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Hay un mensaje oculto en la ayuda a Ucrania que da pistas del futuro acorazado de España
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Hay un mensaje oculto en la ayuda a Ucrania que da pistas del futuro acorazado de España

Si lees entre líneas en el paquete de ayuda militar a Ucrania, más allá de posibles materiales y números, hay un 'mensaje oculto' relevante para el futuro de la fuerza acorazada española

Foto: Carro de combate Leopardo 2E. Brigada Guadarrama XII. (Juanjo Fernández)
Carro de combate Leopardo 2E. Brigada Guadarrama XII. (Juanjo Fernández)
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A veces, leer entre líneas aporta información clave que pasa desapercibida en la urgencia de la noticia. Sucede con el recién anunciado paquete de ayuda militar a Ucrania en el que, más allá de posibles materiales y números, hay un 'mensaje oculto' relevante para el futuro de la fuerza acorazada española.

El presidente Volodímir Zelenski fue recibido a pie de avión por el rey Felipe VI, se reunió con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y tuvo encuentros con varios políticos antes de firmar un acuerdo de cooperación en defensa que sella de forma inequívoca del compromiso español con la causa ucraniana. Desde hace semanas, los analistas llevan alertando de la crítica situación ucraniana y de las nefastas consecuencias si el 'oxígeno' militar occidental dejaba de fluir. Esta decisión española pone de manifiesto que las capitales europeas se están tomando en serio los riesgos de que Rusia redoble esfuerzos en la invasión.

En el paquete de ayuda español de 1.129 millones de euros hay aspectos muy significativos. El de la munición es quizás el más obvio y el más necesario con efecto inmediato. Se trata sobre todo de munición de 155 mm, necesaria para contrarrestar el superior poder de la artillería rusa y, de ella, una parte se enviará con carácter urgente y otra se irá entregando a medida que se vaya fabricando. También va a ser muy importante el lote de seis misiles Patriot, de los que ya se entregaron otros tantos hace unas semanas. Se trataría de ejemplares PAC-1 que, aunque no son los más modernos y su número puede parecer escaso, suponen una amenaza de primer nivel para la aviación rusa.

La gran novedad es que el paquete incluye materiales que habrá que fabricar en España y que se irán entregando a lo largo de los próximos dos años, incluyendo, entre otras cosas, morteros, sistemas ópticos, torres armadas para vehículos, blindados y munición, mucha munición.

placeholder Leopardo 2E del RAC Alcázar de Toledo durante un ejercicio con fuego real. (Juanjo Fernández)
Leopardo 2E del RAC Alcázar de Toledo durante un ejercicio con fuego real. (Juanjo Fernández)

Y, finalmente, está la entrega de 19 carros de combate Leopard 2A4, del lote que llevaba una década almacenado en Zaragoza. Estos equipos están siendo ahora reacondicionados por GDLS/Santa Bárbara en sus instalaciones de Alcalá de Guadaíra, como los diez ejemplares que ya se enviaron al frente. Estas cifras nos dan una interesante lectura entre líneas sobre los planes del Ejército de Tierra. Para comprender este episodio, mejor empecemos por el principio.

Son 108, ni uno más ni uno menos

Las adquisiciones recientes de carros de combate por parte de España se concretan en dos cifras: 108 ejemplares de Leopard 2A4 y 219 ejemplares de Leopardo 2E. Estas cantidades responden a un cálculo hecho en base al número de batallones que se quieren dotar, más las unidades que deben ir a las academias militares y otros destinos. Sin embargo, en el caso de los modelos 2A4, el famoso número tiene una curiosa historia detrás que merece contarse.

Comienza a principios de los 90, cuando, tras varios intentos fallidos de modernizar las unidades acorazadas, la realidad mostraba un panorama desalentador. Como elementos principales se contaba con los AMX-30 franceses y M-60A3 americanos. Además de obsoletos, la experiencia con ellos fue mala en el primer caso y regular en el segundo.

placeholder M60A3 del Ejército jordano. (US Army)
M60A3 del Ejército jordano. (US Army)

España se lanzó a la búsqueda de un nuevo blindado y la palabra mágica era Leopard. Se iniciaron las conversaciones con los alemanes con la intención de adquirir un importante lote y, además, fabricarlo localmente. En principio Berlín ofreció el Leopard 1A5, pero se rechazó. De haber tragado con aquello (aunque salían casi gratis) ahora estaríamos en una situación penosa. Baste pensar que las versiones 1A5 son los carros más desfasados que se está enviando a Ucrania. Además, tampoco ofrecía muchas más prestaciones que el M-60A3 en servicio.

España quería el moderno Leopard 2, del que ya Alemania comenzaba a introducir en sus batallones la versión A5. Ante las perspectivas de negocio, el fabricante Krauss-Maffei Wegmann (KMW) presionó para que se dieran todas las facilidades. En una reunión que tuvo lugar en Bonn entre delegaciones militares de ambos países, los españoles pidieron un "gesto de buena voluntad" y se solicitó que el Heer (Ejército alemán) cediera dos batallones de sus excedentes, para así poder disponer de material moderno con efecto inmediato.

placeholder Leopard 1A5. (Rainer Lippert)
Leopard 1A5. (Rainer Lippert)

A la hora de contabilizar cuántos vehículos suponía la operación, se hizo un cálculo rápido durante esa misma reunión contando secciones de cinco vehículos, cuando desde hacía años las secciones eran de tan solo tres. Así salió una cifra que, en realidad, no se correspondía con ninguna estructura orgánica del momento. Los alemanes cedieron a regañadientes y los 108 ejemplares 2A4 comenzaron a llegar en 1995. Fueron casi regalados, porque se trató de un alquiler que duró hasta 2005, cuando se terminaron adquiriendo por 15 millones de euros.

Una travesía del desierto hasta Ucrania

Contando los ejemplares de ambas versiones, la fuerza acorazada llegó a contar con algo más de 300 blindados. En aquellos años, los estudios del Ejército apuntaban a una cifra 'ideal' de 350. Luego ocurrió lo que todos sabemos: la distensión tras el fin de la Guerra Fría, el olvido del combate de alta intensidad y la 'afganización' sufrida por las fuerzas armadas de todos los países europeos. En este contexto, el carro de combate era un claro perdedor. Por eso se empezaron a reducir números y, como es lógico, empezaron a retirarse los más antiguos, los A4.

Como se trataba de ejemplares que estaban funcionando, se almacenaron y surgió la idea de aprovechar las barcazas para tapar otra carencia crónica: vehículos de ingenieros. La posibilidad de hacer estas conversiones estuvo flotando durante bastantes años. Una de esas necesidades que todo el mundo admitía, pero para la que nunca había presupuesto. Todo esto ocurrió en los años duros, donde la defensa sufría todo tipo de tijeretazos y todos sus programas se retrasaban y encarecían.

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Muchos habían dado por muerto al carro de combate y países como Francia y Reino Unido planteaban drásticas reducciones en sus fuerzas. Otros, como Bélgica, simplemente se deshicieron de ellos, vendiendo sus Leopard 1A5 a una empresa privada. En España no solo se descartó la idea de incrementar la cifra, sino que la modernización de las unidades más antiguas se antojaba algo peregrino.

Entonces llegó la guerra de Ucrania y lo cambió todo. El combate de alta intensidad apareció de pronto como una amenaza posible y cercana. Por eso, cuando los ejércitos europeos miraron hacia sus parques acorazados, más de uno se echó las manos a la cabeza. En España los efectos fueron varios, empezando porque volvía a barajarse seriamente la modernización, aunque al principio solo fuera de los aspectos imprescindibles.

placeholder Carro de combate Leopardo 2E y vehículo de recuperación Búfalo. (Juanjo Fernández)
Carro de combate Leopardo 2E y vehículo de recuperación Búfalo. (Juanjo Fernández)

Y algo más...

Además de modernizar, se comenzó a hablar de cantidades. ¿Recuerdan esa cifra de 350 blindados? Hoy no sería realista. Sin embargo, en los altos mandos del Ejército está cada vez más asentada la idea de, al menos, garantizar la fuerza actual en óptimas condiciones de operación. Se lo traducimos: hablamos de modernizar el Leopardo 2E a conciencia y algo más. Este "algo más" es la clave de todo.

De esos 108 ejemplares del modelo 2A4 podemos decir que aproximadamente la mitad están en servicio. Incluyen las unidades de caballería de Ceuta y Melilla, más los centros de enseñanza y otras. Por otro lado, y redondeando, digamos que en condiciones de modernizar hay 200 Leopardo 2E, lo que nos daría una fuerza teórica de 250 carros. Es algo razonable, un objetivo justificado y alcanzable. Ahora vienen los 'peros'.

placeholder Uno de los prototipos del nuevo Leopard 2A8. (KMW)
Uno de los prototipos del nuevo Leopard 2A8. (KMW)

Con los A4 tal como están no se puede contar si se pretende una fuerza en condiciones óptimas y lista para el combate de alta intensidad. Tienen muchos años, se trata de ejemplares de los primeros lotes de fabricación —en la versión A4 no son iguales los primeros lotes que los últimos— y habría un salto abismal entre un A4 en su estado actual y un 2E modernizado. Carecería de sentido combinar ambos.

Así que se planteó la razonable opción de modernizar los viejos A4, tal como hicieron Polonia o Canadá. De hecho, el modelo a seguir sería el Leopard 2A4 CAN, o versión canadiense, que junto a la polaca y la de Singapur son las más potentes del mundo. Con esta filosofía se aspiraba a modernizar todos los A4 en servicio. Pero los cálculos de coste han hecho volver a cambiar el paso.

placeholder Carro canadiense Leopard 2A4M CAN, una de las mejores versiones del A4. (Canadian MoD)
Carro canadiense Leopard 2A4M CAN, una de las mejores versiones del A4. (Canadian MoD)

Modificar uno de los A4 españoles —insistimos, primeros lotes— a un estándar similar al 2A4 CAN podía suponer una inversión de 6–8 millones de euros, cuando la estimación de inversión media para modernizar un Leopardo 2E ronda los 10 millones. Además, sigue vigente la necesidad de dotarse con vehículos de ingenieros. Entonces ¿Se adquieren nuevos vehículos de ingenieros y se modernizan los A4 o se toma otro rumbo?

La respuesta la tenemos entre las líneas del paquete de ayuda a Ucrania. Si nos vamos a desprender de casi 30 unidades de los A4 —los 10 ya cedidos y los 19 comprometidos esta semana—, y visto el coste de su modernización, pareciera que está ganando fuerza la idea de utilizar la mayoría de estos equipos para enviar a Ucrania y dedicar el resto a reconstruirlos como plataformas para zapadores, ingenieros y lanzapuentes.

Con esta solución, la fuerza acorazada total se vería reducida, en lugar de potenciada. Y aquí viene la sorpresa, pues existiría la posibilidad de adquirir un nuevo paquete de Leopard de la versión más moderna, la 2A8 y, a la vez, modernizar los veteranos 2E para llevarlos a un estándar similar al A8.

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El coste de un A8 es muy superior al estándar de nuestros carros de combate. Los noruegos han hecho un pedido a KMW de 54 unidades (más 18 opcionales) con algunas modificaciones y han destinado 1.700 millones de euros, a casi 31 millones por carro. Pero hay truco. Se trata de un coste por ciclo de vida completo para 40 años, que no son las alternativas que aquí se barajan.

Para el Ejército de Tierra la cifra ahora es de 250 carros, por lo que los A8 nuevos adquiridos a Alemania deberían ser unos 50. Eso permitiría equipar un batallón más varios ejemplares para enseñanza y despliegues. En coste de adquisición podría rondar los 20 millones y se podría negociar los montos al incluir la modernización de los Leopardo 2E, que se haría en España por Santa Bárbara, pero con la intervención de Krauss-Maffei. De este modo se obtendría un importante retorno industrial.

Estamos hablando de una importante inversión que podría superar los 3.000 millones que, a cambio, nos dotaría en un plazo no muy largo de una fuerza acorazada potente, homogénea y moderna para los próximos 30 años. Los A8 nuevos equiparían un batallón de primer nivel, a la altura de los mejores del mundo, y todos los A4 en servicio, por ejemplo los de Ceuta y Melilla, se cambiarían por Leopardo 2E modernizados, lo que también es más que necesario si tenemos en cuenta lo que hay al otro lado de las vallas.

A veces, leer entre líneas aporta información clave que pasa desapercibida en la urgencia de la noticia. Sucede con el recién anunciado paquete de ayuda militar a Ucrania en el que, más allá de posibles materiales y números, hay un 'mensaje oculto' relevante para el futuro de la fuerza acorazada española.

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