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Alvise acapara más de 800.000 votos antisistema y mitiga el ascenso de Vox
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SE ACABÓ LA FIESTA DA LA SORPRESA

Alvise acapara más de 800.000 votos antisistema y mitiga el ascenso de Vox

El partido de Abascal gana dos escaños en Estrasburgo, pero pierde casi tres puntos porcentuales en comparación con las generales del 23-J. El agitador ultra entrará en el Parlamento Europeo con tres diputados

Foto: Alvise Pérez celebrando los resultados electorales. (EFE)
Alvise Pérez celebrando los resultados electorales. (EFE)
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El triunfador entre los ultras de España es Alvise Pérez. Se Acabó la Fiesta, la plataforma creada por el activista para el 9-J, acapara el electorado antisistema y mitiga en parte el fuerte ascenso y las expectativas de Vox, que había situado los comicios europeos como una prioridad para recuperar el terreno perdido. El partido de Santiago Abascal, con 6 diputados tras el escrutinio, crece tres puntos y medio (9,6%) y duplica su presencia en Estrasburgo respecto a 2019, pero en clave interna tiene un competidor inesperado en un terreno que dominaba. Una especie de deriva radical entre sus propios seguidores, como la matrioska de la ultraderecha que criticó Pedro Sánchez en la recta final de la campaña.

La fuga en Vox, como advertían las encuestas, apunta hacia Alvise. Se Acabó la Fiesta ha superado todas las previsiones y entra en la Eurocámara con 3 diputados y el 4,58% de los votos, que es prácticamente el mismo resultado que Sumar, que gana ligeramente en porcentaje (4,65%), y más que Podemos, que no pasa de los dos asientos con el 3,27% de los sufragios. 800.660 papeletas con el símbolo de la ardilla (99,95% escrutado).

El agitador, que ni siquiera ha presentado un programa electoral como tal, ha cimentado su éxito desde las redes sociales y canales como Telegram con un mensaje alternativo y populista, basado muchas veces en teorías conspiratorias sobre el sistema y las instituciones, contra una casta política supuestamente corrupta en todas sus formas. Es, casualmente, lo que el partido de Abascal llama "élite de burócratas de Bruselas". "Identificamos pedófilos y pederastas. Identificamos asesinos y violadores. Más de 60 casos de corrupción. Iniciamos el caso Koldo y provocamos 12 dimisiones políticas" es la carta de presentación de la plataforma de la ardilla, sin más detalles ni propuestas sobre Europa. "Se acabó la fiesta, políticos".

Alvise compareció tras los resultados desde la discoteca Cats en Madrid. El mensaje hiperventilado, a voces y entre vítores, fue calcado al que Vox ha desplegado en otras ocasiones. "España se ha convertido en la fiesta de los delincuentes", dijo el nuevo eurodiputado, señalando los mismos enemigos que la formación ultraconservadora. Violencia, manadas, desempleo, medios de comunicación, inmigración, partidos, okupaciones... "Mano dura contra el crimen y la corrupción", añadió.

"No somos esclavos"

La intervención sirvió también para dejar abierto el futuro de la plataforma más allá de las elecciones europeas. "Cuando nos conozcan todos los españoles, vamos a reventar las urnas", subrayó, al borde de la afonía, ante un público entregado que contestaba con silbidos cuando el líder ultra hablaba de los medios y sus "noticias injuriosas". "Vamos a cambiar las tornas y proponer libertad informativa de verdad", continuó. La clase política y su presunta corrupción marcaron la supuesta rueda de prensa, sin preguntas de los periodistas, con el decálogo clásico del populismo. Impuestos, gastos superfluos o el abandono del pueblo, entre otros clichés. "No somos esclavos, somos españoles y patriotas que vamos a destruir la corrupción", señaló Alvise.

Alvise amenaza a Pedro Sánchez: "Acabarás en prisión"

Pedro Sánchez, como en los mitines de Alvise a lo largo de la campaña, tuvo un papel destacado. El agitador lo dejó para el final y lo situó al mismo nivel que el narcotráfico y otros delincuentes. "Calienta que sales. Más vale que te escondas en un maletero, porque te vamos a meter en prisión", gritó. Su sorpresiva irrupción recuerda a la de José María Ruiz Mateos en 1989, cuando logró 608.560 votos y dos asientos en la Eurocámara.

Similitudes con Vox

La conexión entre los electores de Vox y Alvise Pérez son evidentes. Los sondeos previos al 9-J dibujaban al votante de Se Acabó la Fiesta como un hombre joven, menor de 35 años, y autodefinido de derechas. Según el CIS de José Félix Tezanos, con las últimas elecciones generales como referencia, casi uno de cada cinco sufragios potenciales de la plataforma antisistema habían apoyado antes a Abascal. La última encuesta, publicada el día 3, antes de la imputación de Begoña Gómez, señalaba una transferencia de votos del 19%. Es decir, que al extrapolar los datos se advertía un agujero por encima del medio millón de papeletas.

El resultado de este domingo confirma la tendencia, aunque Vox se esfuerza en aislar el impacto de Alvise y desligarlo de su radio de acción. También de las alianzas que la ultraderecha ha armado en Europa, en algunos casos ganadores por goleada en estas elecciones europeas, como Marine Le Pen. No obstante, queda por determinar cómo se disponen en la Cámara comunitaria los Conservadores y Reformistas e Identidad y Democracia, todavía negociando un posible grupo único en Estrasburgo, y la relación que tendrán con el Partido Popular Europeo.

Alvise, a Sánchez tras conocer los resultados: "Más vale que te escondas en un maletero, porque te vamos a meter en prisión"

Alvise ha sido por momentos el elefante en la habitación de Vox durante la campaña. La formación liderada por Santiago Abascal intentó desde el inicio rebajar las expectativas y la euforia del agitador antisistema y relacionó su ascenso en los sondeos como una campaña ficticia urdida especialmente por Tezanos. Aunque prácticamente todos los estudios preveían la representación que finalmente ha logrado Se Acabó la Fiesta, el partido siempre escenificó una indiferencia total.

Vox mencionó en el camino a las urnas a Pedro Sánchez, a Alberto Núñez Feijóo o a Ursula Von der Leyen, pero nunca a Alvise Pérez. Como si no existiera. Jorge Buxadé negó en una entrevista con El Confidencial que el populista generara la más mínima inquietud entre sus filas y el equipo de campaña aseguró que no existía ninguna estrategia ad hoc contra Se Acabó la Fiesta. Sea como fuere, ahora tiene un competidor a su derecha que se dirige al mismo electorado con un mensaje distinto en el fondo, aunque no tanto en las formas. Alvise y Vox comparten un discurso contra todo y contra todos, contra la clase política tradicional y el sistema, frente a las élites que rigen la Unión Europea.

Vox había preparado las elecciones europeas a conciencia. El VIVA 24 del 19 de mayo, cuando reunió a lo más granado de la ultraderecha mundial en Vistalegre, fue el mejor ejemplo. La dirección situó el macroevento político como el pistoletazo de salida a las urnas, confiado en aprovechar la inercia triunfal de sus aliados. El escenario de un grupo único para condicionar las políticas en Bruselas era el telón de fondo para todos los invitados, pero a nadie se le escapa que la formación necesita a título particular un estímulo electoral tras la pérdida de foco a nivel nacional. También una evidencia que demuestre que no han tocado techo.

El partido, que en la campaña dijo que solo estaría satisfecho si es la primera fuerza, señala el 9-J como un éxito. Los seis diputados que tendrán en Estrasburgo, con presencia de Jorge Buxadé, Hermann Tertsch o Juan Carlos Girauta, alivia en parte las urgencias a corto plazo. Pero también es verdad que ha perdido casi tres puntos en comparación con las últimas elecciones generales. La perspectiva era mejor, aunque públicamente nunca lo han manifestado ni han dado una cifra de eurodiputados. La referencia de 2019 no reflejaba la situación del partido, con un resultado que no se ajustaba al potencial que ya tenía en España, tanto a nivel nacional como autonómico. Y ahora esperaban ser la fuerza con mayor crecimiento porcentual, aunque tampoco ha sido así.

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La cúpula de Vox iguala su resultado al de sus socios internacionales, pero hay una realidad difícil de edulcorar que contrasta con ese discurso triunfalista. Santiago Abascal y los suyos irrumpieron en el tablero nacional hace seis años, con todo por hacer y un horizonte optimista, pero las expectativas se han moderado. Al tiempo que sus aliados crecen, se han comido a la derecha tradicional e incluso gobiernan, ellos se han estancado. No retroceden, pero tampoco están en condiciones de cambiar el escenario. España, pese a Alvise, es una isla entre la ola de la ultraderecha en Europa.

El triunfador entre los ultras de España es Alvise Pérez. Se Acabó la Fiesta, la plataforma creada por el activista para el 9-J, acapara el electorado antisistema y mitiga en parte el fuerte ascenso y las expectativas de Vox, que había situado los comicios europeos como una prioridad para recuperar el terreno perdido. El partido de Santiago Abascal, con 6 diputados tras el escrutinio, crece tres puntos y medio (9,6%) y duplica su presencia en Estrasburgo respecto a 2019, pero en clave interna tiene un competidor inesperado en un terreno que dominaba. Una especie de deriva radical entre sus propios seguidores, como la matrioska de la ultraderecha que criticó Pedro Sánchez en la recta final de la campaña.

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