Junts y con los republicanos para mantener cerca a los dos partidos aunque al final llegue a la Generalitat el PSC

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda a Félix Bolaños antes de la reunión de la dirección en Ferraz. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, saluda a Félix Bolaños antes de la reunión de la dirección en Ferraz. (EFE/Borja Sánchez-Trillo)
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Pedro Sánchez supo que continuaría al frente del Gobierno la misma noche electoral del 23-J. No había mayoría de PP y Vox y desde hace meses era consciente de que solo podría seguir con el apoyo de Junts. Fue entonces cuando, fuera de la luz pública, comenzó con ellos el deshielo. Por eso, tras las elecciones, el presidente recetó a los suyos mucha calma. Y, salvo unas semanas de nervios en agosto, en la Moncloa nunca se dudó de que habría acuerdo. A finales de noviembre, Sánchez fue investido.

La misma confianza que los socialistas tuvieron entonces, les invade ahora, después de la victoria de Salvador Illa en las elecciones catalanas de este domingo. Para ocupar el Palau de la Generalitat, necesita los votos de ERC y los comunes. Pero la sensación en el PSOE es que Illa será 'president' y que solo es cuestión de esperar. Hay que "darles tiempo" a los republicanos a "hacer su reflexión", qué digieran lo que ha pasado y analicen todas las alternativas, aseguran fuentes socialistas.

ERC tiene en su mano encumbrar a Illa o forzar una repetición electoral. Pere Aragonés dijo este lunes que ERC no se moverá “para facilitar una investidura del PSC", lo que puede interpretarse como un portazo, pero también como una constatación de que no tomará la iniciativa. En cualquier caso, sus palabras no cambian el ánimo en Ferraz. Y, además, recuerdan, Aragonès ya no es un interlocutor válido porque acaba de abandonar la política.

La dirección socialista se encomienda al debate interno sobre si apoyar o no a Illa que, irremediablemente, se va a abrir en ERC. Como publicó este diario, esa discusión ya estaba latente incluso antes de las elecciones con un sector resuelto a defender que se vote al PSC y otro, todo lo contrario. Ahora mismo ni siquiera está claro quién pilotará la negociación, aunque el presidente de ERC, por mucho que se haya producido una bicefalia con Aragonès, es Oriol Junqueras. Y él no se quiere ir, al contrario, pretende seguir al frente del partido.

Foto: Pedro Sánchez y Salvador Illa en una acto electoral en Cataluña. (EFE/Enric Fontcuberta)

Para la Moncloa y Ferraz, la investidura de Illa solo es una cuestión de tiempo. El plan es que el primer secretario del PSC negocie en solitario, con total autonomía para blindar las conversaciones de la contaminación de la situación nacional. Y que los republicanos poco a poco entren en razón, ante el vértigo de una repetición electoral y el 'frío' para centenares de cargos que supone abandonar la Generalitat. Ven prematuro incluso el anuncio del president en funciones de que ERC pasará a la oposición, precisamente por la perspectiva de dejar a toda esta gente sin sueldo.

En el PSOE consideran que unas segundas elecciones serían muy dañinas para ERC, que este 12-M perdió 170.000 votos y 13 escaños, porque "quien fuerza la repetición lo acaba pagando". Por eso piensan en que al final será posible un acuerdo, que pasaría porque formen parte del Govern —algo que también pueden pedir los comunes— o respaldar solo la investidura. Esta segunda opción abre también un abanico muy amplio de posibilidades. Desde votar a favor y exigir un pacto programático o desentenderse de la gobernabilidad y negociar su aval en cada votación.

Foto: La portavoz del PSOE, Esther Peña, este lunes en Ferraz. (Diego Radamés / Europa Press)

En cualquiera de los escenarios, los socialistas insisten en que no existe repercusión para el Gobierno central porque son "carriles distintos". Pedro Sánchez necesita tanto los siete votos de ERC como los siete de Junts en el Congreso para sostener el Ejecutivo. Y la intención del PSOE es continuar con las mesas de diálogo abiertas con ERC y Junts, que cuentan con un mediador internacional, y en la que ambos partidos reclaman acordar un referéndum.

En la Moncloa consideran que esto ya es un incentivo para no hacer saltar por los aires la legislatura porque necesitan mantener viva la idea de que negocian con el Estado. Pese al bajonazo de las formaciones separatistas que han alcanzado solo un 43% de apoyo, la reivindicación de la independencia se mantendrá intacta.

Pero, además, recuerdan, hay acuerdos firmados con los dos partidos que les comprometen a participar en las votaciones más relevantes, en referencia sobre todo a los presupuestos. Para estabilizar la legislatura, Sánchez necesita al menos aprobar los del próximo año. Si lo logra, ya solo dependerá de sí mismo. La decisión de convocar unas nuevas elecciones ya no sería fruto de la falta de apoyo parlamentario, sino una decisión únicamente suya, que le permite escoger el momento idóneo.

Antes, los socialistas deben lograr que Illa sea 'president' con la única suma posible (ERC y los comunes) y que Junts y los republicanos les voten las cuentas del próximo año. Y ambas cosas las ven factibles. Nadie en la Moncloa pensó nunca que esta etapa sería fácil, pero sí aritméticamente viable. Igual que sucede ahora con un gobierno del PSC.

Pedro Sánchez supo que continuaría al frente del Gobierno la misma noche electoral del 23-J. No había mayoría de PP y Vox y desde hace meses era consciente de que solo podría seguir con el apoyo de Junts. Fue entonces cuando, fuera de la luz pública, comenzó con ellos el deshielo. Por eso, tras las elecciones, el presidente recetó a los suyos mucha calma. Y, salvo unas semanas de nervios en agosto, en la Moncloa nunca se dudó de que habría acuerdo. A finales de noviembre, Sánchez fue investido.

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