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Sánchez alimenta la desconfianza de sus socios con su "carta electoral": "No tiene credibilidad"
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Sánchez alimenta la desconfianza de sus socios con su "carta electoral": "No tiene credibilidad"

Tras el desengaño de la primera misiva, los aliados parlamentarios solo ven una maniobra “populista” del presidente para ganar votos entre sus respectivos electorados, sin pasar a la acción

Foto: Sánchez, Gómez y Teresa Ribera, ayer en un mitin en Benalmádena (Málaga) (Europa Press/ Álex Zea)
Sánchez, Gómez y Teresa Ribera, ayer en un mitin en Benalmádena (Málaga) (Europa Press/ Álex Zea)
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La desconfianza de los socios parlamentarios hacia la figura del presidente del Gobierno está en cotas máximas. No les ha gustado nada que Pedro Sánchez convierta en arma electoral la situación judicial de su mujer, Begoña Gómez, llamada a declarar el próximo 5 de julio por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Le acusan de aprovecharlo para sacar beneficio en las urnas, básicamente a través del electorado de izquierdas y de los nacionalistas. Y por eso su reacción ante la segunda carta, en la que el presidente insiste en que es víctima de un complot político, judicial y mediático de la derecha, ha oscilado entre las críticas y el más absoluto desdén.

Ni rastro de la solidaridad y las adhesiones públicas que Sánchez concitó entre sus socios el pasado 24 de abril, cuando anunció que se tomaba cinco días de reflexión para decidir si "valía la pena seguir". Salvo Carles Puigdemont, y más tímidamente ERC, que se jugaban los cuartos electorales con el PSC en Cataluña, todos corrieron entonces a defender al presidente contra la supuesta persecución de jueces, periodistas y políticos del PP y Vox. Muchos observaron con vértigo la posibilidad de su marcha y salieron a respaldarle. Ahora, a las puertas de los comicios europeos, en los que varios de estos partidos corren el riesgo de no obtener eurodiputado, la respuesta ha sido mucho más severa contra Sánchez. "Hombre, una vez vale, la segunda ya... es como una carta electoral", denuncian en el PNV. "No tiene credibilidad", zanjan desde otra formación minoritaria.

Portavoces de distintos grupos que apoyaron la investidura, expresan su hartazgo -a distintos niveles- con Sánchez, que también afloró durante las votaciones de la ley del suelo y la que prohibía la prostitución. "Todo es ultraderecha, fango, Begoña y un poco de amnistía", se quejan los aliados, molestos con la teatralización de las dos misivas publicadas, en las que únicamente ven una ambición electoralista. "Esto no va de cartas. A la derecha se le frena con hechos", aseveró la vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz. Hay una crítica unánime de estos partidos ante la inacción de la Moncloa. Si de verdad hay "lawfare", la Moncloa debe actuar ya, renovar el CGPJ y poner orden en los medios de comunicación, opinan.

Algunos partidos ni siquiera ha dado su opinión sobre la citación judicial y la segunda carta de Sánchez. Pasan "olímpicamente", para no alimentar el marco discursivo en el que PP y PSOE se encuentran cómodos. "En esa trampa no vamos a caer", responden, conscientes de que la polarización en torno al presidente perjudica sus intereses electorales. Y Sánchez, añaden, la está explotando todo lo que puede, como demuestra que ayer acudiera de la mano de su mujer a un mitin socialista en Málaga. Las encuestas confirman que el socialista está fuerte a costa de recibir el apoyo prestado de sus votantes en estos comicios europeos.

Foto: Pedro Sánchez en un mitin de campaña (Álex Zea / Europa Press)

Una vez más, solo el portavoz de ERC en el Congreso, Gabriel Rufián, salió a darle la razón: "El Partido Judicial entra en campaña", escribió en las redes sociales el martes, tras conocerse la citación judicial de Begoña Gómez. El PSOE y el propio presidente, de manera más o menos velada, han acusado al juez que instruye la causa de querer "interferir" en las elecciones del domingo. Y han llamado a la movilización social "en respuesta" a "las malas artes" de la derecha.

Pero lo cierto es que los socios del Ejecutivo están decepcionados con la gestión de Sánchez, al que acusan incluso de "populismo" por victimizarse en esa presunta persecución, poner al país en vilo durante cinco días y regresar sin pasar a la acción. Varios grupos parlamentarios han impulsado en el Congreso iniciativas para tomar medidas. Por ejemplo, se ha propuesto una nueva ley de medios, reformar la llamada "ley mordaza" o tocar la ley del Centro Nacional de Inteligencia (CNI). Pero el PSOE no las ha secundado, lo que probaría, según sus socios, que el presidente sobreactúa. Así se lo recordó la candidata a eurodiputada de ERC, Diana Riba, con una carta en la que le reprochaba que su su pareja, Raül Romeva -"a quien también amo con locura"- pasó años encarcelado por el procès, presunta víctima también del "lawfare", según las tesis independentistas.

Foto: El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez (i), junto a su mujer, Begoña Gómez, en un acto electoral en Benalmádena. (EFE/Jorge Zapata)

"Sobrepasa la hipocresía a niveles sonrojantes, abusar de tomar a la gente por tonta es algo que está practicando mucho últimamente Pedro Sánchez, y se le puede volver en contra", censuró Pablo Iglesias esta semana. Podemos y Junts acusan a Sánchez de cinismo por no haber alzado la voz cuando ellos fueron encausados en otros procedimientos judiciales que habrían sido impulsados artificialmente con el único interés de mermarles.

La desconfianza de los socios parlamentarios hacia la figura del presidente del Gobierno está en cotas máximas. No les ha gustado nada que Pedro Sánchez convierta en arma electoral la situación judicial de su mujer, Begoña Gómez, llamada a declarar el próximo 5 de julio por presunto tráfico de influencias y corrupción en los negocios. Le acusan de aprovecharlo para sacar beneficio en las urnas, básicamente a través del electorado de izquierdas y de los nacionalistas. Y por eso su reacción ante la segunda carta, en la que el presidente insiste en que es víctima de un complot político, judicial y mediático de la derecha, ha oscilado entre las críticas y el más absoluto desdén.

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