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Yolanda Díaz huye de Sumar y lo deja hecho un polvorín: IU y Más Madrid sacan el hacha
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Compromís presume de buen resultado

Yolanda Díaz huye de Sumar y lo deja hecho un polvorín: IU y Más Madrid sacan el hacha

La gallega abandona los cargos orgánicos y sume a la formación que fundó apenas hace un año en la incertidumbre. En IU apuestan por una "mesa de partidos" con Sumar como una formación equiparada al resto de fuerzas

Foto: Yolanda Díaz, tras la comparecencia en la que ha anunciado su renuncia a los cargos orgánicos de Sumar.  (Europa Press/Eduardo Parra)
Yolanda Díaz, tras la comparecencia en la que ha anunciado su renuncia a los cargos orgánicos de Sumar. (Europa Press/Eduardo Parra)

Sumar se encamina a una revisión de su forma de existir en política cuando apenas tiene un año como proyecto político. La marcha de Yolanda Díaz de los cargos orgánicos -conserva el puesto de vicepresidenta segunda y el Ministerio de Trabajo- deja al partido sumido en una crisis existencial que se prolongará más allá de la elección de su sucesor. El proceso de consolidación y extensión territorial del "movimiento" impulsado por la gallega ya dio pistas de la complejidad a la que se enfrentaba. Y sus modos en lo orgánico no han ayudado a calmar las aguas, sino todo lo contrario. Su salida anticipa una competición entre las distintas formaciones que hacen las veces de sustento territorial de Sumar y que saborean con decepción la apuesta que hicieron por Díaz en la reconfiguración del espacio a la izquierda del PSOE.

La elaboración de la lista fue la guinda de un pastel de varias capas y ha resultado en un fracaso: 3 escaños e IU fuera de Bruselas por primera vez desde 1989. Los partidos de la coalición trataron de imponer sus intereses y unos salieron mejor parados que otros. La candidata, Estrella Galán, fue elección de Díaz; Jaume Asens fue cuota de los comunes; Vicent Marzà, la de Compromís; Manu Pineda fue el elegido por IU gracias a la alianza de la dirección del PCE con la federación andaluza; mientras que Andere Nieva, fue la opción de Más Madrid. A la postre, la polémica lista no convenció a casi ninguno y la distancia entre las coaliciones y Sumar se fue acentuando conforme avanzaba la campaña y los pronósticos no se remontaban.

Antes de la pelea por Bruselas, Más Madrid y Compromís descartaron participar en el proceso orgánico, igual que los comunes. IU, el único partido federal incardinado en Sumar, junto con Equo, decidió jugar con las cartas que diseñó Josep Vendrell, hombre de confianza de Díaz. Pero las tensiones y el propio proceso de renovación dentro de la federación de izquierdas provocaron un cambio de rumbo. La relación con Sumar se decidiría después de las europeas. Y ahora serán todas las fuerzas las que participen en ese debate después de que el partido de la vicepresidenta segunda haya perdido gran parte del vigor al marcharse su principal valedora.

"Es el momento de los partidos", expresa un dirigente de IU horas antes de la reunión de la dirección encabezada desde hace solo unas semanas por Antonio Maíllo. El dirigente andaluz ya venía dando avisos de que había que revisar el modelo de la alianza, con críticas muy llamativas a los "personalismos", a pesar de que siempre se ha posicionado del lado de la unidad en el espacio de la izquierda. En la nueva cúpula de la federación de izquierdas atisban ya la posibilidad de una transformación de Sumar en "una mesa de partidos" donde la formación fundada por la vicepresidenta se siente como una fuerza más, equiparada al resto de organizaciones.

Foto: Antonio Maíllo, junto a Yolanda Díaz en el acto de Sumar en Sevilla durante la campaña de las europeas. (EFE/Julio Muñoz)

Eso es una enmienda al camino que lleva emprendido el partido magenta, encaminado a dar más peso a los independientes para restar poder a los partidos. Sumar se ha dado de bruces con la realidad, como le ocurrió cuando tuvo que permitir la entrada de miembros de los partidos en las cúpulas territoriales y no limitarlo al 30%, como quería en un principio. Fue IU en Andalucía, en un modelo habitual del PCE, quien se dedicó a ganar en las asambleas que Sumar convocó por todo el territorio, para enfado del entorno de la vicepresidenta. "Necesitan a gente que pegue los carteles, sin militancia es un partido con los pies de barro", defendía hace unas semanas un dirigente sindical que conoce bien el proceso de despliegue de Sumar en los últimos años. El consenso en IU es que ese ha sido el error de la ministra de Trabajo, la escasa importancia que se le da a la presencia territorial. Solo así se entiende el problema con el que se encontró la federación de izquierdas para negociar la lista de las europeas y colocar a Pineda en un puesto con posibilidades de llegar a Bruselas.

La implicación de la nueva cúpula de IU en la campaña ha sido máxima, precisamente en un intento por lograr la representación en el Parlamento Europeo. Pero las bases y la propia dirección, en privado, admiten que había un desapego que ha desembocado en una desmovilización que se ha dejado notar incluso en el bastión andaluz de IU. El voto a Sumar en las elecciones generales del pasado 23-J en la comunidad más poblada del país fue del 11,99%. Ahora se han quedado en un 5,09%, aunque es cierto que en julio Podemos estaba en la coalición. No obstante, la suma de los morados (2,79%) deja al espacio de a izquierda en un exiguo 7,88% de los sufragios.

"Empieza una nueva etapa", tuiteó Maíllo en la noche electoral en un hilo en el que pedía reflexión dentro de Sumar y la necesidad de "revertir" la "pelea de minorías" en la que se ha convertido la izquierda, según su diagnóstico. Y según lo que se ha visto en campaña. Nadie quería ver cómo un mal resultado desgastaba su marca. Asens y Marzá no han salido de sus territorios y el número dos de facto ha sido Pineda, al ser IU la única fuerza federal de la coalición tras la marcha de Podemos. Peor aún lo tenía la candidata de Más Madrid. Y en ese contexto se entiende el movimiento con el que el partido de Mónica García dio la puntilla a Díaz.

En el partido donde García, Rita Maestre y Manuela Bergerot son las caras más visibles, sentó muy mal que la vicepresidenta segunda les reservara la quinta posición en la lista para el 9-J. Entendían que el peso específico de la formación dentro de la coalición era mayor. Quizá por ser uno de los principales contrapesos al PP desde la época en la que la ministra de Sanidad se batía el cobre con Isabel Díaz Ayuso; quizá por el altavoz mediático que otorga Madrid. En aquel momento, no levantaron la voz. Durante la campaña dejaron entrever alguna diferencia con la matriz y comenzaron a agitar las aguas de verdad la noche electoral, justo tras el recuento, cuando cargos de peso -como Maestre, Rubiño o Delgado- criticaron abiertamente en redes sociales los malos resultados. No obstante, la factura se la cobraron ayer.

En una durísima comparecencia, Manuela Bergerot, portavoz de Más Madrid en la Asamblea, desligó a su formación de la estrategia política que acabó en naufragio. El partido, además, lo hizo con mano firme y marcando los tiempos. Aprovecharon la rueda de prensa de la Junta de Portavoces de la cámara autonómica para marcar su posición y obligar a la dirección de Sumar a actuar a remolque: "Las decisiones de la ejecutiva de Sumar le corresponden a quien forma parte de esa dirección. La ejecutiva de Más Madrid está tranquila y orgullosa del trabajo que hemos hecho".

Con esta frase, Bergerot levantó un cortafuegos entre Más Madrid y Sumar para evitar que la marca se resintiera tras el varapalo del 9-J. Sin embargo, detrás de este movimiento, también está presente el interés de Más Madrid por ganar peso en la coalición, no tanto a la hora de forzar el cambio de la cabeza más visible del partido o imponer liderazgos, sino más bien en lo referente al proceso de toma de decisiones. El ejemplo de las listas es paradigmático. En el partido de García -donde no hacen quinielas- aguardan la decisión del Grupo Coordinador de Sumar y sus 80 miembros, los encargados de poner sobre la mesa el nombre del nuevo líder de la coalición.

Compromís saca pecho

"Nadie puede decir que lo que ha pasado es culpa de Compromís", opinan contundentes desde la coalición valencianista. Compromís nunca ha querido formar parte de los órganos internos de Sumar, reivindica su relación "bilateral" y jurídicamente independiente con el partido que hasta ahora lideraba la vicepresidenta segunda del Gobierno. Esa posición de corte confederal, muy táctica, llevó a Compromís a apretar mucho en la negociación de la lista europea, conscientes como eran en Valencia de que, a la vista de las encuestas que se iban conociendo, solamente el tercer puesto ofrecía garantías de salida. Hubo varios tiras y aflojas con momentos tensos en los que los valencianistas incluso amenazaron con marcharse, no solamente de la candidatura al Europarlamento, sino también del grupo en el Congreso de los Diputados. Ante el riesgo de otra fractura, la cúpula de Sumar cedió o situó al exconseller de Educación, Vicent Marzà, por delante del candidato de IU que cayó al cuarto.

Pese a la fuerte marejada que provocó esa decisión, convertida ahora en tormenta interna tras el mal resultado del domingo, el análisis que se hace en Compromís es que, no solamente fue acertado elevar la presión, sino que, además, nadie puede decir que no se han ganado el escaño. La lista de Sumar-Compromís ha obtenido en la Comunidad Valenciana el 7,63% de los votos, muy por encima de la aportación de otros territorios de gran población como Andalucía (5,09%), Cataluña (4,30%) o Madrid (5,80%). Con 150.142 papeletas contabilizadas salieron de urnas valencianas, casi el 20% del total de 811.545 votos cosechados por Sumar en España y cerca del doble de lo que representa en términos de censo la autonomía. En términos absolutos, solo Madrid aportó más sufragios (161.405). Andalucía o Cataluña se quedaron detrás.

"Sabemos que el resultado a nivel estatal ha sido fatal. Pero si se mira bien el voto, en los lugares donde se han respetado las marcas de las coaliciones los resultados han sido mejores. Nosotros hemos aguantado mejor el tipo ante la ola ultra", insisten desde Compromís para defender su modelo de relación política. "Donde hay fuerzas con implantación territorial fuerte, donde tenemos concejales y alcaldías, los resultados acaban siendo mucho mejor de lo esperado. Tenemos una moderada satisfacción, pero con la pena de que los resultados no hubieran sido mejores para el conjunto de la coalición", explicaba este lunes el portavoz de Compromís, Joan Baldoví.

placeholder Joan Baldoví, en un acto de Sumar con Íñigo Errejón y Estrella Galán. (EFE)
Joan Baldoví, en un acto de Sumar con Íñigo Errejón y Estrella Galán. (EFE)

Las ejecutivas de los partidos mayoritarios de la coalición, Més e Iniciativa del Poble Valencià, se reunieron por la tarde, pocos minutos antes de realizar un análisis conjunto en los órganos compartidos de dirección. La conclusión en clave interna es que los objetivos están cumplidos y que las europeas, tradicionalmente complicadas por los valencianistas como cualquier convocatoria que trascienda el ámbito autonómico, han demostrado que existe una base sólida. "En los pueblos y ciudades donde tenemos más implantación la lista de Sumar ha tenido mucho mejor comportamiento", señalan. Efectivamente, la lista de Estrella Galán ha obtenido dos puntos menos (5,63%) en la provincia de Alicante, espacio en el que Compromís sufre y se comparte más con Esquerra Unida-IU y Podemos.

Es la primera vez que Compromís recogerá un acta de eurodiputado de pleno derecho y durante los cinco años de legislatura, sin tener que compartirla con nadie. La elección de Vicent Marzà lanza un mensaje en clave interna frente a los sectores críticos soberanistas, que apostaban por fórmulas ajenas a una sigla estatal o, en todo caso, una alianza con Ahora Repúblicas. "No hubiéramos tenido sitio. Están ERC, Bildu y BNG y han obtenido tres escaños. Es muy difícil que hubiera salido el cuarto", afirman desde la dirección.

Sobre la dimisión de Yolanda Díaz, Baldoví mostró su "absoluto respeto" a su decisión “porque somos fuerzas autónomas y Compromís es un partido de estricta obediencia valenciana”, abundó. "Es coherente, humanamente difícil y habla muy bien de Yolanda. Asumir las responsabilidades cuando los resultados no han sido los esperables es lo que deben hacer los líderes de los partidos. Todo el cariño", dijo sobre una renuncia, por ahora solo orgánica, que describió como "de gran generosidad".

Sumar se encamina a una revisión de su forma de existir en política cuando apenas tiene un año como proyecto político. La marcha de Yolanda Díaz de los cargos orgánicos -conserva el puesto de vicepresidenta segunda y el Ministerio de Trabajo- deja al partido sumido en una crisis existencial que se prolongará más allá de la elección de su sucesor. El proceso de consolidación y extensión territorial del "movimiento" impulsado por la gallega ya dio pistas de la complejidad a la que se enfrentaba. Y sus modos en lo orgánico no han ayudado a calmar las aguas, sino todo lo contrario. Su salida anticipa una competición entre las distintas formaciones que hacen las veces de sustento territorial de Sumar y que saborean con decepción la apuesta que hicieron por Díaz en la reconfiguración del espacio a la izquierda del PSOE.

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