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El PP detecta una caída de Vox en las CCAA que gobiernan juntos: Castilla y León, a la cabeza
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"EL PEZ GRANDE SE COME AL PEQUEÑO"

El PP detecta una caída de Vox en las CCAA que gobiernan juntos: Castilla y León, a la cabeza

Tanto Génova como los barones del PP perciben un desgaste del partido de Abascal en el aniversario de sus cinco grandes alianzas autonómicas. Mañueco sube 12 puntos tras dos años de gobierno con García-Gallardo

Foto: El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. (Europa Press)
El presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco. (Europa Press)
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Los pactos de Gobierno con Vox provocaron más de un dolor de cabeza en la cúpula de Génova. El líder del PP pidió a sus barones que aplazasen sus respectivos acuerdos de investidura hasta después de las elecciones generales del pasado 23 de julio, pero la llamada al orden no cuajó. Antes de que se abriesen las urnas se produjo un efecto dominó en varias comunidades autónomas que, según los análisis posteriores, lastró la aritmética de Feijóo para llegar a la Moncloa.

Más de un año después, tanto en Génova como en los cuarteles territoriales hacen un balance mucho más positivo de las alianzas con Vox: gracias a esos acuerdos, aseguran, el PP está consiguiendo achicar el espacio del partido de Abascal. También hay una sensación compartida de que la tesis del "miedo a la ultraderecha" ha dejado de operar en las comunidades autónomas gobernadas por el PP, y confían en que cuando vuelvan a abrirse las urnas no será un factor que les pase factura. "El discurso de equipararnos a Vox ya no funciona", asegura un barón autonómico.

Los presidentes del PP que cohabitan con Vox —comparten cama en Castilla y León, Comunidad Valenciana, Extremadura, Murcia, Aragón y Baleares— plantearon distintas estrategias para convertir los cuatro años de convivencia en una oportunidad para reducir su espacio político y acercarse a la mayoría absoluta en solitario. Todos coincidían en que la mejor baza era demostrar su incapacidad para gestionar por su exigua experiencia pública, la escasa implantación territorial de Vox y la centralización de sus discursos en Madrid.

"A Vox hay que ignorarle. Ir al choque con ellos solo les beneficia", ratifica otro presidente territorial que gobierna junto al partido de Abascal. Es una tesis compartida en Génova, donde plantean que soslayar a la formación situada a su derecha es la mejor estrategia de desgaste. Infieren, además, que la entrada de Vox en los Gobiernos liderados por el PP no les dará más notoriedad, sino más bien todo lo contrario. "Es lo mismo que pasó con PSOE y Podemos cuando gobernaron juntos. Al final, el pez grande termina comiéndose al pez pequeño. Es una vía muy lenta, pero más segura", aseguran fuentes de la dirección.

Los datos que manejan en la dirección nacional del PP y en las presidencias autonómicas coinciden en una tendencia a la baja de Vox allí donde comparten poder, aunque sin poner en peligro la suma para revalidar los respectivos ejecutivos. La comparación de los resultados de la formación de Abascal en autonómicas y europeas revela cierta erosión, en algunos casos en favor de un PP al alza. En la cúpula de los ultraconservadores niegan categóricamente que hayan perdido capital político. "Siempre nos dan por muertos, y aquí seguimos", rebaten.

Génova mira a Castilla y León como el gran ejemplo que pretende exportar al resto de gobiernos de coalición. El idilio político entre Alfonso Fernández Mañueco y Juan García-Gallardo dura ya más de dos años, una relación plagada de polémicas que abrió la veda al resto de ejecutivos con Vox. El desgaste de los de Abascal en este territorio comenzó a notarse en las generales del 23-J. El PP consiguió aportar 18 escaños al Congreso, mientras que Vox solo arañó 1.

Las más de 212.000 papeletas y el 17,6% del voto permitió a los ultraconservadores exigir su primera cuota de poder tras las autonómicas de febrero de 2022. Pero en la cita más reciente, la de las europeas, solo el 10,5% de los castellanoleoneses mantuvo su apoyo a Santiago Abascal, siete puntos menos. En paralelo, Mañueco se ha disparado. En el entorno del presidente regional son muy optimistas y creen que si hubiese elecciones, estaría en condiciones de lograr mayoría absoluta. El PP de Castilla y León ha pasado de cosechar el 31,4% del voto en las últimas elecciones autonómicas a alzarse con el 44,5% en las europeas.

Castilla y León marca el camino al resto de autonomías gobernadas por PP y Vox. Apenas un año después del acuerdo de Gobierno en la Región de Murcia, Vox ha caído dos puntos —del 17,7% en las autonómicas del 28-M al 15,8% en las europeas—, aunque fuentes cercanas a Fernando López Miras aseguran manejar sondeos internos que apuntan a que la caída de los de Abascal sería más pronunciada en caso de celebrarse elecciones autonómicas. Por el momento, el PP se mantiene en el 43% del voto, la misma marca que cosechó en mayo de 2023.

El patrón se repite en Baleares, donde Vox registra también una leve caída en porcentaje de voto. La popular Marga Prohens consiguió gobernar en solitario en el Govern balear a cambio de un acuerdo programático y puestos de poder en Mallorca y Menorca para el partido de Abascal. En Extremadura, sin embargo, Vox ha recuperado casi dos puntos entre mayo de 2023 y junio de 2024, si bien María Guardiola ha conseguido también mitigar el desgaste del tormentoso pacto de coalición y rebasar el 41% del voto, casi tres puntos más que hace un año.

El optimismo del PP mengua en Aragón y la Comunidad Valenciana. A Jorge Azcón se le escapa, por el momento, la capacidad de aminorar la fuerza de sus socios de Gobierno. El PP recupera algo de terreno en Aragón tras las europeas, pero Vox no solo resiste, sino que sube unas décimas su porcentaje de voto. El valenciano Carlos Mazón, por su parte, capitaliza un ligero descenso de los de Abascal en su territorio, pero sin que se hayan producido un cambio significativo en el tablero de la derecha.

Foto: Ignacio Garriga, en la primera reunión de la mesa de trabajo. (EP/Kike Rincón)

Más allá de los datos, en Génova han detectado síntomas de desgaste en el partido a su derecha. Asumen que Vox "ya ha tocado techo" y no se encuentra "en la cresta ascendente de la ola", pero, aun así, siempre conservará una base electoral sólida que le garantizará presencia institucional en el medio y largo plazo. "Ellos han venido para quedarse. Su espacio será cada vez más pequeño, pero no van a desaparecer", analiza un vicesecretario nacional.

A nivel global, y a pesar de que la participación es menor en europeas que en generales, el PP mejoró algo más de un punto su porcentaje de voto respecto al 23-J —34,2% frente al 33% de hace un año—. Vox mejoró su representación en las instituciones comunitarias, pero a nivel nacional también perdió casi tres puntos porcentuales. Los resultados de Abascal se vieron condicionados por la sorpresiva irrupción del partido de Alvise Pérez. Se Acabó La Fiesta sacudió el tablero de la derecha y cosechó 800.000 votos, un inconveniente que los ultraconservadores esperan subsanar para evitar sorpresas en próximos procesos electorales.

Los pactos de Gobierno con Vox provocaron más de un dolor de cabeza en la cúpula de Génova. El líder del PP pidió a sus barones que aplazasen sus respectivos acuerdos de investidura hasta después de las elecciones generales del pasado 23 de julio, pero la llamada al orden no cuajó. Antes de que se abriesen las urnas se produjo un efecto dominó en varias comunidades autónomas que, según los análisis posteriores, lastró la aritmética de Feijóo para llegar a la Moncloa.

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