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Guerra en Ibiza: una 'influencer' de Onlyfans contra Desokupa y la turistificación de la isla
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MISERIAS DE LA VIDA MODERNA

Guerra en Ibiza: una 'influencer' de Onlyfans contra Desokupa y la turistificación de la isla

Alazne Moreno, más conocida en internet como Alaznikki, ha sido expulsada de un piso en Ibiza donde creaba el contenido para Onlyfans

Foto: La influencer Alaznikki. (Cedida)
La influencer Alaznikki. (Cedida)
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No hace tanto era habitual que los jóvenes de la Península pasasen el verano en Ibiza. Buscaban trabajo en una de las discotecas de la isla y alquilaban un piso entre varios. Con eso les daba para pagarse la estancia, explotar la noche ibicenca y ahorrar una cantidad con la que pasar el invierno.

Hoy las cosas son bien distintas. La oferta de trabajo en la hostelería sigue ahí, pero a los jóvenes ya no les compensa: los salarios permanecen estancados mientras que el precio del alquiler casi se ha triplicado durante la última década. No es solo una cuestión estival: un piso de 45m2 se paga a 2.200 euros mensuales y una amplia mayoría de los inmuebles exigen el pago de la temporada completa antes de entrar.

Una parte del problema es la conocida como inflación onlyfans. Se trata de un fenómeno por el cual una parte de las creadoras de contenido sexual aprovechan el verano para mudarse a paraísos playeros. "Pagan lo que les pidas. Son gente que hace mucho dinero al mes y que está dispuesta a pagar 10.000 ó 12.000 euros al mes por un piso con vistas al mar que tenga una buena privacidad", explica Manel Fernández, empleado en una de las inmobiliarias de Sant Antoni, en el sur de la isla. "Contra eso, poco podemos hacer", continúa Fernández, "hemos llegado a pagar grandes indemnizaciones a personas que tenían un piso reservado y pagado, pero si nos llega alguien pagando el triple, es la propia influencer la que está dispuesta a pagar una compensación por tener el piso que busca".

La semana pasada se dio un caso en la isla que condensa todas las miserias de la vida moderna: una influencer de Onlyfans, las refinadas huestes de Desokupa, dos exconcursantes de un reality de Telecinco y el calentón del ladrillo ibicenco como telón de fondo.

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Alazne Rodrigo (Bilbao, 1996), más conocida como Alaznikki, es una ex miembro de Onlyfans que ahora se dedica a guiar a las nuevas chicas para adentrarse en la red social. "Les explico qué tipo de vídeos dan más dinero, qué no deben hacer o con qué asiduidad hay que publicar", afirma. En noviembre del año pasado, Rodrigo alquiló un piso en Sant Antoni con vistas al mar. Sus caseros eran Saúl y Bea, una pareja popular por haber protagonizado Love Island en Telecinco. "Me decidí por este porque tenía un ático precioso en el que podía grabar mis tiktok. De hecho, así lo hablé con Saúl, y le pareció muy buena idea", relata. La creadora vasca pagó dos meses de fianza, el mes en curso y ocho meses de gastos. También firmó una cláusula por la cual, en abril, si decidía quedarse, habría que renegociar el precio.

"El primer día voy a grabar, que es mi trabajo, y me encuentro el ático cerrado. Llamo a los caseros para que me den la llave y comienzan con las excusas: que si tienen que hacer un duplicado, que si los vecinos no están de acuerdo... al final me dijeron que no me iban a dar la llave", recuerda la influencer. "Así que hablé con mi abogado y dejamos de pagar las cuotas para que nos abrieran el ático, porque me sentía estafada. Había elegido el piso por las vistas, y ahora no podía grabar allí".

Durante los tres siguientes meses, explica Alazne, no hubo interlocución con sus caseros. "Yo esperaba que me llamasen, arreglásemos lo del ático y seguir pagándoles, pero no me dijeron nada. Solo llevaba tres meses sin pagar", lamenta. No es del todo cierto: este medio ha accedido a un burofax de la propiedad en el que se le reclama los pagos atrasados y se le adelanta la intención de no renovar su contrato a partir de abril. Según la versión de los caseros, la respuesta de Rodrigo fue enviarles un mensaje en el que se podía leer "lo que voy a hacer es llenarte ese piso de gente, hacer un piso-patera y me voy" para después bloquearles el teléfono.

En este punto Saúl y Bea contrataron a Desokupa, que comenzó una campaña de difamación en redes sociales. "Comebolsas", "okupa", "yonki", "cucaracha", "cometronchas", "timadora" o "chalada" son algunos de los adjetivos que Daniel Esteve, líder de Desokupa, le dedicó durante varias semanas a la influencer.

El 14 de mayo sonó la puerta del piso. Rodrigo abrió y se encontró con el séptimo de caballería. "Ahí estaba la policía local de Ibiza, el tipo de Desokupa, un cámara de Telecinco y hasta una persona que había tenido alquilada durante unos días", recuerda la influencer. "Me obligaron a meterme en mi cuarto; ahí estuve durante dos horas, aterrorizada: yo soy pequeña, peso muy poco, y la verdad es que paso miedo cuando me gritan. Aquel día me cogió Esteve, el de Desokupa, se me encaró y se puso a insultarme, creía que me daba un infarto".

La Policía, Desokupa y Telecinco aprovecharon que el inquilino, que se hace llamar Pedro, les concedió acceso al inmueble para meterse dentro. "Escuché un taladro, golpes... e incluso trajeron droga y dijeron que era mía, que yo me dedicaba al trapicheo", explica a este periódico. "Cuando salí, descubrí que me habían robado toda la comida. Cuando salí a por más, me encontré con que estaban en la puerta dos gorilas, uno de ellos mi expareja, a la que habían contratado solo para meterme miedo, porque saben que cuando le dejé, llegó a amenazarme de muerte", dice Rodrigo.

"Abrí la puerta y aparecieron la policía local, Desokupa, Telecinco y un exinquilino"

Durante tres días, Rodrigo no pudo comer nada. Sabía que, si salía a la calle, nunca más podría volver a entrar. "Incluso me cortaron la luz. Al final, me dio una lipotimia tremenda y tuvo que sacarme de allí una ambulancia. No había pasado una hora, estaba aún en el hospital con suero, cuando me llamó mi abogado para decirme que ya estaba Desokupa grabando dentro del piso".

Rodrigo fue acogida en primera instancia por una organización contra la violencia de género, pero ahora vaga de sofá en sofá. Espera una resolución judicial que le permita volver a la que fue su casa, donde aún tiene la ropa, los efectos personales y el ordenador, que utiliza para trabajar. Cree que su caso tiene más que ver con la llegada de la temporada alta que con las desavenencias por el ático: "Si hubieran querido que me quedase, lo habríamos hablado. Pero no querían hablar, lo que querían es que dejase el piso en verano y, como por la vía judicial se iba a alargar, lo han hecho a lo bestia".

"Lo que me ha sucedido es alucinante. Me han echado de mi casa ilegalmente, sin esperar a ver qué decía el juez. Esto no me sorprende de Desokupa, pero sí de la policía local, que se presenta en domicilios con una empresa privada de desocupación, se salta la ley y todavía me coaccionan", dice Rodrigo. "Me tendría que haber ido ya de esta isla, solo estoy aguantando a la espera de que se haga justicia", concluye la influencer.

No hace tanto era habitual que los jóvenes de la Península pasasen el verano en Ibiza. Buscaban trabajo en una de las discotecas de la isla y alquilaban un piso entre varios. Con eso les daba para pagarse la estancia, explotar la noche ibicenca y ahorrar una cantidad con la que pasar el invierno.

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