Sumar propone una dirección colegiada con Hernández, Duval, Martínez y Guijarro tras la salida de Yolanda Díaz

Una dirección colegiada con cuatro caras para dirigir la transición en Sumar tras dejar Yolanda Díaz los cargos orgánicos en el partido que ella misma fundó hace apenas un año. Es la propuesta que se debate en el Grupo Coordinador de la formación magenta, reunido este jueves, tres días después de la dimisión de la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo para dedicarse de lleno al trabajo institucional. La propuesta de la dirección del partido es que los responsables de esa tetrarquía sean Lara Hernández, Elizabeth Duval, Txema Guijarro y Rosa Martínez.

El cuarteto elegido por la ejecutiva magenta combina personas con desempeño institucional y con responsabilidades netamente orgánicas. Lara Hernández es precisamente la secretaria de Organización de la formación, un cargo básico para un partido que tiene por delante la labor de consolidación y despliegue territoriar. Elizabeth Duval asumió el área de Comunicación y hace las veces de cara visible de un partido demasiado centrado en su fundadora y que ha sufrido en su corta vida las consecuencias negativas del hiperliderazgo. Txema Guijarro es el secretario general del grupo parlamentario, por lo que conoce el trabajo de fontanero a la perfección. Y Rosa Martínez es la secretaria de Estado de Derechos Sociales, en el ministerio que dirige Pablo Bustinduy, por lo que aporta su labor en el Ejecutivo.

Esta suerte de gestora está marcada por la cercanía a Díaz a pesar de que todos, salvo Duval, tienen pasado en otros partidos. Hernández se formó en IU, donde llegó a asumir la política de alianzas hasta 2015, mientas que Guijarro procede de Podemos y Martínez fue diputada en el Congreso con UP, aunque militaba en Equo. La ejecutiva magenta ha dejado fuera a los dos principales referentes de Sumar, con permiso de la vicepresidenta segunda, como son Íñigo Errejón y Ernest Urtasun, pero el escaso perfil político de sus miembros, con la salvedad de Guijarro, hacen pensar en una tendencia continuista dentro de los postulados de la formación.

Sí llama la atención la ausencia de Lander Martínez, que fue el primer secretario de Organización y se quedó con el área de Finanzas en la nueva dirección. Tampoco está Josep Vendrell, mano derecha de Díaz en el complejo despliegue territorial de la formación, que ha generado tensiones entre los partidos que se presentaron bajo la marca Sumar en las elecciones generales del 23-J. Estos tirones se repitieron después en la conformación de la lista de las elecciones europeas del pasado 9 de junio, que han acabado provocando esta extraña dimisión de Yolanda Díaz.

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Lo que parece claro es que Sumar será algo distinto de lo que pretendía la política gallega, que quería convertir a su "movimiento" en un espacio aglutinador de las fuerzas a la izquierda del PSOE. Esa voluntad comenzó a resquebrajarse cuando Podemos abandonó la alianza a finales del pasado año, pero las tensiones con el resto de formaciones no se hicieron esperar. Más Madrid, Compromìs y los comunes rechazaron formar parte del desarrollo orgánico de Sumar en sus territorios al alegar que su implantación era mayor en Madrid, la Comunidad Valenciana y Cataluña. IU optó inicialmente por integrarse en las estructuras de la formación magenta, pero lo rechazaron por la pugna de la lista europea y después de imponer sus tesis en las asambleas de Sumar en Andalucía, donde los militantes de IU y el PCA eran mayoría.

Después del terremoto de las europeas, los partidos tienen claro que la configuración del espacio ya no tendrá a Sumar como paraguas. Y esa parece que es la vía a la que se ha resignado la propia Yolanda Díaz. "Una cosa es Sumar, que ahora mismo tiene un espacio propio, y luego está la coalición electoral que hemos conformado", ha dicho la vicepresidenta segunda este jueves en una entrevista en TVE en la que ha asegurado que la reorganización de la izquierda no será su principal tarea. "No me compete a mí, serán las formaciones", ha dicho en La Hora de la 1.

Lo contrario se antoja ya imposible cuando no ha pasado ni una semana desde la debacle de las europeas. Primero fue Compromìs quien se borró de esa reconfiguración, según expresó en el Congreso Agueda Micó. "Es el momento de los partidos", dijo el mismo lunes, horas después de la salida de Díaz, el nuevo líder de la federación de izquierdas, Antonio Maíllo. El dirigente andaluz pretende que IU recupere protagonismo en el concierto de las fuerzas a la izquierda del PSOE después de 8 años apostando por las coaliciones con fuerzas más grandes que la vieja alianza impulsada por Julio Anguita.

Este profesor de instituto aboga incluso por tender puentes con Podemos porque está convencido de que la "suma de las debilidades" de los partidos de la "izquierda transformadora" los abocará a una colaboración. Maíllo recordó en su entrevista en la Cadena Ser que en las europeas de 2014, hace una década, IU logró 6 escaños y Podemos 5 y ambos sumaban 2,8 millones de votos. El mismo espacio tiene ahora 5 asientos en Bruselas, tres para los magentas y dos para los morados y apenas 1,3 millones de sufragios.