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Lo que de verdad hacía Abascal en Israel
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Lo que de verdad hacía Abascal en Israel

La reunión celebrada en Jerusalén tenía varios propósitos. Uno de ellos era afianzar el papel que tiene Vox en la derecha europea, que es mucho más profundo de lo que se cree

Foto: Abascal se reúne con Netanyahu en Israel.
Abascal se reúne con Netanyahu en Israel.
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El pasado 23 de mayo, la diputada Sharren Haskel, del partido Tikva Hadashá, solicitó que el parlamento israelí reconociera la independencia de Cataluña, el País Vasco, Galicia y Andalucía, entre otras regiones españolas. El 27 de mayo, Israel Katz, ministro de Exteriores de Israel, publicaba un tuit en el que afirmaba “a aquellos que nos hacen daño, nosotros les haremos daño en respuesta”. Al día siguiente, el ministro acusó a Pedro Sánchez, también a través de la red social X, de ser "cómplice de incitación al asesinato del pueblo judío y de crímenes de guerra". Los dos últimos tuits incluían una mención a Alberto Núñez Feijóo.

El pasado martes, Abascal se reunió en Jerusalén con Benjamín Netanyahu para mostrar su respaldo a la ofensiva israelí en Gaza y censurar la política de Pedro Sánchez en Oriente Medio.

La presencia de Vox en Israel tiene alguna explicación obvia, y otras que lo son menos. El reconocimiento del Estado palestino por parte de España, Irlanda y Noruega puede tener repercusiones en un momento en el que en la UE las imágenes de Rafah están haciendo daño a los intereses israelíes. Incluso ministros alemanes se han manifestado en contra. Era conveniente mostrar que hay otras fuerzas dentro de España que apoyan al Gobierno de Netanyahu, al igual que las hay en Europa.

Estamos en campaña, en vísperas de unas elecciones que serán importantes para la UE, y es probable que este movimiento de Abascal beneficie tanto a Vox como al PSOE. La opinión pública española tiene una posición mayoritaria respecto de Gaza, y la parte que está más cerca de Netanyahu puede tener incentivos para votar a Vox, dado que han sido contundentes e inequívocos al respecto. En ese terreno los de Abascal juegan con una baza adicional. Las menciones a Feijóo en los tuits tenían el propósito de que se pronunciase de manera clara, y aunque el PP ha afirmado que este no es el momento de reconocer al pueblo palestino, también lo es que ayer en el Congreso habló de “la noble causa palestina”.

Según fuentes de Vox, en la conversación se explicó a Netanyahu que “la posición de Sánchez está causada por el propósito de encubrir la corrupción” y es fruto de la voluntad de “un personaje que está dispuesto a todo”. También existía el propósito de describir a los israelíes “quiénes son los separatistas. Fueron generosos y aseguraron que Israel no iba a atacar la unidad nacional española”. Además, pretendían mostrar su apoyo a Israel de una manera visible, ya que a otros países aliados, como Francia o Italia, les cuesta dar pasos tan contundentes como el de la derecha española, ya que “cuentan con una importante población musulmana que les podría crear problemas internos”. Netanyahu, aseguran, agradeció la visita.

Una reunión para forjar el gran grupo

Desde Vox, sin embargo, rebajan la carga electoral que tuvo su presencia en Jerusalén, porque “no era el propósito principal”. Al margen de los réditos que les pueda conceder de cara al 9-J, había “cosas más importantes” encima de la mesa. Un aspecto menos evidente de esta reunión es el ignorado papel protagonista que Vox tiene dentro de las derechas occidentales. A pesar de ser la segunda fuerza en su espectro ideológico en España, la actividad que está desempeñando a la hora de unir a las distintas formaciones del continente es muy relevante. En el Viva 24 esa potencia quedó reflejada de manera expresa.

Foto: Juan Luis Steegmann, durante una intervención en el Congreso. (EFE/Fernando Alvarado)

El gran protagonista de la reunión auspiciada por Vox fue Milei, que entendió bien la estrategia de combate: no se trataba de enfrentarse a España, lo que además habría puesto en un apuro a los de Abascal, sino con el presidente: era del partido socialista, se llevaba bien con Alberto Fernández, el kichnerista que precedió a Milei en el gobierno argentino, su mujer estaba siendo investigada y había llamado en repetidas ocasiones al cese de la guerra en Gaza y a la entrada de ayuda humanitaria. Milei centró su mensaje en Sánchez, y no en España: era de izquierdas, anti-Netanhayu y sospechoso de corrupción. Todos estos elementos circulan entre las nuevas derechas.

La unión tiene un gran escollo, las diferencias notables entre Meloni y Le Pen, a pesar de que comparten una parte sustancial del ideario

Pero el Viva 24 tuvo tres momentos más importantes que el ruido de Milei, que fijaba una mera posición de combate electoral. La presencia de Marine Le Pen y Meloni en el acto, aunque la primera fuera en persona y la segunda a través de un mensaje, la foto de Marine Le Pen al lado del ministro israelí de antisemitismo y el mensaje de Orbán afirmando que el propósito ya no era salirse de Europa, sino “ocupar Bruselas” fueron elementos altamente simbólicos. Todos ellos responden al mismo hecho de fondo, el movimiento de Marine Le Pen dentro de las derechas europeas con vistas a la conformación de un grupo común.

La idea, en la que Orbán juega un papel muy relevante, tiene un escollo principal, las diferencias notables entre Meloni y Marine, a pesar de que comparten una parte sustancial del ideario. No se trata solo de cuestiones electorales (el partido de Salvini es competidor en Italia de Meloni), sino de distancias políticas y personales, así como referidas a los intereses de sus países. Sin embargo, y dado que pertenecen a la segunda y tercera economía del euro, y ambas contarán con un buen número de representantes en el Europarlamento, la configuración de un gran grupo pasa por la necesaria unión de ambas: es la condición de posibilidad.

Era difícil que Feijóo contestara otra cosa cuando sus socios en Europa están tratando de disuadir a Meloni de formar parte del gran grupo

Es en ese contexto en el que Von der Leyen se abre a los pactos con Meloni, lo que no es más que un intento de atraer a la presidenta italiana a la órbita del Partido Popular Europeo, y, por tanto, de alejar la posibilidad de la creación de ese gran grupo de las extremas derechas. Dado que Meloni, a lo largo de su mandato, se ha mostrado muy abierta a las propuestas de la derecha del establishment europeo, parece más sencillo romper la cadena por ese eslabón.

De ahí parte la respuesta de Feijóo a Alsina cuando el presentador radiofónico le lanza la pregunta trampa sobre Meloni: la presidenta italiana no es homologable con el resto de la ultraderecha continental porque "defiende el Estado de derecho, ha firmado el pacto de inmigración y se declara proeuropea”. Era difícil que contestara otra cosa cuando sus socios en Europa están tratando de eliminar a Italia de la ecuación de las derechas nacionalistas. Sería poner palos en las ruedas.

La nueva derecha internacional

Sin embargo, lo cierto es que Meloni y Le Pen participaron conjuntamente en el Viva24, una reunión simbólica en la que Vox lleva trabajando mucho tiempo: el acto estaba concebido como un vehículo para que ese gran grupo de la derecha europea pudiera tener lugar. Fuentes de Vox aseguran que se estaban dando pasos en esa dirección desde la Cumbre de Madrid en 2022, celebrada semanas antes de la invasión rusa en Ucrania (y en la que se subrayaba el peligro que suponía Putin) y que desde entonces están ejerciendo de pegamento entre las distintas derechas europeas.

Salvo la prensa de izquierdas estadounidense, el importante papel de Abascal y Vox dentro de los grupos de extrema derecha europeos apenas ha sido tomado en cuenta. Pero es importante, en la medida en que han ejercido de mediadores en distintas ocasiones, también en el distanciamiento entre Polonia y Hungría. Abascal y Orbán son los dos líderes que pueden hacer posible esa reunión.

Vox está seguro de que su momento en España llegará porque ellos representan a la derecha actual, mientras que el PP es el pasado

La semana siguiente al Viva24, Marine Le Pen y Matteo Salvini anunciaron su ruptura con AfD, la formación de extrema derecha alemana, y afirmaron que no formarían parte de su grupo en la Eurocámara, una señal de inequívoca de que algo había cambiado. El pretexto, unas declaraciones del candidato alemán sobre uniformes de las SS, era además muy oportuno. El sector en el que podrían integrarse ambos comparte una posición muy clara y favorable respecto de Israel y de Netanyahu. La foto de Le Pen en el Viva 24 con el ministro israelí de antisemitismo respondía al propósito de afianzar su posición en ese entorno, que era preciso afianzar si quería ser aceptada.

El tercer momento simbólico del Viva24 fue la afirmación de Orbán, “los patriotas debemos ocupar Bruselas”. El intento de transformación de la política del continente pasa por empujar al PPE hacia las posiciones del nuevo grupo, con implicaciones sustanciales en caso de producirse. El pacto entre el PPE y las derechas soberanistas conllevaría un cambio de eje europeo, al alejarse del tradicional vínculo con socialistas y liberales. Al igual que Vox arrastra al PP hacia su terreno en España, al ser necesarios sus votos para gobernar, en el plano europeo se pretende realizar una jugada similar.

Esa es la causa de que haya una idea muy marcada en Vox. Su momento en España llegará, porque ellos son los que representan a la derecha actual, mientras que el PP es la derecha del pasado. Su tarea ahora es asentarse internamente, anclar bien su base y esperar el cambio. Las derechas que están creciendo internacionalmente, y quizá las que tengan un papel principal en el futuro, forman parte del área a la que pertenecen y en la que son influyentes, bastante más de lo que parece. Y eso es lo que hacían en Jerusalén, trabajar para asentar las alianzas, a la espera de que los cambios fuera los acaben provocando también en España.

El pasado 23 de mayo, la diputada Sharren Haskel, del partido Tikva Hadashá, solicitó que el parlamento israelí reconociera la independencia de Cataluña, el País Vasco, Galicia y Andalucía, entre otras regiones españolas. El 27 de mayo, Israel Katz, ministro de Exteriores de Israel, publicaba un tuit en el que afirmaba “a aquellos que nos hacen daño, nosotros les haremos daño en respuesta”. Al día siguiente, el ministro acusó a Pedro Sánchez, también a través de la red social X, de ser "cómplice de incitación al asesinato del pueblo judío y de crímenes de guerra". Los dos últimos tuits incluían una mención a Alberto Núñez Feijóo.

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