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El alma liberal de Vox reabre viejas heridas y tensiona la estrategia de Abascal en las europeas
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NUEVA SALIDA EN EL PARTIDO

El alma liberal de Vox reabre viejas heridas y tensiona la estrategia de Abascal en las europeas

La carta del exdiputado Steegmann, que denuncia la deriva "antiliberal" y "neofalangista" del partido, rompe el mensaje de unidad de la dirección nacional, que ha situado las elecciones del 9-J como una prioridad

Foto: Juan Luis Steegmann, durante una intervención en el Congreso. (EFE/Fernando Alvarado)
Juan Luis Steegmann, durante una intervención en el Congreso. (EFE/Fernando Alvarado)
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Las viejas heridas de Vox supuran de nuevo a poco más de una semana para las elecciones europeas. La carta del exdiputado Juan Luis Steegmann, que denuncia la deriva "antiliberal" y "neofalangista" del partido, ha resucitado la polémica por la fractura interna y el enfrentamiento entre las dos almas de la formación en un momento clave. Un escenario que contrasta con el mensaje de unidad y calma repetido por Santiago Abascal y que tensiona en parte la estrategia para el 9-J.

El choque entre las dos corrientes ideológicas, la liberal y la nacionalista, es un problema que agita a Vox de forma recurrente. La dirección nacional lleva meses intentando silenciar las voces que hablan de crisis, calificando las informaciones al respecto como "películas de ciencia ficción", pero la realidad es que cada episodio surge sin excepción de entre las filas del partido. Abascal ya aprovechó la Asamblea General de enero para cargar contra los medios por esta cuestión, pero apenas 48 horas después, un grupo de diputados díscolos en Baleares dio un golpe de mano y apartó unilateralmente a dirigentes afines a Bambú.

Fuentes de la dirección de Vox reconocieron entonces la maniobra de los rebeldes tras la asamblea, donde el bloque oficialista del partido cerró filas en torno a Abascal y apeló a la unidad de acción frente a los ataques externos. La lectura ahora, tras la incendiaria misiva de Steegmann, es similar porque se reconoce como un intento de desestabilizar la campaña.

La formación ultraconservadora no dio ninguna respuesta oficial al exdiputado tras la carta, ignorado de puertas hacia afuera, aunque internamente ponen el foco en el momento elegido, a solo unos días para las europeas del 9 de junio. Las expectativas de crecimiento son notables, con posibilidad de duplicar los cuatro diputados actuales —según las encuestas— y el objetivo de zanjar definitivamente el runrún sobre el techo electoral tras los últimos resultados electorales. "Que me pregunten por un señor que se ha dado de baja con toda la libertad del mundo, no lo voy a calificar como ridículo, pero sí como una nimiedad. No me parece de relevancia", dijo este martes Pepa Millán, portavoz en el Congreso.

Este miércoles, más de un día después de conocerse la crítica de Steegmann, sí hubo contestación, Jorge Buxadé negó cualquier cambio ideológico en la formación y quitó importancia a las acusaciones recibidas, con el argumento de que Vox, por ejemplo, ahora quiere bajar más impuestos. "No sé si eso es neofalangismo, yo no lo sé lo que es ni me interesa", declaró el líder de la delegación del partido en Bruselas.

Foto: El exdiputado de Vox Juan Luis Steegmann. (EFE/Fernando Alvarado)

Pero la marejada interna es imparable. El escrito de Steegmann, que en agosto ya renunció a entrar en el Congreso tras la dimisión de Iván Espinosa de los Monteros, ha vuelto a dejar al descubierto la disputa entre las dos almas que han integrado Vox hasta la fecha. También la distancia que separa a la familia liberal del grueso de aliados internacionales de la formación, enmarcados en muchos casos en la derecha más dura e intervencionista de Europa.

El exdiputado no ha dejado nada por decir y alimenta la teoría de que un sector se ha impuesto a la fuerza. "Desde hace años Vox está prescindiendo de la parte más liberal de su programa y de sus diputados. Es más, ha continuado un viaje nocturno que se acerca al neo falangismo", dice, tras criticar una especie de travestismo político en Vox, capaz de abrazar al mismo tiempo el liberalismo y el nacionalismo y proteccionismo de dirigentes como Marine Le Pen. "Desprecio esa hipocresía, como desprecio el tacticismo de utilizar al presidente Milei como disfraz liberal de un acto mayoritariamente antiliberal", añade en la carta, donde da cuenta de su baja como afiliado. Tampoco les votará en las europeas.

Vox, que siempre ha intentado desacreditar las voces disidentes, ha ignorado a Steegmann y no ha dado ninguna respuesta oficial a su carta

Juan Luis Steegmann sigue la línea de otros diputados de Vox que, apartados de las listas del Congreso para el 23-J, han alertado durante los últimos meses de la deriva ultra del partido, tanto en público como en privado. Y de la misma forma que ellos, señala personalmente a Jorge Buxadé, candidato a los comicios europeos y considerado como uno de los cerebros del ala más dura de la organización y de la nueva estrategia.

Contra Buxadé

"Comprendo que el Sr. Buxadé, o muchas personas muy influyentes en el partido, tengan una base juvenil falangista y se complazcan en ella. Yo también la tengo marxista, pero dejé de serlo; era joven y de lecturas limitadas", continúa en la misiva, donde censura abiertamente el mensaje antivacunas de Buxadé en el VIVA 24. "Me fue insufrible que el señor Buxadé, en su discurso, mencionara despreciativamente a las vacunas. Suena al discurso anticientífico que ha sido fomentado en los medios de opinión cercanos a Vox", subraya. Steegmann, médico de profesión, fue un firme defensor de las vacunas durante la pandemia, en contraste con otros dirigentes con un argumentario ambiguo o directamente negacionista.

La dirección nacional de Vox siempre ha tratado de desacreditar las voces disidentes, limitándolas al "despecho" por haber quedado fuera de las listas. Lo hizo con parlamentarios como Víctor Sánchez del Real o Rubén Manso, enmarcados en la corriente liberal del partido, y con la diputada Isabel Lázaro en Cataluña, que denunció en la Oficina Antifraude al secretario general, Ignacio Garriga, por facturar presuntamente hasta 52.400 euros de gastos propios al grupo parlamentario en la región.

La formación hace tiempo que ha dejado de funcionar como un búnker y la escenificación de unidad y tranquilidad ha caído por su propio peso. El goteo de salidas es constante, con Iván Espinosa de los Monteros y Macarena Olona como principales exponentes, pero también los enfrentamientos públicos sin ningún disimulo.

El propio Juan Luis Steegmann fue increpado por el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, por compartir en redes sociales una información que se hacía eco de unas declaraciones de Gallardo sobre la necesidad de implantar una "distribución equitativa de la propiedad". "Ponte la mascarilla antes de difundir bulos, Juan Luis, que estás más guapo", dijo el dirigente castellanoleonés, miembro de la ejecutiva del partido, con cierto tono de sorna por el discurso de Steegmann durante la pandemia del covid. La reacción de otros exdiputados como Macarena Olona o Agustín Rosety Fernández de Castro fue inmediata. Pocos dudan ya de que el Vox que triunfó en 2019, con 52 escaños en el Congreso, ya no existe.

Las viejas heridas de Vox supuran de nuevo a poco más de una semana para las elecciones europeas. La carta del exdiputado Juan Luis Steegmann, que denuncia la deriva "antiliberal" y "neofalangista" del partido, ha resucitado la polémica por la fractura interna y el enfrentamiento entre las dos almas de la formación en un momento clave. Un escenario que contrasta con el mensaje de unidad y calma repetido por Santiago Abascal y que tensiona en parte la estrategia para el 9-J.

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