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Feijóo gana y amplía su ventaja sobre el PSOE, y Sánchez solo resiste al devorar a sus socios
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Feijóo gana y amplía su ventaja sobre el PSOE, y Sánchez solo resiste al devorar a sus socios

La distancia entre PP y el PSOE es de cuatro puntos, aunque los socialistas resisten bien. Yolanda Díaz confirma el fiasco de Sumar con apenas 3 escaños, los mismos que Alvise. Vox logra 6 asientos y Podemos aguanta en 2

Foto: Feijóo, en el mitin de cierre de campaña del PP en Valencia. (EP/Jorge Gil)
Feijóo, en el mitin de cierre de campaña del PP en Valencia. (EP/Jorge Gil)
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El Partido Popular ha ganado las elecciones europeas marcadas por el avance arrollador de la ultraderecha en buena parte del viejo continente, aunque no así en España. La formación de Alberto Núñez Feijóo obtiene 22 escaños y el 34,1% de los apoyos por delante del PSOE, que aguanta muy sólido con 20 eurodiputados y el 30,1% tras aglutinar el voto de sus socios. La distancia entre ambos se amplía en 4 puntos (700.000 votos de diferencia), mientras que en las generales de julio fue de 1,4 (340.000 votos) y le sirve a Feijóo para mantener las expectativas de un cambio de ciclo político en España, tras el fiasco de julio. Aunque este resultado también da oxígeno a Sánchez, que crece a costa de sus socios y se convierte en la primera fuerza dentro del grupo socialdemócrata en Europa. El bipartidismo español se refuerza. La participación en urna fue del 49,2%, una media que bajará con el recuento del voto exterior (CERA), por lo que la fotografía del panorama electoral es parcial.

La cita europea deja una nueva expresión de estilo trumpista en nuestro país, el agitador ultra Alvise Pérez, que irrumpe con 3 escaños en el Parlamento Europeo con una candidatura antisistema gestada exclusivamente en las redes sociales. Alvise cosechó más de 800.000 votos, la mitad que Vox, que tendrá 6 diputados, y apenas 10.000 votos menos que Yolanda Díaz. Sumar se confirma como un proyecto fallido al quedarse con solo 3 eurodiputados y deja a Izquierda Unida fuera de la Cámara de Estrasburgo, una situación que anticipa crisis interna. Esta es la principal señal de alarma para la Moncloa, la que ahuyenta la opción de un adelanto electoral. Irene Montero asegura su supervivencia con dos asientos en la Eurocámara, donde empezó todo para el Podemos de Pablo Iglesias, hace diez años.

En el lado de los independentistas, la coalición de Bildu-ERC-BNG (Ahora Repúblicas) repite sus tres asientos, uno para cada uno, pese a que se ha producido un fuerte trasvase de sus electorados al PSOE, sobre todo en Cataluña. El partido de Carles Puigdemont, que acudía solo, pierde un eurodiputado. Entre ERC y Junts pierden 900.000 apoyos. En Euskadi, la vieja Batasuna se impone como primera fuerza, tras empatar con el PNV hace dos meses en las autonómicas vascas. El PNV, tercera fuerza vasca, mantiene a duras penas su único escaño, crucial para sus intereses, de la mano de Coalición Canaria, que se hundió a la cuarta plaza, por detrás incluso de Vox.

Génova, que buscaba una victoria contundente para demostrar el "hartazgo de la mayoría" con el Gobierno de Sánchez, firma un resultado notable tras crecer 10 escaños y 12 puntos respecto a 2019, con Andalucía, Comunidad Valenciana, Madrid y Castilla y León como sus principales graneros de votos. La candidatura encabezada por Dolors Montserrat se impuso en 43 provincias. "Es la cuarta victoria nacional del PP en las urnas", se ufanó anoche Feijóo desde la sede nacional, donde la inquietud por un eventual "empate" se convirtió en júbilo tras conocer el escrutinio, que avala su oposición dura contra Sánchez. "Oa, oa, oa, Feijóo a la Moncloa", corearon los militantes, informa Ana Belén Ramos.

"La prueba del algodón: Sánchez no salió"

Aunque el triunfo no es completo dada la capacidad de resistencia que vuelve a exhibir el PSOE. Una vez más le funcionó el marco del "muro" contra la derecha, y otra vez más a costa de fagocitar a sus socios y acaparar todo el voto útil de los progresistas. Con estos resultados, Sánchez coge oxígeno para encarar una legislatura que sigue cuesta arriba, por la fragilidad de sus pactos con los independentistas. De hecho, el verdadero órdago, lo que determina todo en el Congreso, sigue siendo Cataluña. Este lunes arranca el sinuoso camino hacia la investidura de Salvador Illa, con la elección de la Mesa del Parlament.

El presidente se trasladó por sorpresa a Ferraz pasadas las diez, aunque al final no pudo celebrar la "remontada" en la que los socialistas confiaron en la última semana de campaña. Dirigentes del PP subrayaban anoche que el hecho de que finalmente Sánchez no saliera a reivindicar sus resultados era muestra inequívoca de su derrota. "Si le hubiera ido bien, habría salido. La prueba del algodón", en palabras de un barón autonómico.

La imputación de Begoña Gómez, por presunto tráfico de influencias, revolucionó las estrategias, mucho más que la aprobación de la ley de amnistía, y el presidente colocó a su mujer como una víctima de un supuesto complot de la "ultraderecha". Al final, se quedaron a dos escaños del PP.

El PSOE fue primera fuerza en Cataluña, donde arrasaron con más del 30% de los apoyos una ventaja sobre Junts y ERC aún mayor que en las autonómicas de mayo. También ganaron en Navarra y en Canarias, y en seis provincias. El resto del mapa fue azul. "Está clarísimo que el plebiscito lo ha perdido Feijóo. Ha sido un fracaso rotundo", replicó la vicepresidenta y candidata socialista, Teresa Ribera, quien se ufanó de firmar el mejor resultado de todos los partidos de gobierno y prometió que seguirán siendo el "dique de la ultraderecha", informa Marisol Hernández.

Lo cierto es que España fue anoche una isla dentro de la Unión Europea, donde las derechas más extremas arrollaron en países como Francia o Alemania. Los de Santiago Abascal demostraron que tiene un suelo de hormigón al obtener 6 escaños, 3 más respecto a 2019, aunque aquel fue un resultado pobre, teniendo en cuenta que estaban en la rampa de despegue hasta sus 52 diputados. Y si se compara con la ola de la ultraderecha en toda Europa, sus datos son discretos.

La gran 'ausente' en la noche electoral fue la vicepresidenta Yolanda Díaz, que no acudió a la sede de Sumar a esperar el escrutinio por "motivos de conciliación familiar". Sumar se confirma como un proyecto fallido tras obtener tan solo 3 eurodiputados, uno más que su archienemiga Irene Montero.

El bloque de la derecha, sumando al PP, Vox y Alvise, obtiene un 48% de los votos, una clara ventaja sobre los partidos de la izquierda, que suman el 38%. Sin embargo, los partidos independentistas alteran la ecuación, al igual que ocurre en el Congreso.

Una vez más, el CIS de José Félix Tezanos no dio una.

Foto: Philippe Lambert, líder de Alianza Libre Europea. (Reuters/Piroschka van de Wouw)
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La excepción ibérica. España amanece este lunes con la vitola de ser un oasis de europeísmo frente al resto de Europa, donde una gran mayoría de países ha sucumbido al arrollador avance de opciones antieuropeas. La ultraderecha de Marie Le Pen venció en Francia y obligó al presidente Macron a disolver la Asamblea Nacional y convocar elecciones legislativas, y en Alemania, donde la formación ultra ÄFD quedó segunda y adelantó al partido socialdemócrata SPD.

Los de Feijóo encabezarán el segundo grupo más importante dentro del PP Europeo tras los alemanes de la CDU-CSU de Ursula von der Leyen y Manfred Weber. El PSOE pasa a ser el primero de los socialdemócratas europeos, por delante del SPD de Olaf Scholz, que cae por debajo de la ultraderechista AfD, lo que dará a Sánchez mando en plaza para el reparto de puestos, entre los que se asegura la entrada de Teresa Ribera como futura comisaria de Energía.

El Partido Popular ha ganado las elecciones europeas marcadas por el avance arrollador de la ultraderecha en buena parte del viejo continente, aunque no así en España. La formación de Alberto Núñez Feijóo obtiene 22 escaños y el 34,1% de los apoyos por delante del PSOE, que aguanta muy sólido con 20 eurodiputados y el 30,1% tras aglutinar el voto de sus socios. La distancia entre ambos se amplía en 4 puntos (700.000 votos de diferencia), mientras que en las generales de julio fue de 1,4 (340.000 votos) y le sirve a Feijóo para mantener las expectativas de un cambio de ciclo político en España, tras el fiasco de julio. Aunque este resultado también da oxígeno a Sánchez, que crece a costa de sus socios y se convierte en la primera fuerza dentro del grupo socialdemócrata en Europa. El bipartidismo español se refuerza. La participación en urna fue del 49,2%, una media que bajará con el recuento del voto exterior (CERA), por lo que la fotografía del panorama electoral es parcial.

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