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Alvise, el hijo de la pandemia: cómo se armó una bomba electoral tolerada por Sánchez
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Alvise, el hijo de la pandemia: cómo se armó una bomba electoral tolerada por Sánchez

Radiografía de la explosión política de un agitador cuyo discurso no puede entenderse sin el marco de la pospandemia y la decadencia de los valores occidentales

Foto: Programa electoral de Se acabó la fiesta para las elecciones europeas: las medidas que propone Alvise Pérez. (Agencias)
Programa electoral de Se acabó la fiesta para las elecciones europeas: las medidas que propone Alvise Pérez. (Agencias)

Al poco de acabar el confinamiento, este periodista se citó con un agente inmobiliario para ver una casa. Lejos de tener la clásica conversación aséptica antes de entrar en harina, el agente —al que recientemente se le había muerto un tío por covid en el hospital— elaboró una apocalíptica teoría sobre un virus creado en un laboratorio chino que el establishment internacional usaba para liquidar a los jubilados y desviar el dinero de las pensiones a engordar la agenda globalista.

¿El cerebro de la operación matarife en España? Pedro Sánchez. Poner los pelos de punta a tu cliente antes de colocarle un producto quizá no sea el mejor management, pero así estaban las cosas entonces. A un sector de la población, en definitiva, se le recalentó la cabeza en exceso durante la pandemia. Había mucha energía política inflamada en el ambiente. Una energía delirante, nihilista y desparramada, si se quiere, pero de la que podía acabar incendiando la pradera si alguien lograba articularla políticamente…

Las primeras protestas en la calle durante el confinamiento, los célebres cayetanos de Núñez de Balboa, fueron recibidas con irrisión por su escenografía pija, pero acabaron funcionando como laboratorio de algo más gordo. Con la izquierda recluida y cerrando filas con el Gobierno, una nueva derecha tomó las calles, aporreó cacerolas y ocupó el rol de la subversión.

Javier Negre, periodista que, durante el confinamiento, montó con Alvise una manifestación virtual contra el Gobierno, explicó su ascenso en un reciente hilo de Twitter: "Alvise comienza a ganar popularidad en plena pandemia, cuando muchos españoles empiezan a plantearse por qué tenemos un Gobierno que nos encierra, nos obliga a vacunarnos y a colocarnos una mascarilla. La gente empieza a plantearse muchas cosas, busca medios alternativos para informarse... El descrédito hacia los políticos tradicionales empieza a crecer en una sociedad que se polariza... Es el discurso contra las vacunas y el Estado de Alarma ilegal de Sánchez el que le dispara. Su argumentario era cercano a Vox, pero su forma de comunicar era más gamberra... Tenía poco que perder y su objetivo era captar la atención de aquéllos que estaban hartos de todo".

"Su objetivo era captar la atención de aquellos que estaban hartos de todo"

Hartos de todo, he aquí la clave. Según un metaestudio internacional sobre la incidencia de la pandemia sobre la salud mental de los países, España es uno de los países más afectados por el virus: "Nuestros hallazgos muestran que hay niveles más altos de ansiedad, depresión y especialmente síntomas de insomnio en España, comparados con el resto de países europeos, excepto Italia y Francia", escriben los investigadores. Las cifras son elocuentes: preguntados por síntomas de ansiedad, el 58% de los españoles declaró sufrirlos, mientras que antes de la pandemia solo un 2% respondía afirmativamente. En cuanto a la depresión moderada, saltamos desde el 8% hasta un preocupante 46%.

Todos tenemos algún conocido que se quedó (mentalmente) en la pandemia. Personas que, en diversos grados, nunca han vuelto a ser las mismas, pese a que no tuvieran el virus ni pérdidas en su entorno. Son más desconfiados y proclives a creer en conspiraciones que no tienen base fáctica. Mucho más dados a las soluciones radicales. No es una cuestión, al menos no solo, del confinamiento: regiones donde sufrieron encierros mucho más largos y estrictos como China resistieron mejor psicológicamente.

placeholder El eurodiputado Alvise Pérez. (SALF)
El eurodiputado Alvise Pérez. (SALF)

Alvise germinó en este caldo de cultivo como prestidigitador de la protesta pandémica. Director de puestas en escena teatrales —cubrió la fachada de un edificio de Madrid con una lona contra Sánchez como Gran Hermano que restringía las libertades ciudadanas por decreto— y campañas de desinformación espectaculares (las acusaciones contra Manuela Carmena de las que ahora hablaremos).

"Alvise llegó a la pandemia con ventaja", cuenta un analista político que prefiere no dar su nombre. Se refiere a su mili en la política institucional de Ciudadanos en Valencia, donde combinó la jefatura de gabinete del parlamentario Toni Cantó con su perfil de "tuitero incendiario", que creció justo antes de que parte de las redes sociales españolas entraran en combustión conspiratoria trumpista. Para cuando Alvise dejó Ciudadanos, ya era una celebrity digital, pero fue la pandemia lo que le convirtió en un referente político.

Coincidiendo con las protestas cayetanas en el barrio de Salamanca, FAES advirtió en un argumentario: "La prórroga del estado de alarma hasta el 30 de junio solo tiene una motivación real en el Gobierno, a saber, llegar al verano con la calle controlada y hacer del calor y de la pausa parlamentaria la parada de posta desde la que afrontar el otoño del descontento que se divisa". Preguntado entonces sobre qué forma podría adoptar la protesta los siguientes meses, el editor Jorge Lago abrió tres posibilidades: "La disyuntiva es si la reacción va a ser más bien tipo años 30, con una cierta fascistización; si será más reivindicativa, tipo años 60 y 70, o si toma una forma nihilista, antiestablishment, incapaz de entroncar con un movimiento más amplio". Lago intuyó que la opción ganadora sería esta última: "Una explosión del descontento tipo Joker, más nihilista".

El Joker sevillano

Pues bien: el Joker era Alvise y, según el inesperado resultado de las elecciones europeas, finalmente logró entroncar con un movimiento más amplio.

Las analogías de Alvise con el Joker como agente del caos no son gratuitas. De la pandemia salió el Alvise que desestabilizaba el establishment con golpes de efecto, como la publicación de fotos privadas presuntamente escandalosas de políticos y periodistas progresistas, en un hipnotizante manejo del ciclo amenaza/repercusión/psicosis. ¿A quién iba Alvise a destripar mañana?

"Sus noticias tienen una parte de verdad, otra de opinión y una flagrante falta de contexto"

"Hay una evolución entre el primer Alvise y el que tenemos ahora", detalla otro analista político. Nadie quiere hablar del fenómeno Alvise con su nombre y apellido por miedo a ser centro de sus ataques. "Al principio, Alvise solo publicaba las fotos que le mandaba la gente. Hay muchos foros de derechas donde circula este tipo de contenido, que no va más allá del morbo de ver a Ábalos en bañador o a Sánchez comiéndose un helado. Es un fenómeno que, de hecho, empezó en el papel, con aquellas fotos de Fernández de la Vega despeinada que publicaban las revistas", recuerda.

"Poco a poco fue ampliando el discurso. A sus causas judiciales, que siempre ha vendido como ataques a su libertad de expresión, fue sumando un discurso antisistema trufado con informaciones no siempre correctas que él juega a hacer creer que se las pasa el CNI, cuando perfectamente pueden venir de cualquier policía con acceso a la documentación de un caso... nada que no sepáis los medios desde hace siglos", continúa el analista. "Este es un mensaje que cala mucho más que el desprestigio al Gobierno: son informaciones que te dicen 'yo sé cosas que tú no sabes y soy el único que te cuenta la verdad'. Son, por supuesto, noticias engañosas, pero modernas, con una parte de verdad, otra de opinión y una flagrante falta de contexto. Si yo te digo 'un joven marroquí ha entrado en casa de un anciano y lo ha apuñalado', no es difícil prever tu reacción. Alvise quiere que olvides que todo tiene matices".

En los últimos cuatro años, Alvise ha aprendido a manejar la desinformación. Ha pasado de publicar mentiras ominosas a enmarañar los hechos con juicios y omisiones que benefician su discurso. Atrás quedaron casos como el de la exalcaldesa Carmena, de quien publicó, en los más crudo del confinamiento, que gozaba de prebendas médicas. "¿Sabéis qué exalcaldesa de 76 años ha recibido en su casa un respirador personal de la empresa VitalAire para evitar acudir a un hospital público y hacer cola como el resto de españoles? Os doy una pista: no informará de ello ni La Sexta ni medio alguno de izquierdas?", aseguró el agitador en redes sociales.

Cuando los pasillos de los hospitales españoles estaban saturados de personas moribundas, Carmena recibía un respirador en casa. Máximo descaro de las élites… salvo que la información de Alvise era más falsa que un duro de cuatro pesetas. Poco importa: el episodio le hizo ganar seguidores en Telegram y muchos nunca se enteraron de que era mentira.

Carmena le contestó en Twitter: "Alvise, no te conozco y no sé qué motivos tienes para publicar esta calumnia. No estoy enferma y no he recibido ningún respirador. En estos momentos de preocupación y de esfuerzo colectivo de nuestro país por superar la pandemia, actitudes así no ayudan. Debería darte vergüenza".

Alvise le dio réplica: "Yo sí te conozco; por excarcelar etarras en los 90 (¿recuerda liberar a Azcárate, con 4 asesinatos, porque padecía varices esofágicas?). Si lo considera una 'calumnia', ruego que me denuncie. Ignoro sus motivos para tergiversarme. Basta de victimismo. Basta de mentiras. Lean bien el tuit aquellos que vienen en masa a este perfil: 1. Carmena no niega la veracidad de la imagen; 2. SÍ lo recibió en su domicilio; 3. Carmena dice 'no estar enferma' (yo no afirmé eso) pero no niega haber recibido el pedido de VitalAire. No se dejen engañar".

Un juzgado de primera instancia acabó condenando a Alvise a pagar 5.000 euros por el respiradorgate ("intromisión ilegítima en el derecho al honor"), pero la información trucha sobre Carmena cumplió su cometido, Alvise no solo era ya una estrella de la agitación y propaganda, también un faro político para la paranoia pandémica. Al poco, hizo algo parecido con una falsa PCR del ex ministro Salvador Illa.

El Joker estaba decidido a limpiar Gotham de sus enemigos políticos.

El Bukele rojo

Este, digamos, protoalvise, quedó atrás en 2023. "Desde entonces ha ido virando hacia un perfil más político. En Telegram sigue un esquema muy concreto: te selecciona las noticias del día y te explica por qué pasa lo que pasa. Esto es, funciona exactamente como un medio de comunicación, con la salvedad de que Alvise señala a la prensa como uno de los orígenes de los problemas de España. Es algo que también hace con los políticos: señalarles y, a la vez, intentar ser uno de ellos", explica el analista.

El actual Alvise es un surfero de tendencias. Sostiene no ser "de izquierdas ni de derechas" porque el eje ideológico no le importa tanto como llegar a bolsas de votantes descontentos. Hoy pesca a la derecha de Vox, pero en el futuro podría hacerle la competencia a Podemos, todo depende de la Ventana de Overton. Se alineó con el trumpismo cuando aún gozaba de cierta credibilidad y se cambió al relato de Bukele cuando empezó a ganar popularidad en España.

Una buena muestra es su rueda de prensa en la noche electoral. "Me gustaría dedicarle esta victoria histórica a Pepe Lomas, el anciano condenado a prisión por defenderse en su propia casa", utilizó como arranque Alvise, citando un caso que nada tenía que ver con el Europarlamento. "Todos los políticos se han olvidado de su propio pueblo, pero nosotros no lo vamos a hacer".

En los siguientes minutos, Alvise pronunció las siguientes frases:

- "España se ha convertido en la fiesta de los criminales. La fiesta de los corruptos, mercenarios, pederastas y violadores".

- "Los tomates de nuestro campo necesitan más papeles para salir de España que un inmigrante ilegal para entrar en nuestro país".

- "El Gobierno se gasta más dinero en un programa de David Broncano que en los enfermos de ELA, que se mueren asfixiados".

- "Vamos a aplicar mano dura contra el crimen y la corrupción. Vamos a construir una megacárcel, sin piscina ni gimnasio, donde meteremos a Pedro Sánchez".

Son sentencias que se relacionan claramente con la ultraderecha, si bien Alvise no olvidó defender causas típicamente de izquierdas, como los derechos de los homosexuales y las mujeres, el acceso a la vivienda, la sanidad pública o el rechazo a las políticas belicistas de la OTAN. Un totum revolutum regado con populismo de baja estofa: "Tengo amigos con dos másters que están poniendo copas, eso es inadmisible".

El cariz populista del discurso de Alvise ha provocado que políticos y medios de comunicación obvien su presencia, aunque solo sea para no amplificar el mensaje de un candidato que distingue entre jueces y fiscales "buenos y malos", según coincidan con sus criterios ideológicos, o pide la dimisión del monarca por "cómplice en el desmantelamiento del Estado". Por eso sorprendió que Pedro Sánchez le mencionase en tres mítines del final de campaña, con una intención indudable de espolear a un candidato que quiere meterle en la cárcel.

"Yo no diría espolear, pero desde luego hay cierta tolerancia electoral", dice un asesor próximo a Moncloa. "Llevamos décadas debatiendo sobre la debilidad que supone para la izquierda el comparecer fragmentados en las elecciones y ahora estamos en el escenario opuesto: al PP le han surgido dos rivales a su derecha y la tendencia es a que este tipo de perfiles, como el de Alvise, sigan apareciendo en los próximos meses". Para este asesor, la escalada de radicalización de los candidatos de derechas favorece al Gobierno, en tanto que obligará al PP a "retratarse" escogiendo a socios que "en realidad, no tienen ningún plan para España más allá de echarle gasolina al descontento".

"Pese a los acercamientos, nadie sabe muy bien cómo tratar el fenómeno Alvise, hay una mezcla de inseguridad e inquietud en el establishment"

Las elecciones europeas han servido para que la clase política comience a tomarse en serio el fenómeno Alvise. Vox ha tendido la mano a un candidato que despreció en 2020 por lo que definieron en privado como "descabelladas exigencias de protagonismo", aunque el diario ABC lo relaciona más con una cuestión sentimental.

Pese a los acercamientos, nadie sabe muy bien cómo tratar el fenómeno Alvise, hay una mezcla de inseguridad e inquietud en el establishment, ¿aliado reconducible o bomba de relojería?

Frases de el Joker en El caballero oscuro: "Instaura una pequeña anarquía, altera el orden establecido y comenzará a reinar el caos". "El dinero es lo de menos, lo que importa es mandar un mensaje... ¡Que todo puede arder!". "¿De verdad tengo pinta de tener un plan? ¿Sabes qué soy? Soy un perro que corre detrás de los coches. No sabría qué hacer si alcanzara uno. ¿Sabes? Actúo sin pensar". Pues bien: cuatro años después del confinamiento, cuya fase estricta duró 43 días (aunque la memoria cree que fue mucho más), Alvise ya tiene un plan y respaldo popular detrás. Inflamación mental pandémica para todos.

Al poco de acabar el confinamiento, este periodista se citó con un agente inmobiliario para ver una casa. Lejos de tener la clásica conversación aséptica antes de entrar en harina, el agente —al que recientemente se le había muerto un tío por covid en el hospital— elaboró una apocalíptica teoría sobre un virus creado en un laboratorio chino que el establishment internacional usaba para liquidar a los jubilados y desviar el dinero de las pensiones a engordar la agenda globalista.

Alvise Pérez
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