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Bildu reabre el debate de qué hacer con el 'Valle de los Caídos' de Pamplona: "Derribarlo sería infantil y cobarde"
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EN MEMORIA DE 4.500 NAVARROS

Bildu reabre el debate de qué hacer con el 'Valle de los Caídos' de Pamplona: "Derribarlo sería infantil y cobarde"

La mayoría de historiadores apuesta por la resignificación o contextualización. Mola y Sanjurjo estuvieron enterrados allí hasta 2016. Es el segundo gran Monumento franquista tras Cuelgamuros

Foto: Cúpula del Monumento a los Caídos de Pamplona. (EFE/Jesús Diges)
Cúpula del Monumento a los Caídos de Pamplona. (EFE/Jesús Diges)

El Monumento a los Caídos de Pamplona se erigió en 1942 en recuerdo de los cerca de 4.500 navarros del bando sublevado que murieron en la Guerra Civil. Allí, hasta 2016, estuvieron enterrados los generales Mola y Sanjurjo, y ahora Bildu ha reabierto el debate sobre el futuro del mausoleo. Es una de las prioridades que se ha marcado el alcalde, Joseba Asiron, tras arrebatar el bastón de mando a UPN gracias a la moción de censura respaldada por los socialistas el pasado diciembre. El objetivo del edil es retomar los trabajos que impulsó en su primera legislatura (2015-2019) y resolver una controversia que se mueve entre dos corrientes: la resignificación o el derribo, extremo que muy pocos historiadores defienden.

"Nunca soy partidario de destruir", apunta Gutmaro Gómez Bravo, doctor en Historia por la Universidad Complutense de Madrid y especialista en la Guerra Civil. Su tesis es la de explicar el contexto del edificio y que sea didáctico, por qué se construyó y qué significado tuvo. "Tiene que servir de testigo y para eso hay que mantenerlo y explicarlo. Solo con explicarlo históricamente bien queda desposeído de su función original, que puede ser totalitaria", precisa.

"El hacer algo que no sea destruirlo es lo más productivo en el sentido moral y cultural", defiende Daniel Rico, profesor de Historia del Arte en la Universidad Autónoma de Barcelona y autor del libro ¿Quién teme a Francisco Franco? (Anagrama), una reflexión sobre cómo debe relacionarse la sociedad con su pasado a través de sus monumentos más incómodos. "Derruirlo sería cobarde e infantil. Infantil porque sería una venganza muy tonta, en diferido, y cobarde porque ocultar un problema no supone deshacerse del mismo", ahonda.

placeholder Exterior del Monumento a los Caídos de Pamplona. (EFE/Jesús Diges)
Exterior del Monumento a los Caídos de Pamplona. (EFE/Jesús Diges)

El planteamiento del Ayuntamiento de Pamplona sobre el Monumento, su nombre oficial es Navarra a sus Muertos en la Cruzada, es una incógnita. Asiron abogó el pasado abril por recuperar el concurso internacional de proyectos que lanzó en su primera legislatura y que concluyó con la selección de siete ideas, seis partidarias de la resignificación y una, del derribo. No obstante, el Tribunal Administrativo de Navarra anuló el fallo del jurado y obligó a reevaluar las propuestas. Asiron, que no quiso desvelar qué haría él, señaló que debe ser la ciudadanía la que elija el mejor proyecto. ¿Significa eso que convocará el Ayuntamiento una consulta? Fuentes municipales precisan a El Confidencial que el objetivo es lograr el "mayor consenso posible" y que primero deberá producirse un acuerdo entre los grupos políticos y las instituciones implicadas. El apoyo del PSN es clave para que Asiron pueda contar con mayoría en el pleno del Consistorio y los socialistas, según han expresado en varias ocasiones, son partidarios de la resignificación.

El Monumento navarro, en pleno centro de Pamplona, no es un edificio cualquiera. Tras el Valle de los Caídos, es la segunda edificación franquista por importancia y dimensiones. Y esto para los historiadores no es una cuestión menor, al contrario. "En un territorio como Navarra, donde se tramó el golpe, con dos personas tan importantes como son Mola y Sanjurjo, un Monumento que es muy representativo del papel que tuvo la Iglesia… tiene un valor histórico incalculable y un potencial pedagógico brutal", remarca Rico. De hecho, el historiador señala que actualmente el Monumento, cerrado tras un breve periodo como sala de exposiciones y donde la Hermandad de Caballeros Voluntarios de la Cruz ha venido celebrando misas de exaltación de la dictadura, "está muerto. Está totalmente desautorizado. No es necesario desautorizarlo mucho más. Sería interesante destapar esas inscripciones, esos escudos y explicarlos. España no es un patio de colegio", zanja.

Foto: Interior del Pabellón de Héroes Regulares del Cementerio de Melilla.

Además, lo que se termine haciendo en el Monumento de Pamplona, señala Rico, pude servir de ejemplo para el Valle de los Caídos. En la misma idea coincide Xosé M. Núñez Seixas, catedrático de Historia Contemporánea en la Universidad de Santiago de Compostela, pero no oculta que en Cuelgamuros "la resignificación será mucho más complicada". El profesor gallego recuerda que el debate en España sobre qué hacer con los vestigios de la dictadura no es nuevo ni único en Europa. "La opción del derribo ha sido un viejo debate en Alemania. Suele ser una opinión minoritaria porque es muy difícil eliminar el papel simbólico de un lugar de un plumazo. Derribar supone una forma de olvido y de lo que se trata aquí es de no olvidar", subraya.

"El derribo puede ser materia penal. En España tenemos una ley de Patrimonio Histórico que garantiza la supervivencia de los vestigios del pasado, nos guste o no ese pasado", advierte el investigador Pedro del Corral. Y aunque la mayoría de historiadores aboga por dotar de contexto a estos lugares para que quien los viste sepa qué sucedió, que significado tuvieron o por qué se levantaron, otras voces, en el caso navarro, diversas asociaciones memorialistas, son partidarias del derribo. A este respecto, el especialista recuerda los múltiples convenios y acuerdos internacionales para la defensa y protección del patrimonio, el último el impulsado por la UNESCO en 2003 después de que los talibanes volasen los budas de Bāmiyān, y "que yo sepa España todavía no es un Estado talibán".

Del Corral alega que los navarros "no deben olvidar que ese Monumento no es en recuerdo de personas extranjeras o extrañas, es un Monumento levantado a personas cuyas familias conforman hoy parte de la sociedad y, por tanto, esto afecta a unas memorias familiares tan legítimas como cualquiera otras. Te debe llevar a una consideración de respeto más allá del recuerdo a la dictadura o una Guerra Civil terrible". El investigador rehúye el término resignificación y aboga por la explicación. "Con el pasado podemos explicarlo, investigarlo, profundizarlo, que sirva de lección, ojalá el destino último [del Monumento a los Caídos] sirva para reforzar los valores de la convivencia y democráticos”, concluye Del Corral.

El Monumento a los Caídos de Pamplona se erigió en 1942 en recuerdo de los cerca de 4.500 navarros del bando sublevado que murieron en la Guerra Civil. Allí, hasta 2016, estuvieron enterrados los generales Mola y Sanjurjo, y ahora Bildu ha reabierto el debate sobre el futuro del mausoleo. Es una de las prioridades que se ha marcado el alcalde, Joseba Asiron, tras arrebatar el bastón de mando a UPN gracias a la moción de censura respaldada por los socialistas el pasado diciembre. El objetivo del edil es retomar los trabajos que impulsó en su primera legislatura (2015-2019) y resolver una controversia que se mueve entre dos corrientes: la resignificación o el derribo, extremo que muy pocos historiadores defienden.

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