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Los socios de Sánchez temen que el 9-J vuelvan a ser devorados con el "viene la ultraderecha"
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Voto útil como el 23-J

Los socios de Sánchez temen que el 9-J vuelvan a ser devorados con el "viene la ultraderecha"

Sumar eleva el tono contra el PSOE para evitar la fuga de votantes y crítica la ayuda de 1.000 millones de euros a Ucrania este año. ERC cree que en las generales contribuyeron al marco contra Vox y eso ayudó al PSC

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la Moncloa. (Europa Press/Carlos Luján)
El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en la Moncloa. (Europa Press/Carlos Luján)

El miedo a ser canibalizados otra vez por Pedro Sánchez, con su llamada a la movilización por el ascenso de la ultraderecha, ha puesto en guardia a los socios del PSOE que tratan de distinguirse a toda costa o intentan ofrecer otros alicientes, más allá de este mantra.

En las elecciones generales del 23-J, los socialistas consiguieron el apoyo de muchos electores de otras formaciones que apostaron por la utilidad de votar a Sánchez para frenar un posible gobierno de Alberto Núñez Feijóo y Santiago Abascal. En parte, gracias a ellos, el presidente logró un millón de sufragios más que en 2019.

Sánchez fue una verdadera aspiradora y probablemente, según apuntan ya las encuestas, volverá a serlo en las elecciones europeas del 9 de junio. Los datos internos del sondeo preelectoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) reflejan que el 18,4% de quienes en 2019 apoyaron a Unidas Podemos se decantan ahora por el PSOE, el 14,5% de los que hace cinco años respaldaron a la coalición Ahora Repúblicas, que integra a ERC, Bildu y el BNG, y el 12,5% de Compromiso, por Europa, que representó a Compromís y a partidos nacionalistas de toda España.

Una circunstancia que supone la repetición de lo que sucedió el 23-J, cuando, según las cifras de transferencia de voto de CIS, a los socialistas les llegó el 24,9% de votantes de Unidas Podemos, 29,5% de los comunes, el 19,4% de ERC. Incluso el 10,5% del PNV.

Foto: La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz. (EFE/Chema Moya)

Esto, explican fuentes de ERC, ha hecho que, sin abandonar la advertencia sobre el momento ascendente, en Europa y en el mundo, de las fuerzas de extrema derecha, se replanteen la campaña electoral y la centren en asuntos más autonómicos que preocupan a su votante tradicional. "Contra los fachas siempre, pero tenemos que volcarnos en nuestros temas". Porque, destacan, en las elecciones del 23-J, "ayudamos a poner el marco y los votos se los llevó el PSC".

Esta reflexión también se ha realizado en Sumar y en las formaciones que componen la plataforma. Son muy conscientes de que "el que viene el lobo, beneficia electoralmente a los socialistas". Por ello su discurso se dirige contra el tique bipartidista, en el sentido de que "ha sido el PP y el PSOE quienes han alimentado a la ultraderecha con las políticas que se han hecho en Bruselas".

Foto: La vicepresidenta tercera del Gobierno, Teresa Ribera, encabezará la lista europea del PSOE. (Europa Press/María José López) Opinión

El temor a que Sánchez sea de nuevo quien rentabilice el voto de los que quieren parar a la extrema derecha ha hecho que Sumar eleve el tono contra el presidente. Es, sobre todo, una posición electoral, fomentada también por la exacerbada competición con Podemos que libran este 9-J, la primera de verdad tras las generales.

Pero los desmarques de Díaz y los suyos en los últimos días, al votar en contra de la ley contra el abolicionismo de la prostitución del PSOE, la reforma de la ley del Suelo, si al final se hubiera debatido, el discurso duro contra Israel para ir más allá del reconocimiento como estado de Palestina y las críticas de este mismo lunes contra la ayuda de 1.000 millones de euros en apoyo militar a Ucrania, esconden también un mar de fondo, un posicionamiento político de subsistencia frente al riesgo de ser anulados dentro de la propia coalición de Gobierno.

Al PSOE los reproches de Sumar comienzan a irritarle pero lo circunscriben, por ahora, a una necesidad electoral, aunque esto suponga perpetuar estos días la imagen de división.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. (EFE/Chema Moya)

A la rareza de que sea Ernest Urtasun, ministro de Cultura, quien como portavoz de Podemos critique la ayuda del Gobierno a Kiev, se añade que el aumento del gasto militar se aprobó el pasado 26 de abril en el Consejo de Ministros. Se autorizó un acuerdo marco de "suministro de diverso material para el refuerzo de capacidades militares" por importe de 1.129 millones de euros, en el que no se citaba a Ucrania, pero se apelaba a la situación internacional.

Sumar sostiene que no han sido informados de que 1.000 millones de ese dinero se destinarían a Volodímir Zelenski y, por esta razón, Urtasun pidió que se vote en el Congreso de los Diputados. Algo que Sánchez ya ha rechazado porque, pese a la abultada cuantía de la ayuda, se trata de un memorándum de entendimiento y no de un tratado internacional, que sí requiere del aval de la Cámara.

Este intercambio de pullas no es ajeno a la pujanza electoral del PSOE de cara al 9-J. Según los datos de Ferraz y que confirman también en Génova, la diferencia en estos momentos con el PP es de dos o tres escaños. Y ha empezado a tomar cuerpo la posibilidad de quedar primeros por el empuje del tema de Palestina y el enfrentamiento con Javier Milei. El repudio al presidente argentino, a su discurso y sus formas, es bastante transversal en España, según fuentes socialistas. Al igual que la comprensión del sufrimiento de los palestinos por el "feroz" ataque de Israel.

Foto: Pedro Sánchez y Andoni Ortuzar firman el acuerdo de investidura. (EFE)

Ambos asuntos, junto a cierto efecto de los cinco días de reflexión de Sánchez en lo que valoró dimitir, están resultando cruciales para la movilización del electorado progresista.

Este martes el Consejo de Ministros aprobará junto a Irlanda y Noruega el reconocimiento de Palestina como Estado. Será una decisión del Ejecutivo de coalición, pero el presidente tratará de rentabilizarlo en solitario con una declaración institucional a primera hora del día.

El miedo a ser canibalizados otra vez por Pedro Sánchez, con su llamada a la movilización por el ascenso de la ultraderecha, ha puesto en guardia a los socios del PSOE que tratan de distinguirse a toda costa o intentan ofrecer otros alicientes, más allá de este mantra.

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