Ferraz cuelga la bandera nacional en su fachada: "Somos el partido que mejor entiende España"

La investidura de Pedro Sánchez y la contrapartida de la amnistía provocó una ola de protestas violentas ante la sede socialista de Ferraz, que se prolongó durante semanas. Días y días de intervención policial y cortes de circulación que obligaron incluso a cambiar el horario de los trabajadores del partido para no verse sometidos a estos escraches. Los manifestantes han acudido con banderas de España, en defensa de la unidad nacional. Algunos de ellos todavía lo hacen, en el rezo diario del rosario que se realiza a las puertas de la iglesia de la esquina.

A partir de ahora, la bandera se la pueden ahorrar, el PSOE ha colocado una en su fachada que alcanza dos plantas. Sin mástil y en vertical, pero con total garantía visibilidad. Se puso justo el día del último Comité Federal, cuando los socialistas se movilizaron para influir en los cinco días de reflexión de Sánchez y convencerle de que no renunciara a la presidencia del Gobierno. Pero el momento es solo una casualidad. No fue otro mensaje más al presidente como el Quédate de Quevedo y Bizarrap.

La han desplegado en el edificio porque sí, porque "estamos en España", defienden en el partido, sin conceder a la decisión una intencionalidad o explicar la razón de hacerlo justo ahora. "El PP puso también por primera vez la suya en algún momento", señalan en la dirección. Pero el propio hecho le sirve a Ferraz para reiterar un mantra repetido en la Moncloa y en el partido todos estos años: "Somos el partido que mejor entiende España".

Lo cierto es que una parte de la organización no entiende por qué se ha permitido que la derecha se apropie de los símbolos nacionales o que internamente se banalice al relacionar a determinados segmentos de población como los católicos, los miembros de las Fuerzas Armadas o a quienes les gustan los toros directamente con la derecha. Un error conceptual que también comete el PP al pensar que hay no animalistas, republicanos o 'verdes' en sus filas.

El debate sobre los elementos que componen la identidad socialista es recurrente y durante estos años, en los que el Gobierno ha dependido del voto de las formaciones independentistas, la oposición lo ha utilizado como elemento de erosión. Pero hasta ahora el PSOE no se ha decidido a colgar una bandera en su fachada. Y apenas dos semanas más tarde, el PSC ha ganado las elecciones en Cataluña. Una circunstancia que alivia a la dirección de los reproches recibidos, de fuera y de dentro del propio partido, por la política de entendimiento con los separatistas y el colofón de la amnistía.

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Juanma Romero

El propio presidente del Gobierno lo recalcó ayer en su primera valoración sobre la victoria de Salvador Illa. "Teníamos razón quienes hemos defendido desde el principio que la superación de conflictos pasados se hace apostando por el perdón, y por la generosidad, por la convivencia y por el reencuentro entre catalanes y el resto de compatriotas españoles", dijo.

Esta postura, aun siendo absolutamente cierta, por el declive de los partidos independentistas, en su peor momento desde 1980, y por el aval que se ha dado a su política de 'pacificación', presenta también una contraparte. En ERC atribuyen la resurrección de Carles Puigdemont, que ha subido tres escaños, precisamente, al foco que le ha concedido el Gobierno, que ha llevado al voto separatista a apoyar, aseguran, "a quien más joroba a los españoles".

Desde que llegó por primera vez a la secretaría general en julio de 2014, el jefe del Ejecutivo se ha envuelto varias veces en ella

En cualquier caso, con la gobernabilidad en Cataluña pendiente de un posible acuerdo entre el PSC, ERC y los comunes después de las europeas, la relación del PSOE con la bandera nacional atraviesa por una nueva fase de intensidad. Desde que llegó por primera vez a la secretaría general en julio de 2014, el jefe del Ejecutivo se ha envuelto varias veces en ella.

Fue proclamado formalmente en 2015 candidato a la Presidencia en un acto en el Teatro Circo Price de Madrid, con un banderón gigante sobreimpresionado en una enorme pantalla a sus espaldas. “Es la bandera con la que he crecido y por la que ha luchado la generación de mis padres y de la que no disfrutaron la generación de mis abuelos”, explicó después en una entrevista en la Ser. El recurso al emblema nacional lo repitió después en otros momentos. Pero no ha sido un símbolo mantenido en el tiempo.

La bandera nacional en la sede socialista se ha colocado, probablemente, para quedarse. Para corregir la percepción de que el PSOE no se identifica tanto con ella como lo hace el PP y Vox. La propia portavoz de la dirección, Esther Peña, explicaba la visión socialista, 24 horas después de las catalanas. "Hay un patriotismo leal y útil, que va más allá de las pulseritas (rojo y gualda), que no es patrimonio de la derecha".