El PSOE se ve a dos o tres escaños del PP: "El tsunami azul es una olita"

Los socialistas tenían la campaña de las elecciones europeas del 9-J, hecha. Con la amenaza para Europa y para la democracia que supone la "ola ultra" mundial y la "claudicación de la derecha tradicional". La hipótesis de un gobierno de Alberto Sánchez Feijóo con Santiago Abascal en la vicepresidencia y los pactos que PP y Vox firmaron tras las autonómicas y las municipales, ya permitió a Pedro Sánchez conseguir un millón de votos más el 23-J y resistir en la Moncloa. Ahora sólo era cuestión de estirar esa estrategia, ayudados, además, con los ejemplos de las políticas que impone la formación de ultraderecha.

Y con el PSOE en un momento óptimo, animado por la victoria de Salvador Illa en las catalanas y sus serias posibilidades de gobernar. El escenario ya era propicio. Y el presidente argentino, Javier Milei, con su andanada, ha querido contribuir más a mejorarlo.

Antes de que se le ocurriera este domingo cargar contra Sánchez y llamar a su mujer "corrupta", durante su viaje a Madrid para asistir a un acto de Vox, los sondeos de PSOE ya apuntaban a una distancia estrecha con el PP, entre dos o tres escaños, en línea de la encuesta de 40dB para El País publicada este lunes, que otorgaba 23 escaños a los populares y 20 a los socialistas y una diferencia de 3,4 puntos, que está muy cerca del propio margen de error.

Muy lejos, señalan en Ferraz, del super varapalo que vaticinaban en Génova que, de hecho, ya ha rebajado sus expectativas. "De aquellos diez puntos por encima que decían, de casi doblarnos en escaños y de la vuelta al discurso de cambio de ciclo, nada". "Humo", subrayan. "El tsunami azul es una olita", afirman.

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El reparto de diputados, explican, dependerá de la movilización y de cuántos partidos políticos obtienen representación, en referencia al de Alvise. Pero aunque el ascenso del PP será notable y podría subir en torno a 10 escaños, gracias al naufragio de Ciudadanos, los socialistas resisten sin apenas desgaste y sostienen que "hay batalla" por el primer puesto. "Porque nuestro votante se moviliza más, conforme avanza la campaña. Al contrario que el votante del PP", aseguran.

Todo esto antes de que apareciera Milei y el Gobierno decidiera llamar a consultas sine die a su embajadora en Buenos Aires y pedir formalmente una rectificación pública a través del embajador argentino en Madrid, a la que, por ahora, la Casa Rosada se niega. El presidente del Gobierno ya advirtió ayer que dará nuevos pasos si no se producen las disculpas.

Milei ha cosechado una corriente de apoyo en la parroquia de Vox y del votante conservador. "Volvió el león, surfeando sobre una ola de lágrimas socialistas. Viva la libertad, carajo", tuiteó a su vuelta a Argentina. Pero esto tiene una contrapartida, que es la efervescencia de la izquierda, que en estas circunstancias se tensa y sale a votar, según explican en el partido. Y eso es lo que busca el PSOE, contrarrestar la desmovilización que se suele producir en las europeas, donde la participación es baja.

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A Sánchez le permite visualizar mejor su combate contra la ultraderecha. Y a la vez intentar poner en un brete al PP. Sánchez afirmó ayer que "defender a las instituciones españolas de los insultos y difamaciones que eventualmente puedan hacer mandatarios extranjeros no entiende de peros, porque más allá de la ideología, está la educación y el patriotismo".

En Ferraz se siguen sorprendiendo que el PP no aproveche las ocasiones que se les presentan para desmarcarse de Vox, en este asunto o, por ejemplo, con la decisión de votar a Illa para rebajar su dependencia del independentismo. Lo mismo que un sector de Ciudadanos le pidió a Albert Rivera pero con Sánchez. Sobre todo, después de que la desconfianza del electorado moderado truncara las posibilidades de gobernar de Feijóo.